APOYO
Para ayudar a 14ymedio

Una nación difícil de gobernar

Reinaldo Escobar

02 de junio 2009 - 09:06

Muchas veces me preguntan cuál es la Cuba que me imagino en el futuro. Casi sin pestañear, respondo: “Sueño con una nación difícil de gobernar”. Un país con un parlamento plural en el que cada párrafo de cada ley cueste horas de discusión y cabildeo, con muchas tendencias, con disímiles opiniones. En una nación así no se producirían votaciones unánimes ni habría líderes carismáticos arrastrando con su verbo de fáciles metáforas a seguidores incondicionales. No habría aplausos prolongados ni grandes ovaciones, pero probablemente ocurrirán rechiflas de desaprobación y abucheos de descontento.

El aprendizaje ciudadano para vivir en una nación como la que imagino probablemente será autodidacta, pues tengo la impresión de que no hay suficiente bibliografía didáctica para eso. Tenemos que aprender desde ahora las reglas del futuro.

Lo menos que se le puede pedir a una asamblea democrática es que no se pase a la etapa de la votación o aceptación consensuada de una propuesta hasta que no se hayan escuchado las diferentes ideas. Cada demanda, cada conquista tiene que ser elaborada y discutida antes de ser propuesta. Mientras más grupos, subgrupos y personas participen, mejor.

Aspirar a la unidad es una aberración, lo mismo desde el poder que desde la oposición. Hay quienes pretenden que la unidad se forje en torno a ellos, la unidad en torno a lo primero que se les ocurre, sin ponerse a pensar si eso es lo que realmente quieren todos.

Cuba está enferma y la solución a sus males no aparecerá hasta que todos los cubanos, los de dentro y los de afuera, tengan la oportunidad de discutir serenamente las tantas opciones, las muchas prioridades que se presentan. En lo personal, tengo mi propia receta que se resume en cuatro palabras: “Despenalizar la discrepancia política” ¿quién no la tiene? Pero no me atrevería a lanzar un programa, ni a señalar prioridades a un plesbicito, ni invitaría a que un coro de adeptos se sumara a mi propuesta.

Estoy completamente seguro que es necesario liberar a todos los presos políticos, pero me atrevería a asegurar que una demanda de esa naturaleza perdería en una competencia con la de poner por la libre el pan o rebajar el precio de los huevos. Daría años de mi vida por que se implantara la libertad de expresión, pero comprendo que son más los que quieren la libertad de viajar.

No me estoy poniendo burocrático ni creo que el formalismo debe detener las iniciativas espontáneas de los ciudadanos, pero no se deben quemar oportunidades. Cuando hagamos una convocatoria para reclamarle algo al gobierno, ya sea el precio de la guagua o la renuncia en pleno, consultemos primero, escuchemos a todos, redactemos de conjunto y luego tendremos derecho a decir: Nosotros queremos esto o aquello o lo otro.

102 Comentarios
Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último