Proceso paulatino versus voluntarismo, un asunto de metodología

Como los resultados de sus propuestas han sido los mismos, tal vez pierde sentido discutir cómo las llevaron a cabo

Los hermanos Fidel y Raúl Castro durante la última sesión del VI congreso del Partido Comunista
Fidel y Raúl Castro durante la última sesión del VI congreso del Partido Comunista. / Cubadebate

Cualquier intento de teorizar sobre las cuestiones metodológicas en la forma de gobernar suele ser desestimado cuando los resultados son los mismos.

Esa es una de las razones por las que apenas se mencionan las diferencias de método para ejercer el poder entre Fidel Castro y su hermano Raúl.

Si tuviera que definir el método fidelista lo reduciría a una sola frase: “Lo vamos a hacer al precio que sea necesario”.

El aporte del raulismo se evidencia en su intento de alcanzar “un socialismo sostenible” (y próspero) y su insistencia en avanzar “sin prisa, pero sin pausa”.

Hace ya cuatro años se reunió con un nutrido grupo de dirigentes de todos los niveles políticos y gubernamentales, a quienes les advirtió que había que eliminar el derroche y la improvisación y que era necesario “tener los pies y oídos pegados a la tierra”.

Cuando en abril de 2018 Miguel Díaz-Canel asumió por designación el cargo de presidente del Consejo de Estado, Raúl Castro aseguró que esto formaba parte de un proceso de "transferencia paulatina y ordenada”.

Si bien puede afirmarse que todo lo que ocurrió en Cuba desde 1959 hasta 2006 (sobre todo los desastres) fue fruto del indiscutible voluntarismo de Fidel Castro (que haga cada cual su lista), también puede afirmarse que el pobre resultado de las reformas que impulsó Raúl Castro desde 2008 hasta el presente se debe en gran medida a la lentitud y falta de profundidad de su aplicación.

Como los resultados han sido los mismos (me ahorro la lista), tal vez pierde sentido discutir sobre la metodología.

Pero hago esta observación: 

Si Fidel Castro hubiera aplicado la nacionalización de empresas extranjeras de forma paulatina y ordenada, y su ofensiva revolucionaria de 1968 no la hubiera decretado de un plumazo sino con los pies y los oídos en la tierra…

Si Raúl Castro, motosierra en ristre, hubiera acabado con la ineficiente empresa estatal socialista y puesto en manos privadas la economía del país, abriendo las puertas a la inversión extranjera…

Nada, que vale la pena atender a la metodología.

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