Los prejuicios que provocamos
La Habana/Bajo el grito de "Tanganica rompé cabeza con fuerza grande" un serial de la radio cubana de los años 50 inculcó a mi generación la idea de que los africanos eran rudos y violentos. Recuerdo vagamente que el personaje portador de ese sonoro nombre era una variedad de imbatible gigante con pocas luces.
Desconocía entonces que Tanganica era un lago y que en su orilla noroccidental se alzaba Bujumbura, el núcleo poblacional más grande de Burundi, que llegó a ser su capital tras la independencia en 1962. Los prejuicios de mi infancia se alimentaron años después cuando las luchas tribales entre hutus y tutsis llenaban de muertos las calles de esa ciudad en una absurda guerra fratricida.
Pero hace semanas las noticias me confunden.
Me habían hecho creer que esos burundeses era un "pueblo de salvajes" y de pronto los veo saliendo a la calle en un envidiable gesto de civismo para protestar por las intenciones del presidente Pierre Nkuruziza de reelegirse por tercera vez consecutiva (cosa que consiguió en las controvertidas elecciones del pasado 21 de julio). La oposición logró unirse aunque se mantuvieron las discrepancias entre participar o no en las elecciones y en la decisión de ocupar o no los puestos alcanzados en el parlamento.
Fue la agencia Prensa Latina quien lanzó un despacho informando que el principal líder opositor Agathon Rwasa ocuparía su puesto en la Asamblea junto a los 20 miembros de su coalición. Por su parte el líder de otro grupo opositor Charles Nditije declinó ocupar los 10 asientos que su organización conquistó en los comicios.
El diario Granma sorprendió a muchos el pasado miércoles con el siguiente comentario sobre las elecciones en Burundi:
"Siete días después de las presidenciales, la misión de observadores de Naciones Unidas concluyó que la elección no fue "libre, creíble ni inclusiva". En su informe preliminar, los veedores aseguraron que la votación estuvo marcada por la violencia y hubo obstáculos a la libertad de expresión, de reunión y de asociación. Precisaron además que "la libertad de prensa sufrió severas restricciones" y que "los medios públicos no garantizaron una cobertura equilibrada a los candidatos".
Cuál podría ser el "informe preliminar" de una comisión de observadores de las Naciones Unidas si se le permitiera presenciar un proceso eleccionario en Cuba? ¿Dirían que fue libre, creíble o inclusivo? ¿Se atreverían a asegurar que no hubo obstáculos a las libertades de expresión, de reunión y de asociación? ¿Se darían cuenta de las severas restricciones de la libertad de prensa y que los medios públicos no brindaron una cobertura equilibrada a los candidatos?
Pido disculpas a los burundeses. Nosotros hemos descendido a una escala que está por debajo de esa categoría racista de "pueblo salvaje". Estamos provocando un prejuicio peor, el de ser un pueblo domesticado.