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Incógnitas de un ilusorio debate

Reinaldo Escobar

14 de junio 2016 - 10:01

Bajo la firma de Darío Machado Rodríguez y con el título Es imprescindible un ambiente de discusión y creatividad, el diario oficial Granma publica en su segunda página de este lunes un artículo que, de alguna forma, cuestiona los estrechos marcos en que inicialmente se propuso la discusión de los documentos emitidos por el VII Congreso del Partido.

Lo curioso es que, justamente al dorso de la hoja impresa, en la portada del diario, aparece un fragmento del Informe Central, leído por Raúl Castro en el magno evento partidista, donde se establece que tanto la Conceptualización, como las bases del Plan Nacional de Desarrollo serán "debatidos democráticamente por la militancia del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), representantes de las organizaciones de masas y de amplios sectores de la sociedad"

Abrir el debate a todo el que quiera participar podría resultar arriesgado para quienes quieren restringir la discusión a los puntos que se refieren a "cómo construir el socialismo en Cuba"

El artículo de Darío Machado introduce una variante: "Se impone que en todo el país se cree un ambiente de discusión y se estimule una vasta participación social en la más amplia democracia". Para ello evoca el debate del Llamamiento al VI Congreso del Partido y otros procesos similares cuyos resultados, argumenta, "fueron decisivos para el fortalecimiento del consenso político de la revolución socialista".

Quizás no sea ocioso recordar que el autor de este artículo, hijo de José Ramón Machado Ventura, fue la persona designada como interventor del Centro de Estudios de América (CEA) cuando, hace ya 20 años, Raúl Castro, en el V Pleno del Comité Central, fustigó a los intelectuales que allí trabajaban y los consideró poco menos que quintacolumnistas.

Dadas las credenciales fuera de toda sospecha del articulista, resulta conveniente poner de relieve algunas de sus aseveraciones. La más llamativa es su tesis de que el texto de la conceptualización del modelo económico y social cubano "no debe entenderse como algo acabado, menos como "la teoría" (entrecomillado del autor) de la construcción del socialismo en Cuba". Aclara luego que, a partir de que esas ideas sean enriquecidas por el debate y "de su puesta en práctica" continuará "el proceso de teorización acerca de la construcción de una sociedad de orientación socialista en las condiciones cubanas".

55 años después de haber proclamado el carácter socialista de la Revolución, Darío Machado pretende convencer a los cubanos de que todavía no es tiempo de tener una teoría salida de las experiencias propias para precisar cómo debe definirse el socialismo en Cuba.

Ahora que este intelectual explica que la Conceptualización no pretende ser esa teoría es que puede comprenderse por qué en ese documento no se habla de alcanzar la primera conquista del sistema socialista, que es eliminar la explotación del hombre por el hombre, no se nos anuncia que esta es una etapa de tránsito hacia la sociedad comunista y ni siquiera se dice de forma transparente y comprensible si el país se encuentra todavía o si ya ha salido del Período Especial en tiempos de paz.

De un lado están las pretensiones de un grupo de personas de eternizarse en el poder y del otro el deseo de todo un pueblo de conquistar los derechos civiles políticos y económicos que el actual sistema reprime

Abrir el debate a todo el que quiera participar podría resultar arriesgado para quienes quieren restringir la discusión a los puntos que se refieren a "cómo construir el socialismo en Cuba". Fuera de los núcleos del Partido o de los comités de base de la UJC podría aparecer alguien cuestionando, desde posiciones marxistas, el modelo que se propone y otros, desde polos opuestos, si tiene sentido seguir en el intento.

Finalmente, Darío Machado establece un dudoso dilema, colocando de un lado "las pretensiones de reinstalar en Cuba el capitalismo dependiente" y, del otro, "la salvación de la Revolución, de nuestra independencia y soberanía". La enunciación de un dilema no significa que exista.

No hay que abusar de la imaginación para elaborar este otro. De un lado están las pretensiones de un grupo de personas de eternizarse en el poder y del otro el deseo de todo un pueblo de conquistar los derechos civiles políticos y económicos que el actual sistema reprime. La discusión de cuál es el verdadero dilema sí sería un debate provechoso.

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