Entre la asfixia y el deshielo: el viejo cuento de la buena Pipa
La Habana/La clave para entender el enigma tras la pregunta "¿Quieres que te haga el cuento de la buena Pipa?" es que no se trata de un cuento, sino de una pregunta carente de respuesta, porque el que la formula no está interesado en escuchar.
Lo mismo suele ocurrir entre quienes discuten desde polos opuestos la mejor fórmula para liquidar la dictadura cubana.
De una parte están los que impulsan el recrudecimiento del embargo impuesto hace seis décadas por el Gobierno de Estados Unidos y la aplicación de severas sanciones apoyadas por toda la comunidad de países democráticos. De la otra, quienes creen que un acercamiento diplomático, unido a una flexibilización de las restricciones comerciales y a una mayor permisibilidad en los viajes de estadounidenses terminaría por abrir un camino a la democracia en Cuba.
Detrás de cada una de estas posiciones hay intereses para los que la democratización de Cuba no constituye precisamente una prioridad. Por mencionar los más notorios y contrapuestos, se puede señalar el electoralismo de los políticos norteamericanos y los de los productores de ese país que quieren abrir un mercado en la Isla. Y detrás de ellos están los cubanos, deseosos de que las cosas cambien, apostando a lo que les parece lo más eficiente o lo más rápido y, por qué no, lo más conveniente.
Detrás de ellos están los cubanos, deseosos de que las cosas cambien, apostando a lo que les parece lo más eficiente o lo más rápido y, por qué no, lo más conveniente
¿Quieres que te haga el cuento de la buena Pipa?
"Quitar el embargo solo serviría para darle oxígeno a la dictadura y, en última instancia, para propiciar un cambio fraude que eternice en el poder al clan de los militares".
"Un deshielo entre Estados Unidos y Cuba podría favorecer la libertad de los presos políticos y obligaría a los gobernantes a dictar medidas aperturistas en la economía".
No, yo no te pregunté sobre el embargo ni sobre el deshielo, yo te pregunté si querías que te hiciera el cuento de la buena Pipa.
Cuenta la leyenda que Pipa era una ególatra que prefería hablar sin tener que escuchar a nadie. Sus víctimas, se dice, acudieron a una bruja para imponerle el castigo de no poder hablar sin antes oír a sus interlocutores. Se dice que Pipa lloró mucho y se arrepintió y entonces el hechizo se deshizo.
Ese es el cuento de la buena Pipa.
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