Una tragedia en varios actos
La Habana/Como cada 13 de abril, el pasado lunes un grupo de trabajadores del Sindicato del Comercio cumplieron con la tarea de llevar un ramo de flores ante una estatua de mármol. Se trata de una figura dedicada a Fe del Valle en el parque habanero del mismo nombre y ubicada en la confluencia de la céntrica esquina de Galiano y San Rafael. El sitio suele suplir la ausencia de baños públicos en la zona y a la escultura le han mutilado ambas manos.
En este mismo espacio estuvo una de las más exclusivas tiendas habaneras, El Encanto, con filiales en Varadero, Camagüey y Santiago de Cuba. Fundada en la primera mitad del siglo XX por Solís, Entrialgo y Compañía, S.A. fue una de las primeras propiedades nacionalizadas tras el proceso revolucionario.
El parque lleva ese nombre en homenaje a la empleada que falleció por estas fechas, tratando de rescatar bienes de la tienda en medio de un voraz incendio que dejó totalmente destruido el edificio y donde resultaron lesionadas además 18 personas. Las pérdidas materiales se valoraron en 20 millones de dólares. Otro trabajador de la tienda llamado Carlos González Vidal, conocido por su postura contraria a la revolución e identificado como miembro activo del Movimiento de Recuperación del Pueblo, fue hallado culpable del sabotaje y posteriormente fusilado.
Fe del Valle Ramos, cariñosamente conocida como Lula, había nacido en Remedios el 1 de agosto de 1917, trabajaba en la tienda desde los años 50 y se desempeñaba como jefa de departamento, era miembro de la Federación de Mujeres Cubanas y miliciana. Testigos de la época cuentan que ella estaba esa noche de guardia y, aunque ya se encontraba a salvo cuando llegaron los bomberos, volvió a entrar para salvar la recaudación del cuarto piso. Su cadáver fue encontrado calcinado días después del siniestro en medio de los escombros.
En ningún lugar alrededor de la escultura puede encontrarse el nombre del autor. La mujer allí representada parece más una koljosiana de los tiempos del realismo socialista que una mujer cubana trabajadora de una tienda por departamentos. Los vecinos no tienen registrada la fecha en la que sus manos fueron arrancadas y nadie siquiera sugiere los motivos, políticos, personales o religiosos que llevaron al vandalismo.
En 2016 se celebrará lo que los especialistas en efemérides denominan un aniversario cerrado de los hechos. La conmemoración de los 55 años será una oportunidad para restaurar la estatua, pero seguirán probablemente las pasiones que estuvieron detrás de cada una de los actos de esta tragedia: la confiscación, la venganza, la inmolación, la profanación...