En medio del intenso calor, los cubanos no encuentran ni un vaso de agua gratis en las calles
La Habana/Me preocupa que no se le esté dando suficiente énfasis en los medios nacionales a alertar de los peligros de esta altas temperaturas.
Me preocupa que no haya en toda la ciudad un lugar donde uno pueda tomarse un vaso de agua gratis.
Me preocupa que apenas queden fuentes activas en La Habana.
Me preocupa que tener encendido un ventilador algunas horas cada día sea un lujo que muchas familias no puedan darse.
Me preocupa que las cremas solares solo se vendan en divisas.
Me preocupa que una botella de agua embotellada cueste, muchas veces, más cara que una cerveza
Me preocupa que haya cientos de miles de cubanos que hace semanas no reciben agua a través de sus tuberías.
Me preocupa que una botella de agua embotellada cueste, muchas veces, más cara que una cerveza.
Me preocupa toda esa gente postrada que, con estas temperaturas, no tiene acceso a un pañal desechable, a unas toallas húmedas, a un mecanismo de climatización.
Me preocupa que tomarse una bebida con hielo en la calle se convierta en un exceso para el bolsillo.
Me preocupa que en los hospitales las familias tengan que llevar un abanico para refrescar al paciente.
Me preocupa que a los que trabajan de sol a sol no se les entreguen sombreros, camisas de manga larga y otros insumos para protegerse del sol.
Me preocupa que creamos que estamos acostumbrados al calor, que el trópico nos corre por la venas, y no veamos los peligros de las altas temperaturas que estamos viviendo
Me preocupa tantos árboles talados en la capital cubana, tantas plazas sin una sombra.
Me preocupa que creamos que estamos acostumbrados al calor, que el trópico nos corre por la venas, y no veamos los peligros de las altas temperaturas que estamos viviendo.
Me preocupa que tanta gente pueda estar muriendo a consecuencia de los excesos del clima y no nos enteremos.
Me preocupa que mientras la canícula hace más difícil la cotidianidad en Cuba, unos señores de guayabera sin una gota de sudor se dediquen a difundir consignas desde sus salones con aires acondicionados, a reclamar "resistencia creativa" con un mojito en la mano y a exigirnos entregar hasta la última gota de nuestro esfuerzo desde sus piscinas con sombrillas.
Me preocupa.
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