Contagiados por las rebajas
Bajó el precio del combustible en las gasolineras y el jueves 11 pasado el Granma anunció que para abrir una línea de celular sólo se necesita ahora la mitad del dinero. No es noticia frecuente que el costo de algo descienda, así que estamos aún dudando si es sólo un regalo de Navidad o el inicio de un extensivo reajuste de precios. He tenido el sueño premonitorio –e ingenuo– que quizás esta ola de rebajas se extienda también a productos básicos como la leche, que en el mercado en pesos convertibles tiene el abusivo precio de 2.40 cuc por un litro.
Como mi hijo ya tiene trece años, desde hace seis no le toca la cuota racionada y los mercaderes ilegales –con su oferta de leche en polvo– no han tocado otra vez a mi puerta después del paso de los huracanes. Comprar el /tetra pack/ de las tiendas en divisas es un sacrificio que sólo pueden hacer unos pocos y tiene un sabor de estafa oficializada. De ahí que me gustaría recomendarle al Ministerio de Precios y Finanzas que amplíe estas rebajas a todos los productos básicos que exhiben precios prohibitivos. Cuánto desearía que nos dieran una verdadera sorpresa navideña y antes del 31 de diciembre con el salario de un obrero pueda pagarse un vaso del preciado lácteo para cada mañana.