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El abandono de la estación Mir, un proyecto espacial soviético que marcó época

Se cumplen 25 años de la desaparición de la mítica estación, que murió por falta de financiación

Vista general del Centro de Control de Misiones Rusas. / EFE/Yuri Kochetkov
EFE

28 de agosto 2024 - 16:09

Moscú/Nueva York/Hace hoy un cuarto de siglo las estepas kazajas acogieron a los cosmonautas rusos Serguéi Avdéyev y Víctor Afanásiev, y al francés Jean-Pierre Haigneré, los últimos moradores de la mítica estación Mir, un proyecto espacial soviético que marcó época y murió por falta de financiación. "Queridos amigos, hemos hecho todo lo que hemos podido, pero las circunstancias son más poderosas que nosotros. Aunque es triste, tenéis que abandonar la estación", fueron las palabras con las que Vladímir Soloviov, director del Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) de Rusia les había ordenado dejar la Mir.

Con un presupuesto espacial de apenas 3.400 millones de rublos (130 millones de dólares al tipo de cambio de entonces), la mitad de lo que gastaba India y cinco veces menos que China, Rusia no podía costear simultáneamente los gastos de la Mir (mundo y paz en ruso) y otros proyectos prioritarios. Pero en agosto de 1999 las autoridades rusas todavía abrigaban esperanzas de conseguir los recursos para mantener en órbita el ingenio de 120 toneladas de masa que había estado en funcionamiento durante más de 13 años, convertido para entonces en orgullo nacional.

"Hemos abandonado en el espacio un trozo de Rusia", se lamentó Avdéyev al volver a la Tierra

En órbita desde el 20 de febrero de 1986 y con una vida útil inicial prevista de cinco años, la Mir se preparaba para la cuenta atrás definitiva por la incapacidad de Rusia para encontrar los recursos para su mantenimiento, unos 200 millones de dólares. El entonces director general del Agencia Espacial Rusa, Yuri Kóptiev, advertía de que en aquellos tiempos el 75% de los satélites en órbita con que contaba el país ya había agotado su período de garantía, por lo que había que invertir de manera urgente en recomponer el sistema satelital, vital para la seguridad nacional.

"No me gustaría ser testigo de cómo uno de los grandes logros científicos de Rusia se convierte en un demonio sideral que en cualquier momento puede caer sobre cualquier región del planeta", dijo en su momento Kóptiev, al insistir en la necesidad de hundir la Mir de manera controlada. En su opinión, era extremadamente peligroso dilatar la jubilación de la Mir debido a que se tornaba cada vez más difícil controlarla por los fallos que experimentaba.

Después de trece años de funcionamiento en el espacio y medio año de trabajo en régimen automático, en el año 2000 la Mir recibiría desde el Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia la orden de descenso que la haría quemarse en la atmósfera, tras lo que sus restos caerían en el océano Pacífico.

Con la desaparición de Mir, se puso fin a uno de los capítulos más notables de la investigación del cosmos, que se puede resumir en 24 programas científicos internacionales (en los que participaron 130 países) y más de 190.000 experimentos realizados en sus laboratorios e instalaciones científicas.

Desde que la primera tripulación llegó a la estación, en marzo de 1986, la plataforma espacial a acogió 135 cosmonautas de once países, que realizaron un total 71 caminatas espaciales. La estación recibió 27 naves tripuladas Soyuz y 58 cargueros Progress con cerca de 150 toneladas de combustible, agua, alimentos y equipos científicos.

Además, la Mir fue importante escenario de la cooperación espacial entre Rusia y Estados Unidos, ya que en nueve ocasiones transbordadores de la Nasa se acoplaron a la estación rusa. "Hemos abandonado en el espacio un trozo de Rusia", se lamentó Avdéyev al volver a la Tierra desde la Mir, en la que acumuló una permanencia de 748 días en tres misiones.

Los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams debían regresar a la Tierra a mediados de junio

El pasado sábado, por otra parte, la Nasa comunicó que los dos astronautas de la primera misión tripulada de la nave Starliner de Boeing a la Estación Espacial Internacional (EEI), que llevan varados 80 días después de que el aparato presentara fallos, volverán en febrero de 2025 en una nave de SpaceX.

Los astronautas Barry Butch Wilmore y Sunita Suni Williams debían regresar a la Tierra a mediados de junio, una semana después de su lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy en Florida (EE UU), pero fallos en los propulsores y pequeñas fugas de helio en la Starliner impidieron su regreso.

"La Nasa ha decidido que Butch y Suni volverán con una tripulación el próximo febrero y el Starliner regresará sin tripulación", adelantó en una rueda de prensa en Houston el administrador de la agencia espacial estadounidense, Bill Nelson, dando fin a semanas de especulaciones. Nelson reconoció "errores" y afirmó que la Nasa ha colaborado con Boeing –en contacto directo con su nuevo consejero delegado, Kelly Ortberg– para obtener "los datos necesarios para tomar esta decisión" y entender las "causas de raíz" de los problemas del Starliner y "las mejoras de diseño" que necesita.

La Nasa previamente dijo que no tenía fecha de regreso para los dos astronautas y barajaba la opción de que volvieran en febrero de 2025 en una cápsula Dragon de SpaceX –en una misión llamada Crew-9–, extremo que finalmente se ha confirmado tras una reunión de los líderes de la agencia hoy para analizar datos.

Se espera que la misión de SpaceX salga el próximo 24 de septiembre desde el Centro Espacial Kennedy

Los dos astronautas "volverán a casa en una nave Dragon con otros dos miembros de la tripulación asignados a la misión de la agencia Crew-9 de SpaceX", indica un comunicado de la Nasa, que estima que el Starliner hará una "vuelta y aterrizaje seguro, controlado y autónomo a principios de septiembre". Se espera que la misión de SpaceX salga el próximo 24 de septiembre desde el Centro Espacial Kennedy. Inicialmente, iba a transportar cuatro personas pero llevará dos para dar asiento a los astronautas varados, que se incorporarán a sus tareas durante los próximos meses.

"Los vuelos espaciales son arriesgados incluso cuando son seguros y rutinarios y un vuelo de prueba, por naturaleza, no es seguro ni rutinario, así que la decisión de mantener a Butch y Suni en la EEI y traer el Boeing Starliner vacío es resultado de un compromiso con la seguridad", afirmó Nelson. Boeing, que no estuvo presente en la rueda de prensa, dijo a través de X que sigue "centrado en la seguridad de la tripulación y la nave" y está "ejecutando la misión como determinó la Nasa" y preparando el Starline para su vuelta sin tripulación.

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