Enroque corto de Raúl: guiño de ojo a Biden
Miami/A cuatro meses de las elecciones presidenciales en EE UU y agobiado por el demoledor cerco que le ha puesto el covid-19 a la maltrecha economía cubana, sumado a la ineficiencia de su medieval modelo económico, y al impacto de las sanciones impuestas por Estados Unidos, el octogenario dictador anuncia la bienvenida al dólar quitándole el grillete del 10% que llevaba puesto desde el 2004 y lanzando a sus marionetas a anunciar un cosmético paquete de medidas sin profundizar en detalles el alcance que tendrán las mismas.
El cosmético plan incluye según la cantinflesca intervención del ilustre ministro de economía Alejandro Gil, ampliar el sector de cuentapropistas, permitir las cooperativas no estatales, legalizar la pequeña y mediana empresa privadas, crear un mercado mayorista que abastezca a los trabajadores por cuenta propia, permitir que el sector privado exporte y venda en la zona de libre comercio de Mariel, entre otras medidas, sin decir como ni cuándo. Todas ellas un reclamo a voces, por años, tanto de renombrados economistas dentro y fuera de la isla y que nunca han sido tomados en cuenta.
Sin embargo, la parte más visible de la nueva píldora que tendrá que tragarse el pueblo cubano, es que la Corporación Cimex, rey del mercado minorista dolarizado en la Isla y propiedad de las fuerzas armadas cubanas, abrirá decenas de tiendas para vender productos de diverso tipo, en dólares norteamericanos a través del uso de tarjetas magnéticas que tendrán que ser cargadas desde el exterior para poder hacer las compras.
Una vez mas el estado totalitario traza su estrategia de sobrevivencia sobre las espaldas de la diáspora cubana, esos cientos de miles de cubanos que un día decidieron ser libres
Una vez mas el estado totalitario traza su estrategia de sobrevivencia sobre las espaldas de la diáspora cubana, esos cientos de miles de cubanos que un día decidieron ser libres y brincaron el charco que los sacó del infierno y los puso a vivir fuera de la isla. Por cierto, a quienes el Partido Comunista de Cuba (PCC) por orden del difunto dictador Fidel Castro les asignó el honorable calificativo de gusanos. Una animalización fascista salida del maletín del comunismo cubano, tristemente conocido como "castrismo".
En realidad, el anuncio de estas medidas mas bien es un enroque corto de Raúl Castro, ya en su despedida, con la esperanza puesta en que la Casa Blanca cambie de inquilino el próximo noviembre. Por eso desde ya, tira una alfombra rojo-pálida para tratar de atraer la mirada perdida de Joe Biden e intentar recuperar el estatus quo lechero que le ofreciera Obama y que se convirtió a la postre en la oportunidad perdida de Raúl Castro.
Mientras tanto, los trabajadores cubanos se apremian a recibir esta medida sin anestesia, que sin duda va a impactar fuertemente en la vida de los cubanos y en las profundas grietas que hoy tiene la sociedad cubana.
Para atemperar el impacto, una andanada de frases huecas, tontas e inútiles llenaron los espacios televisivos y los titulares del periódico Granma y los demás medios informativos controlados por el PCC. Uno de los primeros en el gran desfile de frases tontas fue el inexpresivo vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa, al afirmar "se debe trabajar con rapidez para implementar y poner en práctica estas medidas, que beneficiarán a la población en general y no a una parte".
Lo que Salvador Valdés Mesa no explicó es que los trabajadores cubanos seguirán ganando en la moneda triste (CUP) un equivalente a unos 30 USD al mes y no podrán comprar en esas tiendas dolarizadas a menos que un familiar gusano le envíe el dinero desde los Estados Unidos o de cualquier otro país donde viva.
Mas adelante, el insípido Vicepresidente agregó "no se están tomando medidas de choque y no quedará ningún patriota desprotegido en el país" ..., "no vamos a renunciar a la soberanía y la independencia, y vamos a defender y dar continuidad a la obra de la Revolución". Para rematar dijo: "tendremos que trabajar con integración, coordinación y unidad, principios que han constituido siempre la mayor fortaleza de la Revolución y a los que nos tenemos que aferrar como una garantía de continuidad".
En una sola cosa sí está claro Salvador Mesa y es cuando dice que los cubanos tienen que "aferrarse como una garantía de continuidad". De eso no hay duda, de que estas medidas van camino a tratar de salvaguardar la continuidad. En otras palabras, el sistema no va a cambiar absolutamente nada, es el mismo perro y con el mismo collar.
Pero el premio de la noche se lo llevó Alejandro Gil el "estratégico" ministro de economía, la primera frase lo dice todo: "El país está en un momento económico que trasciende más allá de una tensión habitual, estamos en una situación excepcional, y requerimos de una estrategia que nos conduzca sin improvisaciones".
