Vladímir Putin, el agresor
El zar ruso es el más sólido garante de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, aunque también se amparan en China, Irán y Corea del Norte
Miami/El repudio que muchos de nosotros sentimos contra quienes defienden políticas conciliadoras o afines al marxismo conduce en ocasiones a considerar erróneamente que ciertas personalidades públicas, como el zar de Rusia, son representativos de nuestros puntos de vista.
En primer lugar, Vladímir Putin es el más sólido garante de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, aunque también se amparan en China, Irán y Corea del Norte, lo que confirma que los aliados naturales del gobernante ruso son las tiranías más injerencistas de la actualidad, despiadadamente autocráticas.
Por si la memoria selectiva nos seduce, debemos tener en cuenta que Putin es el que envía buques artillados a Cuba como señal de respaldo al totalitarismo y es el mismo sujeto que lleva a Rusia a jóvenes cubanos para que sirvan como mercenarios en su agresión contra Ucrania.
Otro detalle a tener en cuenta es lo que dice el dictador designado de Cuba sobre el gobernante ruso, reflejado en un cable de agencia: “Miguel Díaz-Canel resaltó este viernes que su homólogo ruso, Vladímir Putin, demostró en su reciente encuentro en Moscú una ‘enorme sensibilidad y compromiso’ para seguir apoyando a la isla en los ámbitos energético y alimentario. Díaz-Canel aseguró en el espacio que presenta para televisión y redes sociales, Desde la Presidencia, que Putin mostró ‘un conocimiento de la realidad cubana’, de sus ‘retos y desafíos’. Agregó que en la actualidad Cuba y Rusia tienen en ejecución más de seis proyectos de negocios, mientras que hay cuatro nuevos que van a comenzar a desarrollar y otros cinco en proceso de valoración para ser aprobados”.
Putin es el que envía buques artillados a Cuba como señal de respaldo al totalitarismo y es el mismo sujeto que lleva a Rusia a jóvenes cubanos para que sirvan como mercenarios en su agresión contra Ucrania
El escritor Jose Antonio Albertini solía decir cuando éramos jóvenes y estábamos inmersos en la conspiración contra la dictadura sobre un individuo que creía no era de confiar: “ese tipo no es canela fina”. Y Putin, digo yo, no es canela de ninguna clase.
El zar ruso lleva siendo la personalidad más importante de su país desde el año 2000 y, cuando no fue presidente, fungió como primer ministro bajo la Presidencia de su incondicional Dimitri Medvedev.
Hay víctimas del castrochavismo que afirman que Putin es de derecha y contrario al comunismo, lo que puede ser cierto. No obstante, estoy convencido de que, aunque se oponga al multiculturalismo y la cultura woke, no es un político con compromisos democráticos y respetuoso de las opiniones de los otros. Putin es un calco de Stalin y Jruschov.
Putin ha tenido la suerte de que muchos de sus rivales, reales o potenciales, han desaparecido de escena muy oportunamente. Recordemos los más recientes, el líder opositor Alexei Navalni, muerto en la cárcel y el jefe la milicia paramilitar Wagner, Yevgeny Prigozhin, muerto con otras cinco personas en un sospechoso accidente aéreo en agosto 2023, ocurrido pocos días después de dirigir una sublevación contra el Kremlin.
Estoy convencido de que, aunque se oponga al multiculturalismo y la cultura 'woke', no es un político con compromisos democráticos y respetuoso de las opiniones de los otros. Putin es un calco de Stalin y Jruschov
Le siguen en esta relación, muy probablemente incompleta, la periodista Anna Politkovskaya, del diario opositor Novaïa Gazeta, acribillada a balazos el mismo día del cumpleaños del caudillo ruso. El opositor Serguei Magnitski, famoso por sus denuncias de importantes casos de corrupción implicando a altos funcionarios del régimen, falleció en prisión en 2009 después de meses sin recibir atención médica para su cáncer de páncreas.
El 19 de enero de 2009, el abogado de derechos humanos Stanislav Markelov y la periodista Anastassia Baborova fueron asesinados a balazos en el corazón de Moscú. En diciembre de 2006, el ex espía Alexandre Litvinenko fue envenenado en Londres con polonio 210, sin que falte la militante chechena Natalia Estemirova, secuestrada y asesinada a balazos en la ciudad de Grozni, Chechenia.
Otro periodista Mikhail Beketov murió tras haber sido salvajemente torturado y el líder opositor Boris Nemtsov fue muerto a balazos en febrero de 2015 mientras cruzaba a pie un puente ubicado a unos pasos de la Plaza Roja y el Kremlin
El militante prodemocracia Vladímir Kara-Murza, que había sido condenado a 25 años de prisión en abril de 2023, fue dos veces envenenado, en 2015 y 2017, antes de ser liberado en 2025 en un intercambio de presos con Occidente. El ex espía Serguei Skripal y su hija escaparon milagrosamente con vida tras haber sido envenenados en Salisbury con gas navichok, sin olvidar a los que han muerto en extrañas circunstancias por haber criticado la intervención rusa en Ucrania.
Confieso no creer en la buena voluntad de Vladímir Putin ni de ningún sujeto de su calaña.