La policía allana viviendas de balseros en busca de una lancha robada a las FAR
Miami/La policía cubana busca una lancha robada a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y para ello está allanando casas de antiguos balseros, según explicó Solainy Salazar, cuyo esposo intentó salir de la Isla en varias ocasiones. Esa fue la justificación que le dieron las autoridades, incluyendo varios agentes de la Seguridad del Estado, que registraron su vivienda el lunes.
"Estaba descansando junto a mi niño de cuatro años cuando me llamaron los vecinos y descubrí a los oficiales que estaban revisando mi patio", relata Salazar telefónicamente desde San Miguel del Padrón, en La Habana.
"Entraron a la casa y me dijeron que iban a registrar todo porque estaban buscando una lancha inflable y que tanto yo como mi esposo éramos cómplices del robo", agrega.
José Yans Pérez Jomarrón, el esposo de Salazar, ha intentado escapar infructuosamente de Cuba seis veces, pero ha sido interceptado por guardacostas cubanos o devuelto a las autoridades de la Isla por su contraparte norteamericana. En su última travesía se refugió, junto a unos veinte cubanos, en un faro a 30 kilómetros al noreste de Cayo Hueso.
José Yans Pérez Jomarrón, el esposo de Salazar, ha intentado escapar de Cuba seis veces, pero ha sido interceptado por guardacostas cubanos o por su contraparte norteamericana
Aunque la mayoría de los balseros lograron acogerse a un programa especial que les concede la oportunidad de ser reubicados en un tercer país por mostrar "miedo creíble" a ser perseguidos en Cuba, Pérez Jomarrón no corrió con la misma suerte.
"Al terminar el servicio militar me ofrecieron hacer parte del Ministerio del Interior (Minint). Como era un muchacho sin experiencia accedí y cuando los agentes de migración en Estados Unidos supieron que había pertenecido a ese órgano represivo me devolvieron a Cuba", explica el balsero convertido en cuentapropista que en estos momentos está en Guyana para ver la posibilidad de algún negocio vinculado con su actividad de comerciante.
Los policías y agentes de la Seguridad del Estado acusaron a Solayni Salazar de ser cómplice en el robo de la lancha y calificaron de antisociales y contrarrevolucionarios a todos los miembros de la familia. "Me ofendieron de palabra cuanto quisieron y cuando los amenacé con quejarme se mostraron indiferentes, porque saben que no les va a pasar nada", dice la mujer, de 31 años.
"Amenazaron con detenerme. Nunca llevaron los testigos necesarios para hacer un registro ni me mostraron ninguna orden judicial para entrar a mi hogar. Todo esto lo hacían delante de mi niño pequeño", relata.
Además, según explica, le dijeron que su esposo estaba en Guyana escapando de la ley, un argumento que Salazar considera "completamente falso".
Salazar considera que las autoridades persiguen a su familia debido a los múltiples intentos de salida ilegal del país de su esposo y su postura contestataria
"Temo por lo que le ocurra a mi marido cuando regrese de viaje. Seguramente intentarán detenerlo o perseguirlo por un delito que no ha cometido", dice.
Salazar considera que las autoridades persiguen a su familia debido a los múltiples intentos de salida ilegal del país de su esposo y su postura contestataria.
"No me quieren dar trabajo en instituciones estatales. Es una manera de perseguir a quienes disentimos de la política oficial", dice José Yans desde Georgetown vía telefónica.
"La situación está cada vez más compleja. Para las autoridades cubanas. Ahora no solamente tenemos que pagar por un delito que no cometimos sino que somos sospechosos por cualquier otra cosa que ocurra en el país", agrega.
Alfredo Mena, un balsero que intentó en cuatro ocasiones abandonar la Isla, también fue objeto de un registro el miércoles pasado.
Alfredo Mena, un balsero que intentó en cuatro ocasiones abandonar la Isla, también fue objeto de un registro el miércoles pasado
"Vinieron a mi casa y me rompieron la puerta sin orden de registro. Me llevaron a la unidad de la policía y me acusaban de haberme robado una lancha de las FAR", relata Mena, apodado El Pelú, por los vecinos del lugar.
"Los oficiales que me atendieron me decían que por qué nos queríamos ir a Estados Unidos, si allí mataban a la gente como nosotros y otra serie de mentiras", añade.
Mena, de 50 años, natural de la provincia de Granma, dice que fue amenazado con ser "deportado" a oriente, pues reside en La Habana sin tener una dirección registrada oficialmente en la capital.
A Mena le fue impuesta una multa de 2.000 pesos por el delito de "receptación" por comprar tubos para ejercer su labor como soldador. Aunque él asegura que es inocente, esas partes de metal son un componente indispensable en la fabricación de embarcaciones rústicas para emigrar.
"Nada de lo que se llevaron tenía que ver con el supuesto robo de la lancha. Lo único que hacen con estas cosas es reafirmar el deseo de uno de escaparse de tanta basura", añade.