La cárcel política, una industria del castrismo

Fue una negociación que el presidente Biden conducía o el espíritu cristiano de Diaz-Canel se evaporó como ocurrió con la vida de los miles de personas que su régimen fusiló

La carta se dio a conocer en una conferencia de prensa por la Asamblea de la Resistencia Cubana, que engloba a 35 organizaciones civiles de dentro y fuera de la Isla. (EFE/Asamblea de la Resistencia Cubana)
Líderes del exilio y ex presos políticos cubanos en un evento convocado por la Asamblea de la Resistencia Cubana en Miami, en febrero de 2023. / (EFE/Asamblea de la Resistencia Cubana)
Pedro Corzo

02 de febrero 2025 - 15:16

Miami/Durante años Fidel Castro y los que han usufructuado la dinastía política y familiar impuesta en Cuba desde 1959 han usado a los presos políticos como un instrumento de cambio que les ha rendido diferentes tipos de ganancia, la mayoría de las veces, de carácter político, otras económicos, sin que falten las que han tenido más de un propósito.

Esta situación se repitió con el anuncio de la dictadura cubana de que liberaría a 553 personas en prisión por diferentes delitos, después de que el Gobierno de Estados Unidos anunciara que retiraba a Cuba de su lista negra de países patrocinadores del terrorismo, aunque la excarcelación era consecuencia de conversaciones entre el papa Francisco y los carceleros de La Habana. 

En realidad, no se conoce con certeza si Joe Biden en su espíritu conciliador decidió sacar a Cuba de la lista de terror, en la que tiene todo el derecho a estar, o si el dictador designado Miguel Diaz-Canel, bajo la influencia del espíritu del año santo 2025, tuvo un arrebato de religiosidad y decidió excarcelar a quienes no deberían estar presos, como Jose Daniel Ferrer y Félix Navarro, dos de los muchos que conforman una relación interminable.

En honor a la verdad, el castrismo ha negociado con Gobiernos y políticos el destierro sin regreso de muchos ciudadanos

Sin embargo, hay que tener presente que se informó de que el papa Francisco fue un factor determinante en la decisión del régimen cubano de liberar presos, razón por la cual este cronista se pregunta por qué se suspendieron las excarcelaciones en cuanto el presidente Donald Trump retornó a la dictadura a la lista merecida. ¿Dónde está la verdad? Fue una negociación que el presidente Biden conducía o el espíritu cristiano de Diaz-Canel se evaporó como ocurrió con la vida de los miles de personas que su régimen fusiló.

Todo parece indicar que el régimen cubano mercantilizaba con Estados Unidos la liberación de personas en su mayoría injustamente detenidas, tal y como ha hecho en estos últimos 66 años, y la Iglesia fue usada para encubrir la gestión.

En honor a la verdad, el castrismo ha negociado con Gobiernos y políticos el destierro sin regreso de muchos ciudadanos, lo que ha motivado que la organización Plantados, por décadas, efectúe en diferentes lugares de la ciudad de Miami actos de solidaridad con los prisioneros en los que demanda “libertad sin destierro”.

Conversando sobre esto con Evelio Yero, profesor en Puerto Rico, y el escritor Jose Antonio Albertini, me recordaron que la industria carcelaria castrista se remonta al menos a la venta de los expedicionarios de la Brigada 2506, capturados por el régimen cubano en abril de 1961, después del desembarco de Playa Girón.

Con ese negocio el totalitarismo castrista demostró que desde el oscuro amanecer de la revolución lo único que le importaba era dinero más poder, ambos asuntos muy por encima de los valores y principios que proclamaban con el objetivo de manipular a la población en general y a sus partidarios en particular.  

Los prisioneros, después de espectáculos mediáticos del gusto de la dictadura y más de 20 meses en la cárcel, fueron vendidos a Estados Unidos por 62 millones de dólares.

Creo que este tipo de negocios han servido de ejemplo a prácticas similares de secuestro y pago de rehenes realizados en varios países latinoamericanos

Vale la pena hacer constar que el régimen estaba dispuesto a negociar de forma individual a los reclusos, en caso de que la negociación con Washington no se concretara, así que le engancharon precio a cada uno de los expedicionarios en prisión, como auténticos esclavistas. Los montos fluctuaban entre los 100.000, 50.000 y 25.000 dólares en función de las estimaciones que hicieron los amos del totalitarismo insular.

Políticos como Felipe González quien al parecer sostenía relaciones de amistad con el tirano cubano cuando nos ensordecía el paredón, logró la libertad de varios prisioneros políticos. Otro amigo de Fidel que recibió un encarcelado fue Gabriel García Márquez. Muchas personalidades estadounidenses fueron distinguidas con la entrega de cuadrillas de esclavos, entre ellos el reverendo Jesse Jackson y el congresista Bill Richardson, no así de políticos latinoamericanos amigos y socios de la dictadura cubana, que nunca se han interesado por los prisioneros de la Isla.

Creo que este tipo de negocios, ideados e implementados por el castrismo, han servido de ejemplo a prácticas similares de secuestro y pago de rehenes realizados en varios países latinoamericanos, Nicaragua y Venezuela, junto a las guerrillas respaldadas por el castrismo, particularmente las FARC y el ELN colombianos.

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