La carta imposible
"Hoy vamos a ejercitar la escritura de una carta", anunció a mediados de junio la maestra de cuarto grado de una escuela en el municipio Plaza de la Revolución. De inmediato, Lucía –de nueve años– pensó en redactar un mensaje a su abuela contándole las últimas acrobacias con los patines, pero el destinatario ya estaba decidido. "Escribirán una carta dirigida a Fidel Castro agradeciéndole la educación gratuita", aclaró la educadora.
La niña se quedó paralizada. Nunca se le hubiera ocurrido dirigir una misiva a una persona fallecida ni a alguien que no fuera un amigo o un familiar. Garabateó la fecha en la parte superior de la hoja y después se quedó con el lápiz suspendido sin saber qué hacer. "Lucía, tienes que darle las gracias por construir escuelas y enseñar a leer a los niños cubanos", ordenó la maestra.
La estudiante siguió paralizada. "Dale, que es muy probable que en el examen te pidan escribir una carta al Comandante y tienes que practicar". El lápiz no se movió ni un milímetro. "Mira, te voy a dictar algunas oraciones y después tú sigues sola", remarcó en un tono cada vez más molesto la educadora. "Fidel, sin ti no tendría zapatos ni libros y sería analfabeta", sentenció. Pero la niña no hizo ni un solo trazo.
Al llegar a casa la hoja seguía solo con el día y el mes en una esquina. Así que le tocó el turno de insistir a la madre: "Piensa que le estás escribiendo a otra persona y después le pones el nombre de 'Él' encima", le propuso a manera de truco. Lucía imaginó que contaba a su abuela los juegos en el parque, le dio las gracias por su cariño y después firmó con una letra apretada junto al dibujo de una flor.
La pasada semana el examen final incluyó el pedido de escribir una carta. Pero esta vez era dirigida a la maestra y tenía que responder a la pregunta: "¿Cómo ayudas a tu mamá en las labores de la casa?". La niña se quedó largos minutos con el lápiz suspendido sobre la hoja sin saber qué hacer. Nadie llegó para dictarle las oraciones.
* Esta historia no es literatura, sino absoluta realidad. El nombre de la estudiante ha sido cambiado para evitar represalias.