El aborto, a discusión en Argentina
Madrid/La repentina decisión del presidente Mauricio Macri de permitir la discusión parlamentaria sobre el aborto tomó por sorpresa a unos y otros. Si bien la plataforma #NiUnaMenos venía insistiendo en el tema desde 2015, hasta ahora no había sido posible, en la actual Presidencia, abordar un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. Cuando la oposición kirchnerista quiso presentar una vez más al Gobierno como un enclave dictatorial y represivo opuesto a cualquier política pública favorable a los sectores populares, Macri volvió a demostrar que pese a sus creencias y convicciones, resulta indefinible políticamente.
El debate sobre el aborto en Argentina ha estado plagado de posturas hipócritas que cruzaban todo el espectro político. En esta oportunidad, el kirchnerismo quiso aprovechar la fecha del 8 de marzo para introducir el tema en el Parlamento y presentarse como la quinta esencia de la progresía. Sin embargo, si se tiene en cuenta que durante los 12 años de gobiernos kirchneristas fue imposible tratarlo por el rechazo de Cristina Fernández, la conclusión es obvia. Entre 2005 y 2015 un proyecto de ley de contenido similar fue presentado en seis oportunidades y pese a las amplias mayorías kirchneristas nunca pudo aprobarse.
Con toda probabilidad en esta ocasión tampoco se podrá sancionar la ley. Entre otras consideraciones porque todos los grupos presentes en el Parlamento están divididos al respecto. A esto se suma la oposición de buena parte de los Gobiernos provinciales del interior, que responden a sociedades más conservadoras que las existentes en la ciudad de Buenos Aires o en otras grandes metrópolis. La existencia de un Papa argentino complica aún más las cosas, ya que amplifica hasta el extremo la frontal oposición eclesiástica.
Lo dramático del caso es que ni la mayoría de los gobiernos bolivarianos ni aquellos que se presentaban como progresistas dieron los pasos mínimos para resolver un problema que no era prioritario en su proyecto de poder
En realidad, el tema no es un problema exclusivamente argentino, sino que tiene amplitud regional. Sólo Cuba, Uruguay, la Guyana y Ciudad de México, más Puerto Rico y la Guayana Francesa permiten la interrupción legal del embarazo, mientras que otros seis países (El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Surinam) lo prohíben de forma absoluta. En los restantes 12 se admite pero sólo bajo algún supuesto determinado. El retroceso más notable se produjo en Nicaragua en 2006, cuando se modificó el Código Penal para eliminar la posibilidad del aborto terapéutico, vigente desde 1837.
La falta de educación y la existencia de legislaciones sumamente estrictas amplifica las repercusiones de numerosos embarazos no deseados de niñas y adolescentes. Casos de violencia doméstica en el núcleo familiar y numerosas violaciones conducen a potenciales madres jóvenes, en ciertas oportunidades de menos de 12 años, a disyuntivas imposibles de resolver si no quieren acabar en la cárcel. Lo dramático del caso es que ni la mayoría de los gobiernos bolivarianos ni aquellos que se presentaban como progresistas dieron los pasos mínimos para resolver un problema que no era prioritario en su proyecto de poder. Mejor no enfrentarse con las iglesias ni con algunos poderes fácticos por cuestiones que para muchos eran meramente anecdóticas.
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Nota de la Redacción: este análisis ha sido publicado previamente en El Heraldo de México. Lo reproducimos con la autorización del autor.
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