¿Y si no pasa nada?
A menos de tres semanas de que comience la 1ra Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, da la impresión de que a casi nadie le interesa lo que allí ocurrirá. Quizás no hemos perdido la costumbre de que eventos de esta naturaleza vengan acompañados de vallas, afiches, spots televisivos, dedicatorias de proezas laborales y oras cosas por el estilo, quizás la sobriedad publicitaria forme parte ya de los nuevos métodos que el partido desea inaugurar con esta conferencia. No sé, lo cierto es que la falta de entusiasmo no se corresponde con la trascendencia que debería tener esta ocasión donde la generación histórica que inició este proceso, tendrá la última oportunidad para dejar en claro sus propósitos sobre el futuro de la Nación.
Como ciudadano responsable siento que tengo el deber cívico de pronunciarme, pasando antes por el trámite de superar el dilema entre darle o negarle legitimidad a las personas convocadas en la cita partidista. Lo más fácil sería declararse en vacaciones esos días y no enterarse de lo que allí se acuerde. Pero vivo en este país donde la constitución vigente establece que ese partido es el que dirige y manda y no me queda más remedio que escuchar y tener esperanzas.
El 28 de enero de 2012 es una nueva ocasión para estar atentos. No se puede descontar la posibilidad de que al delegado de Piedrecitas o a la joven secretaria de un núcleo de Magarabomba se les ocurra poner el dedo en la llaga en medio de una sesión plenaria y que por una ventana que inadvertidamente se había quedado abierta entre un viento fresco que haga despertar a todos del marasmo. Si no pasa nada, es un decir, si la aburrida unanimidad prevalece, si no aparece nadie que se atreva a decir con toda claridad “esta boca es mía” y en medio de acompasados aplausos se aprueban por aclamación los mismos conceptos que nos mantienen atados y aislados de los tiempos que corren, en fin si la Conferencia se vuelve más de lo mismo, entonces habrá que ver cómo reaccionan los que esperaban algo. Supongo que al menos no se sumen a los aplausos y que un paso más suban en la sombra, si es que a vivir no tienen miedo.