Respuesta a… ¿Luis Machado Ordetx?

La portada de 'Ciudades en pugna', de Luis Machado Ordetx.
La portada de 'Ciudades en pugna', de Luis Machado Ordetx.
José Gabriel Barrenechea

06 de agosto 2015 - 18:11

Santa Clara/Conozco bastante a Luis Machado Ordetx como para suponer que la primera parte de lo publicado por Atrio Press no es obra suya. Al menos, el que yo conozco no caería jamás en los ruines ataques personales que abundan allí. El verdadero Machado, el abierto y caballeroso periodista con el que he compartido más de una taza de café, es el de la segunda parte del texto, donde realiza una defensa bastante estimable de su libro Ciudades en pugna. Es esta la que merece respuesta, no la primera, y es a esta a la que replicaré pronto en un más calmo, y largo, artículo.

¿Quién ha escrito, o en todo caso ha reescrito, esta sospechosa respuesta que más parece producto de alguien como Norelys Morales? Atrio Press, que espero también cuelgue esta mía, sabrá.

Repito lo que sostuve en mi reseña: el texto, en sí estimable y merecedor de un mejor destino que una editorial provincial, ha sido convertido en un monstruo por el afán de llevarlo a libro. Todos los defectos que, repito, le señala políticamente en el prólogo el propio miembro del jurado que le otorgó el premio, Félix Julio Alfonso, nacen de ese enfermizo afán.

No obstante, como es el público el mejor y único juez de la cuestión creada, opino que Machado debería colgar en su blog Ciudades en pugna. Así se solucionaría de paso el problema planteado por él de que se hable de un texto que no está al acceso de todos.

Los aristóteles deberán acostumbrarse a que sus obras o sus actitudes ya no serán más objeto de callada y vigilada adoración por el público

Es evidente que no he atacado a Luis Machado Ordetx, solo he reseñado su libro con el rigor que implica trabajar para un diario como 14ymedio. Nunca usaré a mi trabajo como una sucursal para promocionar a amigos o conocidos por encima del verdadero valor de sus obras. Si alguien esperó algo diferente, no puedo más que lamentar esas equivocadas expectativas suyas. En cuanto a mis motivos para reseñarlo, creo que son evidentes. Si normalmente reseño libros de historia, ¿cómo explicar que no pusiera bajo mi lupa al único texto historiográfico que en este año se ha publicado en la provincia en la que resido?

Deseo agregar algo más. Aunque hasta ayer en Cuba se haya vivido en lo intelectual como en la Edad Media, los tiempos han comenzado a cambiar. Las jerarquías, al menos como recurso para el acomodamiento, han llegado a su fin. Los aristóteles deberán acostumbrarse de hoy en adelante a que sus obras o sus actitudes ya no serán más objeto de callada y vigilada adoración por el público, sino solo contribuciones al continuo y consensuado proceso de construcción de la compleja realidad humana. Hay que ir acostumbrándose a las incómodas opiniones o renunciar a participar en dicho proceso.

En ninguna discusión racional los méritos pasados sirven de argumento. Puedo haber ganado cuatro premios nacionales de literatura, pero ello de nada me servirá para convencer a otros de aceptar mis posiciones, mis ideas, mi visión general o de un asunto en particular, si es que las habilidades, los conocimientos, el talento que me permitieron ganar aquellos premios no están presentes, ahora mismo, en mi argumentación.

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