Tiananmen regresa
A la memoria pocas veces se le puede poner a dormir. Los recuerdos no entienden de permisos ni de autorizaciones, regresan y punto. Durante un cuarto de siglo el Gobierno chino ha tratado de borrar los sucesos de la plaza de Tiananmen, pero ahora los miles de jóvenes que protestan en las calles de Hong Kong los evocan. Difícil no pensar en aquel hombre con su bolsa de compras, apostado frente a un tanque, mientras se mira a esta gente que exige la dimisión de un funcionario tan servil a Pekín como impopular.
Veinticinco años intentando limpiar la historia oficial de aquel otro estallido social que terminó en la más brutal represión, no han servido de mucho. Estas calles repletas de personas pacíficas pero hartas lo demuestran. Sin embargo, también hay grandes diferencias entre la revuelta de 1989 en el gigante asiático y las actuales manifestaciones en su "región administrada especial". El cambio fundamental es que estamos siendo partícipes desde nuestro televisores, diarios digitales y redes sociales de cada momento que viven los hongkoneses. La falta de información que rodeó a las protestas en la Plaza de Tiananmen, tiene ahora su contraparte en un aluvión de tuits, fotos y videos que salen de miles de teléfonos móviles.
¿Cuántos años intentará el Gobierno de China borrar lo que hoy ocurre? ¿Cuánto reforzará el gran cortafuegos para que dentro del país no se enteren de lo que ocurre tan cerca? La represión violenta del pasado domingo sólo ha servido para agregar más determinación y un mayor número de manifestantes en las calles de la ex colonia británica. Sin embargo, a pesar de las multitudes y de las innumerables pantallas digitales que brillan en medio de la noche de Hong Kong, la memoria se obstina en regresarnos a un hombre. Un individuo que regresaba del mercado y decidió que las esteras de un tanque no iban a aplastar el civismo que le quedaba. Veinticinco años después, la realidad le ha devuelto su gesto.