Panamá se encamina hacia otra crisis migratoria

La llegada de cubanos procedentes de Ecuador se suma a los que no han podido abandonar el país en el anterior acuerdo

Los migrantes, que viven de forma precaria, piden soluciones para seguir su camino hacia Estados Unidos

Varios menores caminan en medio de una protesta para pedir soluciones al Gobierno panameño. (Facebook)
Varios menores caminan en medio de una protesta para pedir soluciones al Gobierno panameño. (Facebook)
Mario J. Pentón

18 de marzo 2016 - 10:18

Miami/La rapidez con la que Colombia está desembarazándose de los cubanos que llegan a su frontera con Panamá con la entrega de salvoconductos y el cierre de las fronteras costarricenses están convirtiendo nuevamente al país istmeño en una ratonera para los cientos de migrantes cubanos que buscan llegar a Estados Unidos semanalmente. La más reciente crisis en Centroamérica, solucionada con un acuerdo especial entre los Gobiernos de Costa Rica y Panamá con México, permitió la salida de 6.003 ciudadanos de la isla caribeña, pero el flujo, lejos de detenerse, continúa en aumento.

Actualmente, organizaciones no gubernamentales calculan que hay más de 1.000 cubanos solamente en la región fronteriza de Paso Canoas a los que habría que agregar otros 1.200 que se encuentran esparcidos por el territorio nacional, en Puerto Obaldía, La Miel y otras zonas que conforman el corredor migratorio. Junto a los recién llegados está un remanente "de más de 100 cubanos" de la última crisis que, según un informe de la Iglesia Católica al que 14ymedio tuvo acceso, quedaron pendientes de viajar por inconsistencias en las listas tomadas en los albergues o porque no tenían los recursos económicos para sufragar sus boletos de avión.

Nelson Batista, médico cubano que se encuentra entre los varados en Panamá, alerta de la preocupante "situación higiénico-sanitaria" que se complica con el hacinamiento y las condiciones infrahumanas en que tienen que pernoctar cientos de personas. Los isleños reciben la ayuda de Cáritas, una organización sin fines de lucro de la Iglesia Católica que les proporciona una comida al día.

Un médico cubano alerta de la preocupante "situación higiénico-sanitaria" que se complica con el hacinamiento y las condiciones infrahumanas en que tienen que pernoctar cientos de personas

"Queremos que se nos ayude y que se nos dé una respuesta ‒dice el galeno‒, el Gobierno [panameño] no dice nada que nos convenza ni que nos dé siquiera esperanzas de poder salir". Las autoridades han comenzado a desalojar los albergues provisionales en que acogieron a la anterior ola de cubanos e insisten en que Panamá no sea utilizado como ruta de tránsito hasta que los demás países de la región vuelvan a abrir sus fronteras.

Entre los cubanos se encuentran decenas de niños y mujeres embarazadas, además de hombres que tienen que trabajar sin documentos para sufragar los gastos del viaje. Muchos de ellos denuncian haber sido estafados por la policía o por el crimen organizado en su ruta para llegar allí.

Luis Angel es uno de esos cubanos que trabaja como soldador "por la izquierda" en Chiriquí. Llegó a Panamá desde Venezuela cruzando la frontera colombiana y explica que le robaron el pasaporte en la selva, por lo que no pudo abordar los aviones destinados para el traslado a México. Desde entonces, ha intentado rehacer otro documento, pero hasta ahora no lo ha conseguido.

Otro de los varados es Alejandro G. Rodríguez, quien llegó a Puerto Obaldía el 19 de febrero junto a su novia, procedentes de Ecuador. Ambos se pierden hoy entre el millar de cubanos que se encuentran en Paso Canoas. Al llegar, cuenta a 14ymedio, fue directamente a la policía de migración a informarse de los próximos pasos a seguir para regularizar su situación migratoria, pero de las autoridades solo recibió la recomendación de que siguiera el camino por su cuenta. "Dígase, a través de coyotes", dice con pesar.

Tanto Alejandro como Luis Ángel han decidido romper el silencio porque consideran que el único apoyo real que han sentido ha sido por parte "de las instituciones religiosas, Cruz Roja e incluso los propios panameños de a pie". En Paso Canoas, denuncian, "sólo están habilitadas dos plantas de un hotel en las que unas pocas piezas tienen agua y en cada habitación hay más de ocho personas". "La mayoría de los cubanos aquí duerme en el piso, pero hay muchos tienen que dormir fuera del hotel, en el parqueo, en la acera, en solares yermos que hay en los alrededores, mientras que la policía de fronteras no deja entrar a los que no figuran en una lista previa elaborada por ellos", se quejan.

Panamá se ha convertido en punto de confluencia de dos grandes rutas migratorias que parten desde Cuba y aprovechan los resquicios de la ley para conseguir entrar a Ecuador o a Guyana, donde los requisitos para obtener la visa son más flexibles o es más fácil el soborno, para luego, atravesando Colombia y Venezuela respectivamente, continuar el viaje a través de Centroamérica hacia Estados Unidos.

Luis Guillermo SolíS: "Les pedimos a los migrantes cubanos que no viajen más, porque no les podemos garantizar que los vamos a poder atender de la mejor forma"

Sólo el pasado año 2015, las autoridades colombianas documentaron el paso de 27.000 cubanos sin visa por sus fronteras. A esta cifra habría que sumar otros cientos que lograron escapar a los controles estatales en la selva del Darién, uno de los lugares más peligrosos del mundo, donde durante años se han librado combates entre la guerrilla de las FARC y fuerzas paramilitares.

"La situación se está volviendo insoportable, no solo para los cubanos sino también para la población local", explica otra fuente que prefirió el anonimato. Recientemente han circulado videos en la red donde se ven peleas entre los vecinos de la zona y los migrantes. "Ustedes son los que se tienen que ir de aquí, nosotros no somos los ilegales", le gritaba una mujer panameña a varios cubanos después de que su esposo utilizara un machete para agredir a un cubano.

La Alianza Nacional Cubana de Ecuador ha recogido la denuncia de un cubano que dice encontrarse desesperado en Puerto Obaldía "donde los lugareños están cobrando un dólar por un pomo de agua y dos por dejar dormir en un portal a las personas".

Mientras, el Gobierno de Costa Rica ha dado instrucciones a la Fuerza Pública y a las autoridades de Migración para que redoblen la vigilancia en la zona fronteriza con el fin de evitar otra crisis migratoria con ciudadanos cubanos. "Les pedimos a los migrantes cubanos que no viajen más, porque no les podemos garantizar que los vamos a poder atender de la mejor forma. (...). El Gobierno ya dio por cerrada la operación de atención humanitaria de los migrantes que estaban en el país", advirtió el presidente, Luis Guillermo Solís, este jueves.

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