Una cooperativa de taxis se propone bajar los precios del transporte privado
La Habana/En medio del ajetreo matutino los residentes de La Habana tratan de llegar a tiempo a su destino: un reto, a causa del ineficiente transporte público y los precios por las nubes de los almendrones privados. A ese panorama se le suman desde este lunes los taxis ruteros, una cooperativa que intenta regular los altos costos de moverse en la mayor urbe cubana.
Con un total de 60 autos de las marcas Lada y Hyundai, además de cinco ómnibus, la Cooperativa Número 2 cubre la ruta entre La Lisa y el Parque de la Fraternidad. Este recorrido ha sido durante años un feudo de los boteros, con sus autos destartalados pero eficientes. El trayecto completo cuesta con ellos 20 CUP, el equivalente a una jornada de salario, mientras que cada tramo se factura en 10.
Los usuarios perciben la nueva modalidad, bajo gestión cooperativa, como una respuesta a los altos importes de los particulares, tarifas que los medios de difusión oficiales denominaron como un "abuso con la población". Los taxis ruteros cobran 15 CUP por la ruta completa y 5 por tramos intermedios.
Los taxis ruteros cobran 15 CUP por la ruta completa y 5 por tramos intermedios frente a los 20 y 10 de los transportistas privados
El pulso entre el Estado y los cuentapropistas del sector ha vivido momentos tensos en los últimos meses. En febrero pasado las autoridades de la capital aplicaron tarifas fijas para los recorridos de los taxistas particulares. La decisión significó un frenazo a la ley de oferta y demanda que regía en la transportación privada de pasajeros desde que se autorizó, a mediados de los años 90.
Los boteros respondieron suprimiendo las paradas intermedias y eligiendo solo pasajeros que hicieran las rutas completas. Aunque carecen de un sindicato independiente, algo prohibido por la ley, cerraron filas y disminuyeron el número de clientes a transportar, para presionar a las autoridades locales a rectificar.
El resultado fue un aumento del tiempo de espera en la transportación y el colapso de las las paradas de ómnibus por la avalancha de clientes que ya no podían abordar un almendrón. Durante semanas, los habaneros han sentido que regresan los días más difíciles del Período Especial de los años 90.
Ahora los taxis ruteros tratan de aliviar esa situación, con una gestión a medio camino entre la privada y la estatal.
Hasta enero pasado en la Isla estaban en activo 397 cooperativas privadas para los servicios gastronómicos, personales y técnicos. Esta modalidad de gestión económica fue impulsada a partir de 2012, pero aún se encuentra en fase experimental.
"Así no se vale", comenta a este diario Rafael Vidal, un transportista privado que no ve con buenos ojos el nuevo servicio. "Los que manejan esos carros no tienen que preocuparse por las roturas ni por las piezas, porque cuentan con un taller con todos los repuestos y varios mecánicos a su disposición", protesta el conductor.
Para Vidal "la competencia es desleal" porque "los choferes tampoco pagan el combustible y, aunque no tengo pruebas, puedo asegurar que la policía de tránsito no les va a caer arriba como a nosotros"
Para Vidal "la competencia es desleal" porque "los choferes tampoco pagan el combustible y, aunque no tengo pruebas, puedo asegurar que la policía de tránsito no les va a caer arriba como a nosotros". Una de las quejas más repetidas entre los transportistas privados es el acoso de inspectores y policías, algunas veces como forma de extorsión para lograr dinero.
Sentado al volante de uno de los autos amarillos con techo negro que conforman la cooperativa, Reinier está satisfecho de formar parte de la iniciativa. Con anterioridad prestaba sus servicios en la empresa estatal Cubataxi y confirma que el combustible no significa un problema en su nuevo trabajo. "Mi Lada es el único remotorizado y por eso usa petróleo. Ayer consumí 18 litros en siete vueltas completas", cuenta.
Los recortes en el suministro petrolero al sector estatal mantienen en tensión a los transportistas. De los más de 100.000 barriles de crudo al día que Cuba recibía durante los años en que Hugo Chávez gobernaba Venezuela, en 2016 se pasó a 87.000 y ahora no superan los 55.000, según varios analistas.
La caída en la importación de combustibles ha impactado en el mercado informal de gasolina y subido los precios, una de las razones que esgrimen los privados para aumentar sus tarifas.
Reinier cree que es muy pronto para "asegurar si hay ventajas" con los ruteros y si estos aliviaran realmente la situación del transporte en la capital. Confirma que diariamente debe entregar toda su recaudación a la cooperativa. "Si cada día deposito 1.050 CUP, aseguro un salario mensual de 800". En caso de superar esa cantidad tendrá un plus y, si se queda corto, sufrirá un descuento.
Este lunes varios de los conductores de ruteros que estrenaron el servicio no pudieron cumplir con la norma, según cuenta Reinier. "Yo lo logré, pero tengo tremendo dolor en la espalda por las nueve horas que estuve manejando", explica a 14ymedio.
El nuevo servicio cubre la ruta del ómnibus P-14 desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche. Su primer tramo abarca desde la calle 272 en el municipio la Lisa hasta el comienzo de Marianao; el segundo concluye en la avenida 26, en el municipio Plaza, y el último termina en el Parque de la Fraternidad.
Otro chofer, que prefirió omitir su nombre, explicó que no está muy claro qué sucede cuando alguien monta en los últimos 100 metros del primer tramo y se baja en la primera cuadra del segundo. "Se le podría cobrar 10 CUP porque pasó la frontera, pero eso queda a consideración del conductor", especula.
Los ruteros tienen una importante limitación: sólo pueden admitir moneda nacional en un país donde el peso convertible se ha convertido en la moneda fuerte que mueve la vida. Los conductores justifican la decisión porque "en la caja de la cooperativa las cuentas se sacan en CUP para medir el compromiso de la recolección diaria".
"Dice Betancourt, el presidente de la cooperativa, que no podemos convertirnos en una Cadeca (caja de cambio de monedas)", cuenta risueño Reinier.
Según varios choferes entrevistados, de momento, rige un contrato por tres meses y muchos tienen la expectativa de que "cuando los dejen fijos" rebajen la cuota diaria de entrega para medir el cumplimiento
Según varios choferes entrevistados, de momento, rige un contrato por tres meses y muchos tienen la expectativa de que "cuando los dejen fijos" rebajen la cuota diaria de entrega para medir el cumplimiento. Existe una sensación entre ellos de ser parte de un experimento abierto a modificaciones en cualquier momento.
Los autos llevan en el exterior una identificación de cooperativa y e información en el interior al pasajero sobre sus derechos y precios establecidos. Además, se exhibe el número telefónico 18820 habilitado para quejas y denuncias.
Los clientes coinciden en que no hay que hacerse ilusiones. "Sería un milagro si durante un año se mantiene como empezó", dice una joven a un periodista oficial que, en la parada del Parque de la Fraternidad, mete el micrófono por la ventanilla para encuestar a los pasajeros.
Una señora que viaja a su lado se limita a mostrar cierta conformidad con los nuevos precios. "Comparándolo con los particulares está mejor, pero sigue siendo caro. Hace unos años, cuando los taxis tenían un taxímetro, atravesabas La Habana por 5 pesos y por 15 llegabas a otra provincia", concluye.