Todo por una cerveza
Falta mucho para que llegue el momento de jubilarme; no obstante, he leído con detenimiento la propuesta de Ley de Seguridad Social que será discutida por el parlamento. Como muchos cubanos, decidí saltar sin red y ganarme la vida de manera freelance, pues la garantía de una futura pensión me resultaba muy lejana, comparada con los apremios económicos del presente.
Al mirar la nueva propuesta de subida de las pensiones, reparo en los simbólicos números que pretenden compensar el aumento –en cinco años– de la edad de jubilación. Leo, boquiabierta, que una educadora de preescolar que se jubile después de aplicada la nueva legislación sólo ganará treinta y cinco pesos más que otra que se pensione mañana mismo. Además de ver pospuesta la fecha de su merecido descanso, recibirá un risible aumento equivalente a 1.40 cuc.
Dicho con toda la crudeza que la situación merece: esta señora trabajará ahora cinco años más y eso le alcanzará, cuando finalmente deje su vínculo laboral, para tomarse una cerveza mensual. Tal vez a la educadora jubilada no le gusta el alcohol o su médico se lo haya prescrito, entonces podrá destinar esa “notable” subida en su renta para comprarse un tubo de pasta o un desodorante. Sería simpático y dramático a la vez si la hipotética señora se lanzara a la calle coreando la pregunta “¿Todo esto sólo para una cerveza?”.