Falta la “Y”
Las memorias se escriben al final de la vida y los diccionarios con frases de un hombre se compilan cuando se le sabe acabado, incapaz de producir nuevas ideas. Quedar reducido a las páginas de un libro, cuando una vez se tuvo el micrófono ante un millón de personas, debe ser un consuelo tan insípido como la papilla que se le administra a un enfermo. El Diccionario de pensamientos de Fidel Castro, del investigador Salomón Susi Sarfati, viene a ser entonces la despedida del locuaz líder que inundó nuestra vida –cada minuto de ella- con su incontrolada retórica.
Según una nota de Prensa Latina, “exquisito y minucioso en su selección, el autor divide el diccionario en 20 letras del alfabeto español (excepto k, q, w, x, y, z) ... “. Como tengo obsesión por esa penúltima consonante que da nombre a este Blog, me pregunto si en los más de mil 978 aforismos nunca habrá sido referido a alguien de la “Generación Y”. En esta Isla llena de Yordankas, Yohandris y Yunieskis, cómo es posible que “la esencia del pensamiento” de quien estuvo casi cincuenta años en el poder, no contenga una alusión a nosotros. Parece ser que el libro sólo recoge conceptos, no personas, lo cual lo hace para mí un muestrario de entelequias, un compendio de nociones inaprensibles.
Quizás hoy –día de su 83 cumpleaños- el orador de antaño esté ante este diccionario que han creado para halagarlo, para decirle que su obra perdurará y se leerá por los siglos de los siglos. Mirará el año de publicación y se preguntará si harán una edición ampliada con el contenido de sus próximas reflexiones. No notará que falta la “Y”, esa pequeña e insignificante letra que no le ha salido como él hubiera querido: desinteresada, altruista, disciplinada y estoica. Quizás se regodee más en la “R” de revolución o en la “I” de imperialismo, pero su magna mirada no llegará al final del abecedario. Allí, agazapada y oculta está esa letra en forma de tirapiedras, con la liga tensada en dirección al mañana.