Alfileres para mariposas
La Habana/Él no caza las mariposas, solo consigue los alfileres. Un amigo del barrio va al campo a atraparlas y otro les hace una cajas de madera y cristal donde quedan listas para los clientes que las compran. Atraparlas cada vez es más difícil. Las campañas de fumigación contra el mosquito Aedes aegypti, han dañado notablemente sus poblaciones y las de algunos insectos. Ahora hay que meterse campo adentro para capturarlas.
Hace un par de años los cazadores de mariposa en La Habana se iban con sus redes al parque Lenin, pero ya ni siquiera pueden hallarlas allí. Ahora deben viajar más lejos para encontrarlas. La lucha antivectorial ataca a "los malos y a los buenos". Tenemos menos transmisores del dengue, pero también menos alas coloridas revoleteando sobre nuestros jardines. ¡Qué tiempos aquellos! Tiempos en que las mariposas amarillas de Cien años de soledad no nos parecían ni magia, ni literatura.
Las mejor cotizadas en el mercado son las mariposas diurnas, de vistosos colores. Sin embargo, una moda muy reciente también cotiza en altos precios las colecciones de las llamadas despectivamente "brujas". Algunas tribus urbanas, como los "góticos", gustan de pagar por estos lepidópteros, sobre todo si llevan alas oscuras y merodean por la noche. Pero la mayoría de los cubanos siguen considerando a estas mariposas como una señal de malas noticias, anuncios necrológicos o, dicho más simplemente, indicios directos de que alguien va a morir. Pero nuestros compatriotas no son los compradores principales.
Ahora, el destino de muchas de estas mariposas es una vitrina de madera y cristal vendida a los turistas por muy poco. Alrededor de la Plaza de Armas, a escasos metros del Museo de Ciencias Naturales, se las puede comprar. Tiesas, mustias, atrapadas en el frío metal de un alfiler y mal preservadas. Su vuelo ya no es posible y el disfrute de sus alas se reduce a un pequeño grupo o a un individuo solitario y empequeñecido frente a tanta belleza.