Día de Independencia
La Habana/La tradicional celebración que ofrece la Sección de Intereses de los Estados Unidos de América, en La Habana, con motivo del aniversario de la Independencia de los Estados Unidos, tuvo en esta ocasión una connotación especial por ser la primera que tiene lugar tras el anuncio del restablecimiento de relaciones de ese país con Cuba, y la última antes de la reapertura de la embajada estadounidense en la capital cubana, prevista para el 20 de julio próximo.
Una nutrida representación de la sociedad civil independiente participó en la velada de este jueves 2 de julio, compartiendo espacios con conocidos artistas y otras figuras de la cultura y del mundo académico, así como con representantes de la Iglesia Católica, encabezados por el Cardenal, Jaime Ortega. Como es habitual, estuvieron también presentes numerosos funcionarios del cuerpo diplomático acreditado.
Tras escucharse las notas de los himnos nacionales de Cuba y Estados Unidos, el señor Jeffrey De Laurentis, Jefe de la Sección de Intereses, pronunció un breve discurso haciendo referencia a la importancia de la fecha y de los acontecimientos que se están produciendo en esta nueva etapa de diálogo entre ambos gobiernos, la vez que manifestó sus deseos de que en los tiempos venideros se consoliden y profundicen los lazos entre nuestros dos países.
La tertulia estuvo animada por intérpretes estadounidenses que ejecutaron piezas de la música tradicional cubana y de su país.
La presencia simultánea de miembros de la sociedad civil independiente y de reconocidas personalidades del mundo de la cultura nacional se ha estado convirtiendo en una saludable tendencia que se ha estado poniendo en práctica en las celebraciones que organiza la Sección de Intereses, creando así espacios de tolerancia y respeto mutuos en un ambiente distendido, aunque en general persiste cierta desconfianza recíproca.
Quizás para el aniversario 240 del Día de la Independencia tengamos la imagen insólita del ave sobre las columnas de la estructura de mármol, paradójicamente cercana a la Tribuna Antimperialista
Por supuesto, la mayor parte de las conversaciones versaron sobre las nuevas relaciones de la Isla con su vecino del norte y la cercana apertura de la sede diplomática estadounidense, donde menudearon las especulaciones acerca de lo que el presente proceso de diálogo y "normalización", iniciado en diciembre último, pudiera significar a mediano plazo para la vida de los cubanos. Predominó un clima de moderado optimismo, pese a que los más entendidos en cuestiones de política reconocen que el escenario actual al interior de Cuba es complejo y delicado.
Rosas blancas adornaban el ambiente, mientras la multitud de invitados fueron obsequiados con abanicos de la bandera de Estados Unidos, para atenuar el calor reinante en los jardines de la residencia del Jefe de la Sección de Intereses, donde tuvo lugar la recepción.
Allí, al fondo del hermoso parque, se yergue orgullosa el águila, símbolo de la nación "enemiga" que ahora tiende a los cubanos el ramo de olivo. Se trata de la primera escultura en bronce que coronaba el monumento a las víctimas del Maine y que fuera abatida por el huracán que asoló a La Habana en 1926. La otra, que la sustituyó, cayó bajo los embates de ese otro huracán mayor, la revolución de 1959, y mientras actualmente su cabeza corona la pared en la sala de conferencias de la SINA, el Historiador de la Ciudad de La Habana atesora el resto del cuerpo.
Se ha dicho que solo cuando Cuba y Estados Unidos retomaran el camino de la concordia sería reconstruido en sus partes el cuerpo del águila y colocado nuevamente sobre su pedestal, en el Malecón, mirando al horizonte frente al mar. De cumplirse la profecía, quizás para el aniversario 240 del Día de la Independencia tengamos la imagen insólita del ave sobre las columnas de la estructura de mármol, paradójicamente cercana a la Tribuna Antimperialista y al Monte de las Banderas.