Una visita real: Cuba, España y el bloqueo político
Madrid/La Habana fue fundada en 1515 por Diego Velázquez bajo el nombre de San Cristóbal de La Habana. Años más tarde, en 1519, la ciudad devenida capital colonial en 1589, encontró asiento definitivo al norte de la región occidental de la Isla, al lado de una bella bahía de bolsa, muy abrigada y conveniente para puerto y asentamientos humanos.
En 1634 por Decreto Real fue declarada "Llave del Nuevo Mundo y Salvaguarda de las Indias Orientales" y en 1665, se le concedió el derecho de ostentar su propio escudo, en el que estuvieron representadas, mediante tres torreones, las fortalezas (La Real Fuerza, El Morro y La Punta) que defendían la ciudad. En 1982, la Habana Vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Es indudable la importancia de la ciudad y lo que supuso su tardía desvinculación del Reino de España en 1898, cuyos efectos, graves, siguen de alguna manera vigentes en la actualidad. Es encomiable y deseable, por tanto recuperar una relación estrecha y de hermandad con la antigua colonia, necesaria y productiva para ambas partes.
“El bloqueo político de España amenaza una visita de los reyes a Cuba por los 500 años de La Habana”, titulaba El País, el pasado 25 de agosto. Ni una mención a lo que supone para la Corona Española, artífice del sistema democrático y de la transición de 1978, avalar con su presencia a un régimen dictatorial cuya última reforma constitucional tiene su esencia en la supeditación de “todo” a los dictados del Partido Comunista Cubano.
Es decir que los tribunales de justicia y sus órganos están controlados por dicho partido único y que ese mismo Estado que dice que los derechos se pueden reclamar judicialmente, sofoca mediante la represión y la exclusión su ejercicio y reclamo.
La noticia aclara que no es deseable una incómoda fotografía con Maduro y Ortega, pero sí se podría realizar la visita, en los días previos.
La noticia aclara que no es deseable una incómoda fotografía con el presidente venezolano Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega, estrechos aliados del régimen cubano, invitados a la conmemoración, pero sí se podría realizar la visita, en los días previos.
Evitar la foto con estos mandatarios y hacérselas con los representantes del régimen cubano, supone un desaire inconmensurable al pueblo de Cuba. Es de todos conocida su responsabilidad, en cuanto acontece en estos países bajo la supervisión de los jerarcas de La Habana. Los gobiernos pasan pero los pueblos no y como ya ha quedado demostrado a lo largo de la historia, tienen memoria.
Según el derecho internacional los incumplimientos de los compromisos de los Estados ante las Naciones Unidas y la OIT constituyen violaciones de los derechos humanos. Cuba es signataria de los Pactos de Naciones Unidas y ha ratificado los convenios de la Organización Internacional del Trabajo.
El último informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos confirma que el gobierno cubano viola 20 convenciones de la OIT (protección del salario y confiscación del mismo, trabajo forzoso, libertad de empleo, derecho de sindicación y negociación colectiva, entre otros). La exportación de servicios médicos es un claro ejemplo, bautizada por los mismos cooperantes con una “esclavitud de batas blancas”.
Sabemos que el trono del Rey de España está esperando, pero lo ideal sería que el monarca español no se viera comprometido con esta visita
El Gobierno cubano ha anunciado reformas estructurales en la economía que no ha realizado y ha paralizado el crecimiento del trabajo privado y endurecido el control estatal. El decreto 349 regula la producción cultural ha producido una oleada de arrestos arbitrarios.
Ni una sola mención a lo que debería de referirse un periódico, muñidor de la transición española y conocedor de la importancia del apoyo y de la solidaridad internacional en estos casos. Manifiesta vivamente su preocupación por las sanciones del Presidente Trump y por el efecto que éstas pudieran tener sobre los empresarios españoles: comprensible pero insuficiente.
La Corona Española, ha tenido muchas oportunidades de visitar Cuba en estos 500 años. Sabemos que el trono del Rey de España está esperando, pero lo ideal sería que el monarca español no se viera comprometido con esta visita, que será sin duda manipulada por el gobierno del país.
El mensaje que recibirá el pueblo de Cuba será que la Monarquía Española aprueba y apoya los regímenes absolutistas e irá en detrimento de su imagen. Esperemos que la “ceguera” de algunos políticos no ensombrezca la imagen del magnífico estadista que es el actual rey Felipe VI, cuya defensa del Estado de Derecho ha quedado patente.
El titular de El País debió decir “El bloqueo político del gobierno cubano amenaza la visita de los Reyes a Cuba por los 500 años”.
La visita del actual monarca español debería de realizarse cuando Cuba tome el sendero del 78 español. Sería entonces muy importante que Don Felipe con su presencia, avalara dicho proceso.
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