Lo cierto es que desde que este individuo asumió el rol de ministro de Economía lo único que he hecho es improvisar
Lo cierto es que desde que este individuo asumió el rol de ministro de Economía lo único que he hecho es improvisar. No hay una medida tomada por este señor que haya dado un respiro a la maltrecha economía cubana. Lo único que hemos visto han sido trabas al cuentapropismo, una política de topar precios incluidos los del sector privado, una política para descarrilar el mercado de las mulas, iniciar un proceso de dolarización que está mal diseñado e implementado, que lejos de mejorar la economía ha distorsionado a un más el mercado al introducir una tercera moneda, que su efecto inmediato ha sido elevar la inflación y generar una carrera desenfrenada por comprar dólares en el mercado negro cambiario que opera en las calles cubanas, así como una rápida liquidación de los inventarios de las tiendas en CUC, quedándose sin dólares para poder reponerlos.
Ahora la magia de Gil dice que "ante más incertidumbre mayor debe ser la planificación. Por eso tenemos una estrategia pormenorizada que está acorde con nuestro modelo económico y con los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, que se enfoca en levantar trabas, y en operar de manera más funcional nuestra economía".
Entre las medidas mencionadas se encuentra trabajar en el diseño de la micro, pequeña y mediana empresa. En este sentido expresó "en la economía pueden funcionar micro, pequeñas y medianas empresas estatales, privadas y mixtas". Sin embargo, en la práctica esto siempre ha sido un tabú. Lo cierto es que los cuentapropistas no tienen personalidad jurídica ninguna, ni tampoco existe una ley que los proteja. Por otra parte, en ningún momento el ministro Gil se ha referido a libertad empresarial, liberación de precios, apertura de un mercado de oferta y demanda, libre contratación con empresas extranjeras, posibilidad de invertir en conjunto con empresarios extranjeros, etc.
Respecto al mercado minorista el ministro Gil expresó que Cuba trabaja en el diseño de un mercado mayorista con ofertas en moneda libremente convertible (MLC), tanto para la base productiva como para el sector no estatal. A su vez, anunció la próxima apertura de un grupo de tiendas minoristas dedicados a la venta en MLC.
Como parte del coctel anunció la eliminación a partir del próximo 20 de julio del gravamen del 10% que hasta ahora se les aplicaba a los dólares estadounidenses que ingresaban al sistema bancario de la isla. Sin embargo, el iluminado ministro de economía Alejandro Gil no explica cómo no van a dejar desamparado al que no tiene dólares para comprar en esas tiendas, tampoco explica cómo van a mantener el mercado con tres monedas diferentes, ni cómo será la contabilidad de las empresas con esta novedosa variante de tener una economía con tres monedas y que tiene el objetivo de sacar el país adelante.
El Gobierno cubano una vez más aplica la formula del mago Mandrake para tratar de auto inventarse. Ahora es la presión de captar dólares la que ha lo ha llevado a implementar una dolarización improvisada que lejos de traer beneficios a todo el pueblo va a generar grandes diferencias en la agobiada sociedad cubana.
Ante la limitante impuesta por la crisis del covid-19, el salvavidas del gobierno cubano descansa en la diáspora y en su capacidad de poder enviar dinero y productos a la isla. El gobierno cubano se aprovecha de las circunstancias para tratar de incentivar el envío de remesas desde el exterior que ayuden a palear las ineficiencias de su propio sistema incapaz de permitir que los propios residentes cubanos en la isla pueden producir riquezas.
Lo cierto es que la estrategia para desarrollar el país no existe, lo que se intenta implementar son medidas de sobrevivencia para palear una crisis que lleva 60 años
Lo cierto es que la estrategia para desarrollar el país no existe, lo que se intenta implementar son medidas de sobrevivencia para palear una crisis que lleva 60 años de acumulación de problemas, 60 años con una población sometida a la pobreza y una generación en el poder que creado un modelo donde el poder perpetuo y la limitación del individuo ha sido la clave de su existencia.
La economía cubana es una economía parásita, esa es la verdadera génesis del modelo. Siempre ha dependido de una potencia externa (URSS desde 1960 hasta 1991) y después de un benefactor adoctrinado y sometido (Venezuela) (desde 1999 hasta nuestros días), el cual se ha convertido en el país mas pobre de América Latina en tan solo 20 años. Su metamorfosis ha sido más meteórica que la cubana. En el horizonte no se avizora el surgimiento una potencia sustituta que asuma el rol de alimentar a la parasita economía cubana en el futuro.
Por tanto, la capacidad de sobrevivencia que le queda al gobierno cubano depende de ellos mismos, y para ello, necesitan dar pasos para un entendimiento con los EE UU. Hay dos cartas sobre la mesa para los próximos 4 años: Donald Trump y Joe Biden. La apuesta de Raúl Castro es Biden, por eso ha destapado este anuncio a cuatro meses de las elecciones norteamericanas. De ganar Trump, tendrá que hacer una apertura profunda al menos en lo económico si de verdad quiere sobrevivir y evitar que el país se vaya a pique con estallido social y todo. Los tiempos que estamos viviendo no son para andar jugando a las improvisaciones.
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