"No ha existido un régimen más destructivo que el castrismo"

Pedro Corzo, fundador del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo. (Cortesía YouTube)
Pedro Corzo, fundador del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo. (Cortesía YouTube)
Vicente Morín Aguado

02 de noviembre 2019 - 17:20

Miami/ Pedro Corzo y Enrique Ruano fundaron hace veinte años el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo con la premisa de defender la libertad como la definía Orwell: el derecho de un hombre de decirle a otro hombre lo que no quiere oír. Ambos, expresos políticos del castrismo, han promovido desde ese centro una labor que ya avalan más de 200 conferencias públicas, 13 documentales y una veintena de libros.

Pregunta. Ustedes, que sufrieron años de cárcel cuando la solidaridad exterior escaseaba y el aislamiento en su país era casi absoluto, seguramente priorizan los testimonios del presidio político, que parte de sus biografías.

Respuesta. Pedro Corzo (PC). Aunque haber estado preso es un honor, el mayor honor es haber luchado, seguir combatiendo a la dictadura. No hacemos distinciones: desde la lucha armada a la defensa de los derechos humanos, todo el que enfrenta a la dictadura tiene nuestro respeto. Recogemos la historia de esa persona y de la organización con la que está relacionada.

P. Desde el castrismo se acusa a este tipo de organizaciones de ser creaciones imperialistas, financiadas desde la Casa Blanca.

R. Enrique Ruano (ER). Falso totalmente. Aquí donde conversamos, en la Casa del Preso, en avenida de los Mártires de la Pequeña Habana, todo lo que ves se hizo al pecho, con el esfuerzo de los sobrevivientes de años de prisión, de alzados en las montañas.

PC. Cuando fundamos el instituto no buscamos apoyo de agencias gubernamentales, tampoco fundaciones federales o de los estados. Recibimos donaciones de personas solidarias, es un trabajo dirigido a la memoria histórica.

Los combatientes contra la dictadura enfrentamos un pecado original, enfrentamos un nuevo Gobierno que había derrotado a un régimen de fuerza

P. Veo a mi alrededor más de 500 fotografías, una galería de las mujeres que sufrieron prisión, y también de las madres de los presos.

ER. Es solamente una parte, faltan muchos nombres. Esta lucha fue en condiciones extremas. Estos cuadros son marcos de fotos sin rostro porque no se han podido encontrar las fotografías. Tal vez cayeron en el primer combate. Otros provienen de familias divididas por la represión en Cuba y hay desaparecidos también.

P. Ustedes hacen un trabajo metódico al recoger testimonios, hechos, personas; archivar la historia, escribirla, difundirla. En la Isla hay museos también, pero estas personas no aparecen y, si algunos son nombrados, los llaman terroristas o mercenarios.

PC. Denostar, descalificar al contrario es parte de la manipulación. Los combatientes contra la dictadura enfrentamos un pecado original, enfrentamos un nuevo Gobierno que había derrotado a un régimen de fuerza. El castrismo, desde que llegó al poder, estableció un patrón de conducta contrario a la democracia y los derechos ciudadanos fundamentado en la discriminación y la violencia.

ER. No nos dejaron otra opción. Venían de la violencia, implantaron la violencia en nombre de la Revolución y los combatimos con la violencia.

P. ¿Todo en nombre de la Revolución, estamos ante un concepto central de ese pecado original que, como una sombra, los ha acompañado toda la vida?

PC. El castrismo ejerce un encanto amargo y sucio sobre muchas personas. Las revoluciones no son por sí mismas buenas. Los revolucionarios destruyen el orden existente prometiendo crear algo diferente, pero no necesariamente mejor. El instituto trabaja en ese sentido: demostrar que el totalitarismo es muchísimo peor a la época anterior, la de Batista.

En Cuba existía un culto hacia la palabra revolución desde los tiempos del frustrado proceso de 1933. Fidel Castro manipuló muy bien la idea, ganando simpatías por ello.

En Cuba existía un culto hacia la palabra revolución desde los tiempos del frustrado proceso de 1933. Fidel Castro manipuló muy bien la idea, ganando simpatías por ello

P. ¿Hasta dónde alcanzan, a su juicio, los vínculos de la Plaza de la Revolución con otros países, como Venezuela?

PC. En 1959 comenzaron las operaciones en otros países, hay ese encanto del que hablé y hasta temor, porque los tentáculos de La Habana son de largo alcance. Puedo asegurar que en toda la historia de nuestra nación, de Latinoamérica, no ha existido un régimen más oprobioso, negativo y destructivo que el castrismo.

P. ¿Qué objetivos se plantea ahora el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo pasado el aniversario?

PC. Nuestro último libro, titulado La extinción de la República, señala ese camino.

ER. Seguimos mostrando la verdad. Destruyeron Cuba y quieren destruir a otros países de América, lo están haciendo. El mundo debe saber lo que pasó, la razón está con nosotros.

P. En el libro que antes citaba, de Pedro Corzo, se dice: “La República cayó cuando sus ciudadanos la entregaron”. ¿Es la justificación de los vencidos?

PC. La oposición fue derrotada pero no vencida. Han pasado sesenta años y hay gente en prisión. La lucha por los derechos humanos, las nuevas condiciones, van creando una sociedad civil. Han surgido opositores emblemáticos que son muy importantes, porque en su momento se logrará una oposición coherente e integrada que ponga en peligro a la dictadura.

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