La distancia entre Miami y La Habana se acorta con las llamadas
Una de las consecuencias más dramáticas de la separación para los cubanos que salen de la Isla es la preocupación por mantener el contacto con los seres queridos que se quedan atrás
Así lo cuenta Luis, que después de una larga travesía hasta Estados Unidos desde Guatemala, se encontraría con lo peor al llegar a Miami: estar lejos de su mamá, sola en Cuba: "Lo más duro de migrar es esa soledad que sientes, sobre todo al principio. Todo aquello que era tu sustento, tu base, tu ambiente, lo pierdes. Yo me sentía como una persona extraña, sin raíces".
La comunicación hoy es mucho más fácil que hace apenas unos años, pero las llamadas internacionales a través de las compañías telefónicas siguen siendo muy caras. Luis, por ejemplo, guardaba al mes entre 30 y 50 dólares, que había ganado fregando platos como trabajador indocumentado en los restaurantes de Hialeah, para hablar un minuto al día con su madre.
Eso fue así hasta que descubrió las páginas que facilitan la comunicación a un lado y a otro del estrecho de Florida a precios mucho más baratos, ajustando los precios de las llamadas y ofreciendo bonos que pueden duplicar o triplicar el tiempo de comunicación.
Estas empresas ofrecen diversos servicios de comunicación a precios mucho más accesibles que los de una compañía telefónica, por ejemplo:
Crédito prepago: ofrece las llamadas internacionales a Cuba considerablemente más baratas que una compañía habitual, entre 0,49 y 0,70 dólares.
Recargas de móviles: este servicio permite recargar crédito a celulares de familiares y amigos que estén en Cuba.
Recargas a Nauta: permite cargar crédito para el uso de internet, para que los familiares y amigos puedan navegar, acceder a su correo electrónico, a servicios de mensajería o hacer videollamadas.
Muchas de estas compañías también ofrecen aplicaciones, para lo cual solo es necesario un dispositivo móvil con acceso a internet.
En todos esos sitios, hay que crear una cuenta de usuario y comprar saldo o crédito para posteriormente realizar las llamadas.
Hoy, Luis usa todos estos recursos y, con la experiencia adquirida en los últimos años, ha aprendido a buscar las ofertas para mantener una comunicación constante con su mamá y, también, con otros familiares y los amigos que no ha podido ir a visitar desde que empezó la pandemia.