José Martí, el del siglo XXI
Miami/Cuando se cumple un aniversario del natalicio del más notable de todos los cubanos, Jose Martí (28 de enero de 1853), muchos de los que cargamos ese gentilicio hacemos todo lo posible por recordar tan magna fecha, en base, a un compromiso no escrito, que hemos contraído.
Parte de esa tradición fue el acto que el Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, que preside el escritor Luis de la Paz, celebró con la participación de Santiago Cárdenas y Emilio Sánchez, dos notables intelectuales que conocen profundamente la obra martiana. Ambos fueron asistidos por otros dos profundos admiradores del apóstol, Julio Estorino y Sara Martínez Castro, quienes leyeron poemas de Martí.
La primera acción de Martí en su lucha por la independencia no está asociada a la guerra, como ocurrió con la mayoría de nuestros próceres. Sus actividades se iniciaron publicando escritos contra la metrópoli y por llamar traidor a un compañero de estudio que se había enlistado con el Ejército español para combatir a los mambises de la Guerra de los Diez Años. Por ese motivo fue a prisión y posteriormente desterrado a España.
Hay que reconocer que la mayoría de las personalidades notables que pelearon por la independencia de España, integrantes de una gloriosa y abundante relación en la que destacan Simón Bolívar y Jose de San Martin, patricios de fuertes convicciones patrias, liderazgo e indiscutible talento militar, dejaron huellas indelebles por establecer los cimientos de varias repúblicas del hemisferio.
Martí, todos lo sabemos, no fue un guerrero, sino, con mucho, el más importante promotor de la independencia de Cuba de España
Esa gloriosa relación está compuesta fundamentalmente por hombres de armas. Sin embargo, debemos incluir otros próceres que, aunque no destacaron por su talento guerrero, sí fueron grandes pensadores y eficientes organizadores, capaces, de cimentar nuevas repúblicas, como fue el caso de Jose Martí, un prócer cuya obra de vida condujo a Cuba a la independencia.
Martí, todos lo sabemos, no fue un guerrero, sino, con mucho, el más importante promotor de la independencia de Cuba de España y el más notable organizador de la "guerra justa y necesaria", expresión, que demuestra que concebía el conflicto bélico como el único recurso para alcanzar la emancipación de la metrópoli.
Cayó en su primer combate, de cara al sol, como había pedido en sus Versos Sencillos, contrario a los líderes militares más insignes del hemisferio que no murieron en el fragor de la batalla. Su muerte en Dos Ríos, con solo 42 años, dejó a los independentistas cubanos huérfanos de su pensador más lúcido, el único hombre, la historia lo ha demostrado, capaz de trabajar en una república "con todos y para el bien de todos".
A pesar de su temprana muerte, dejó una vasta y profunda obra que conserva actualidad y vigencia. Leer a Martí en el presente es acceder a un conocimiento fresco y contemporáneo y es que toda su obra rezuma sensibilidad y amor al prójimo como escribiera en otro verso sencillo: "Cultivo una rosa blanca en julio como en enero, para el amigo sincero, que me da su mano franca y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni oruga cultivo, cultivo una rosa blanca".
Leer a Martí en el presente es acceder a un conocimiento fresco y contemporáneo y es que toda su obra rezuma sensibilidad y amor al prójimo
El pensamiento de Martí es profundamente humano, razón por la cual cuando escribió, "No hay más patria, cubanos, que aquella que se conquista con el propio esfuerzo. Es de sangre la mar extranjera. Nadie ama ni perdona, sino nuestro país", una prosa que tal parece escrita por un vecino talentoso y dedicado.
La obra martiana conserva actualidad y vigencia, no ha perdido fuerza, no ha envejecido, se mantiene vibrante como se aprecia cuando leemos: "Quien desee patria segura que la conquiste. Quien no la conquiste viva a látigo y destierro, oteado como las fieras, echado de un país a otro, encubriendo con la sonrisa limosnera ante el desdén de los hombres libres la muerte del alma".
Y en estos tiempos en los que se aprecia la atomización de nuestros derechos y el respeto que merecen tanto las minorías como las mayorías que mejor lectura que esta: "El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una u otra raza; dígase hombre y ya se dicen todos sus derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre: peca por redundante el blanco que dice mi raza; peca por redundante el negro que dice mi raza. Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los específica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad".
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