El sector privado consolida su presencia en la gastronomía y los servicios
La Habana/La esquina de Galiano y Zanja es un hervidero de gente al mediodía. En las cafeterías particulares de la zona se vende desde un pan con croqueta hasta una compleja lasaña de carne, pero los locales estatales más cercanos solo tienen cigarros. Un tercio de la gastronomía y los servicios en Cuba son gestionados de forma privada o cooperativa, un sector que atrae cada vez más al público.
El 32% de los servicios gastronómicos, personales y técnicos que están funcionando en la Isla "han pasado a formas de gestión no estatal", según la ministra del Comercio Interior, Mari Blanca Ortega, en declaraciones publicadas el lunes en la prensa oficial. Esta fórmula busca ahora "lograr más calidad y eficiencia", precisó la funcionaria.
En las últimas dos décadas el panorama en las calles nacionales se ha transformado con la aparición de timbiriches, mostradores de venta instalados en las puertas de las casas y complejos restaurantes donde se vende comida criolla o internacional. Pero el sector sigue atenazado por la ausencia de un mercado mayorista y una férrea política tributaria.
El 32% de los servicios gastronómicos, personales y técnicos que están funcionando en la Isla "han pasado a formas de gestión no estatal"
"Los impuestos están muy altos", cuenta a 14ymedio Darío, que gestiona un punto de venta de bocaditos y batidos de frutas cercano al Hospital Militar en La Habana. "La cuenta no da porque los productos han subido mucho de precio y tengo que pagarle a la Oficina de la Administración Tributaria (ONAT) casi la mitad de lo que ingreso al año", se queja.
Por estos días más de 200.000 trabajadores, de los que al menos 170.000 son cuentapropistas, deben entregar su declaración jurada. Aquellos que tengan ingresos anuales que superen los 50.000 pesos cubanos (unos 2.000 dólares) deben abonar al fisco hasta un 50% del total obtenido.
Darío comenta que en la zona donde labora "han cerrado muchos pequeños negocios porque no han podido mantener una oferta estable". Sin embargo, a nivel nacional los números han crecido, aunque de manera lenta, en los últimos años. A finales de 2016 el país contaba con 535.000 trabajadores por cuenta propia, según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Las actividades más representativas son la elaboración y venta de alimentos, el transporte de carga y pasajeros, el arrendamiento de viviendas, habitaciones o espacios y los agentes de telecomunicaciones.
Los casos de evasión fiscal resultan comunes. Recientemente la ONAT acusó ante los tribunales a 223 de estos emprendedores. De ser hallados culpables podrían enfrentar condenas de hasta ocho años de cárcel, explicó a los medios oficiales la directora jurídica de la entidad, Sonia Fernández.
A las afueras de una panadería en la avenida Carlos III aguardaban este lunes varios cuentapropistas a la espera de abastecer sus negocios. "Vengo cada día y compro unas 30 flautas, pero a veces tengo que esperar hasta dos horas para que saquen mercancía", cuenta Migdalia, empleada de una cafetería en la cercana calle Reina.
La panadería pertenece a la red minorista y en la fila alternan los emprendedores y los clientes que solo quieren comprar para el consumo doméstico. "Si delante de mí alguien compra al por mayor, me quedo sin nada", protesta una jubilada que considera que "el consumidor normal sale afectado" cuando debe lidiar en la misma cola con el pequeño empresario.
Debido al desabastecimiento que afecta a los mercados nacionales, otros productos deben ser importados directamente desde el extranjero. "Todo el aceite de oliva y el queso parmesano que utilizamos debemos traerlos desde afuera", aclara bajo anonimato el administrador de un concurrido local de comida italiana en el Barrio Chino habanero.
En septiembre de 2014, nuevas resoluciones de la Aduana General de la República intentaron limitar los envíos de mercancías con fines comerciales por vía aérea, marítima o postal. Pero el flujo de productos destinados al sector privado no ha parado.
"No puedo decirle a un cliente que no estamos haciendo un plato porque no hay nuez moscada en el país o porque se me acabó el ajonjolí"
"No puedo decirle a un cliente que no estamos haciendo un plato porque no hay nuez moscada en el país o porque se me acabó el ajonjolí", se queja el administrador del restaurante italiano. "Cuando la gente viene aquí quiere ver que todo lo que está dicho en la carta se está sirviendo, para garantizar eso hay que importar muchos ingredientes", asegura.
Un informe de la Oficina Económica y Comercial de España en La Habana publicado hace unos pocos días señala "la falta de acceso estable a las materias primas y suministros necesarios para su actividad" como una de las mayores dificultades que deben afrontar los trabajadores por cuenta propia y las cooperativas.
La falta de personalidad jurídica está también en la raíz de la mayoría de los problemas de este sector.
A pesar del rápido desarrollo en número y aportación al producto interno bruto de los emprendedores y cooperativas, estas formas de gestión no han terminado "de calar en el tejido productivo con suficiente fuerza por la fuerte regulación y los obstáculos legales que encuentran".