La base material de la alegría
La Habana/En el catecismo marxista se establece que la materia es primero que el espíritu. A partir de este big bang conceptual se estructura la doctrina en la que se concatenan de forma más o menos armónica todas las categorías: la propiedad social sobre los medios de producción, la ley fundamental de distribución socialista o la dictadura del proletariado.
A partir de esta clave se explica que la fidelidad matrimonial se debe a la aparición de la propiedad privada y que la ambición de riquezas solo quedará anulada de la condición humana cuando los bienes materiales corran a raudales debido al aumento de la productividad fruto del dominio de la naturaleza.
Para los fieles seguidores de esta forma de pensamiento la alegría en los seres humanos no es otra cosa que el resultado de la ingesta de bebidas alcohólicas en un ambiente en el que la música y los chistes favorecen el contacto social, la sonrisa, los vítores, la carcajada. O sea, la gente no bebe, canta y se ríe porque esté contenta, sino al revés.
En los días del final de diciembre los cubanos suelen soltar sus ganas de festejar. Las Navidades y el fin de año se juntan para propiciar intercambio de regalos, cenas de Nochebuena, improvisados coros de nostálgicos villancicos, propósitos para el futuro, besos furtivos a la medianoche, cubos de agua que se arrojan a la calle para que lo malo se vaya y paseos con maletas con el deseo de favorecer mágicamente un viaje a otra parte del mundo.
En estos días que le quedan al mes de diciembre, por un motivo que pretende ser luctuoso, desde ciertas instancias se está "bajando la orientación" de que hay que moderar el alborozo
Con su provisional cuerno de abundancia, la alegría prevalece y se descorchan botellas, mientras otros comen o bailan y alguien abre la puerta para recibir al recién llegado que no se quería perder el festín en el que transitoriamente el malestar de la cotidianidad quedará relegado a un segundo plano.
Sin embargo, en estos días que le quedan al mes de diciembre, por un motivo que pretende ser luctuoso, desde ciertas instancias más o menos oficiales, se está "bajando la orientación" de que hay que moderar el alborozo y, en medio de posposiciones de parrandas, prohibición de celebraciones en los centros de trabajo o estudio, corren insistentes rumores de que la bebida desaparecerá a partir del día 20, no habrá fuegos artificiales y la música no podrá oírse tan alto ni siquiera en los hogares.
Los marxistas son así. Están íntimamente convencidos de que eliminando o menoscabando "la base material de la alegría" podrán impedir que el júbilo brote en los corazones, surjan los motivos de agradecer la vida y las chispas de esperanza iluminen el camino. A fin de cuentas, sostienen que la materia es primero que el espíritu.