El duelo termina, pero sigue la ley seca
La Habana/A pesar de que la notificación del Consejo de Estado dictamina que el duelo nacional por la muerte de Fidel Castro concluía a las 12 horas del 4 de diciembre, poco después del mediodía ningún establecimiento de La Habana se atrevía aún a dispensar bebidas alcohólicas.
La respuesta más común entre los empleados era “no hemos recibido la orden de volver a vender bebidas”. Sin embargo, otros se aventuraban a afirmar que “el duelo terminó a las 12 de este domingo, pero no habrá cerveza ni ron hasta mañana lunes”.
La televisión volvió a su cartelera regular después de las dos de la tarde, tras concluir el noticiero del mediodía. El canal Cubavisión transmitió la película cubana Operación Fangio sobre el secuestro del famoso corredor a manos de activistas del movimiento 26 de Julio en 1958.
El canal Tele Rebelde restableció su programación con un partido de fútbol y Multivisión repuso Cuba Libre, un filme sobre el fin de la guerra de independencia contra España.
La normalidad ha comenzado a llegar de forma paulatina, a partir de que esta mañana que las cenizas de Fidel Castro fueron colocadas dentro del mausoleo
La normalidad ha comenzado a llegar de forma paulatina, a partir de que esta mañana que las cenizas de Fidel Castro fueron colocadas dentro del mausoleo –en forma de roca- en el cementerio de Santa Ifigenia.
Nueve días de abstinencia etílica han tenido muy probablemente un resultado benéfico sobre las estadísticas de accidentes del tránsito, de riñas callejeras e incluso de accidentes domésticos. Es probable que para muchos cubanos la próxima semana será recordada como un momento de desproporcionado consumo de ron y cerveza.
Algunos se han saltado ya las prohibiciones, bien comprando alcohol destilado en el mercado informal o tomando lo que aparezca, aunque sea perfume. Toda la ciudad ha
quedado paralizada: las discotecas, los museos, los bares emblemáticos y los cabarets.
En menos de tres semanas serán las navidades y el fin de año. Los televidentes verán a los mismos lúgubres conductores de la televisión nacional haciendo jubilosos el conteo regresivo que anuncia la llegada de un nuevo año.