Lo caro que se puede poner el Vodka
En menos de 80 palabras (contando firma fecha y título), el ex presidente cubano publicó ayer uno de sus más breves textos. “Conductas que no se olvidan” es el título de su más reciente reflexión, donde define a Erich Honecker, ex dirigente comunista de la extinta RDA, como “el alemán más revolucionario” que ha conocido.
La parte críptica llega cuando dice: “Me correspondió el privilegio de observar su conducta cuando este pagaba amargamente la deuda contraída por aquel que vendió su alma al diablo por unas pocas líneas de Vodka”. Como que en política las metáforas suelen producir confusiones, me gustaría hacer un intento de desentrañar las referencias.
“Aquel que vendió su alma al diablo por unas pocas líneas de Vodka” debe ser Boris Yeltsin, aunque tengo entendido que fueron muchas y no pocas las líneas ingeridas. “La deuda contraída” debe hacer alusión al desmontaje final del sistema socialista, incluyendo la desintegración de la URSS, que Yeltsin llevó a cabo durante las navidades de 1991 a cambio (según Fidel Castro) de unos tragos de su bebida favorita y que ocasionó, en julio de 1992, la extradición de Honecker a Alemania. Después de la desintegración de la RDA, Honecker se había exiliado en la embajada chilena en Moscú para escapar de la justicia.
La parte difícil de interpretar es la que tiene que ver con la conducta de Honecker cuando pagaba la deuda contraída por Yeltsin y que el reflexionador afirma haberle correspondido el privilegio de observar.
Los que no tuvimos esa prerrogativa sólo sabemos que en noviembre de 1992 fue procesado por Alta Traición y se le responsabilizó de (por/con) la muerte de 192 personas que intentaban escapar del paraíso socialista eludiendo el Muro de Berlín. Mostrando una generosidad que el acusado nunca tuvo con sus víctimas, los alemanes unificados, sin ni siquiera sentenciarlo, le otorgaron el derecho de pasar sus últimos días exiliado en Chile, donde murió a causa de un cáncer en el hígado el 29 de mayo de 1994.
No creo que sea retorcido dilucidar que la conducta de Honecker, mientras pagaba amargamente la deuda contraída por Yeltsin, fue la de justificar o negar los crímenes que le imputaban, lo que despierta en Fidel Castro el sentimiento más profundo de solidaridad.
Otros podrán concluir que el texto contiene metáforas más herméticas, incluso más actuales. Quizás conozcan algún adicto al Vodka inclinado a venderle su alma al diablo.