A la espera de ‘Chromebit’

Google anuncia un nuevo dispositivo que se conecta a televisores modernos y los transforma en computadoras

Dos personas viendo la televisión.
En Cuba, las amas de casas pasan seis horas al día frente al televisor. (El País)
Yoani Sánchez

03 de abril 2015 - 07:15

La Habana/Él es el rey de la sala. Con su pantalla y sus bocinas, nadie aparta la vista ni lo ignora. Frente a un televisor millones de cubanos hemos llorado, reído y pasado una buena parte de nuestras vidas. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías, la relación con esa "caja tonta" podría empezar a cambiar. Los dispositivos que convierten nuestra pantalla chica en una computadora ya están aquí y son una opción para informatizar a nuestras familias.

Google se ha lanzado al mercado de los dispositivos para convertir televisores en máquinas inteligentes que ayuden a calcular, escribir, conectarse a Internet y un sinnúmero de funciones más. El artilugio que logra tal maravilla parece a la vista una memoria USB, como esas que estamos acostumbrados a pasarnos de mano en mano, para transmitir información, audiovisuales, videoclips y programas. Sin embargo, a diferencia de esas memorias flash que sirven para almacenar datos, la nueva criatura concebida en Mountain View, California, guarda en su interior el potencial de un ordenador.

En el último censo de población y vivienda, realizado en 2012, los cubanos confesaron tener 759.164 televisores en blanco y negro, mientras que había 2.922.099 de sus parientes más sofisticados con pantallas en colores en todo el país. Vale la pena decir "confesaron", porque sigue siendo una práctica muy extendida esconder de los ojos escrutadores del Estado la infraestructura tecnológica con la que se cuenta. "A la 'policía' mejor despistarla", nos enseñan en casa desde chiquitos y todas las encuestas oficiales terminarán lastradas por ese componente de suspicacia popular.

Sin embargo, se debe dar por cierto que en la mayoría de los hogares cubanos hay uno de esos "gorditos autosuficientes" que brama todo el día. Incluso en las viviendas más pobres, donde falta el suministro de agua potable y las sábanas que cubren las camas son apenas una "tela de cebolla" o no existen, hay un televisor. Toda nuestra cultura está intrínsecamente vinculada a esa caja de los milagros que deslumbró a nuestros abuelos, adoctrinó a nuestros padres y ayudará a liberar a nuestros hijos.

Hacer negocios, aprender una profesión, gestionar sus finanzas o pedir un crédito desde el mismo televisor en la sala de la casa

Un implemento que logre convertir a esa pantalla que nos habla en un equipo con el que interactuemos será un cambio necesario y masivo. ¿Y si esa ama de casa que consume un mínimo de seis horas cada día en telenovelas y reality shows tiene la posibilidad de hacer negocios, aprender una profesión, gestionar sus finanzas o pedir un crédito desde el mismo televisor que está en la sala de su casa? ¿Se podrá transformar entonces la pasividad del consumidor en la interactividad de usuario?

Google ha anunciado, en colaboración con la compañía de tecnología taiwanesa Asus, el nuevo dispositivo Chromebit que se conecta a televisores modernos y los hace funcionar como una computadora. El aparato arribará al mercado a mediados de este año y estará disponible por menos de 100 dólares, según indicó la compañía en un comunicado. Se podrá conectar a los conocidos entre nosotros como "pantallas planas" que tienen un puerto USB o HDMI.

El Chromebit sigue la saga de inventos anteriores y proveerá una versión completa del sistema operativo de Google, Chrome OS. Tendrá también la posibilidad de interactuar vía Bluetooth y wifi con otros dispositivos, además de incluir aplicaciones ya listas para empezar a funcionar, sin necesidad de conectarse a la gran telaraña mundial. O sea, funcionará muy bien con Internet, pero también sin él para los habitantes de esta "Isla de los desconectados".

Aunque las estadísticas publicadas hasta ahora no advierten de cuántos televisores con entrada USB o HDMI hay en Cuba, basta pasar unas horas en la aduana de cualquiera aeropuerto para darse cuenta del caudal de esos equipos electrodomésticos que están entrando al país. Un breve recorrido por sitios de clasificados online arrojará también la impresión de que los smart TV nos terminarán ahogando.

Las compañías de telecomunicaciones no tienen que enseñarnos a “ser libres” pero sí ofrecernos la infraestructura para cortar las cadenas por nosotros mismos

Pues bien, si Cuba reúne dos características tan afines al Chromebit –necesidad de informatizarse y una cultura televidente metida en nuestro ADN–, no debe esperarse más para que nuestra sociedad se beneficie de artilugios de este tipo. Ahora que los directivos de Google han visitado ya en dos ocasiones nuestra isla, ¿podría ser el Chromebit un proyecto a impulsar por estos lares?

Si en la ayuda humanitaria se ha logrado que prevalezca el concepto "no me regales peces, enséñame a pescar", lo mismo debería aplicar esas compañías de telecomunicaciones, que no tienen que enseñarnos a "ser libres" –eso lo llevamos en nuestra genética–, pero sí ofrecernos la infraestructura para cortar las cadenas por nosotros mismos.

"Ojalá llueva Chromebit en el campo" cubano, podríamos decir, parafraseando una conocida canción de Juan Luis Guerra.

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