La pesada 'mochila'
Un año después de su llegada, la alternativa oficial al 'paquete' audiovisual no acaba de despegar en Cuba
La Habana/El próximo mes de agosto se cumplirá un año desde la llegada de Mi Mochila, el competidor oficial del paquete semanal, a los Joven Club de Computación y Electrónica (JCCE) en la ciudad de La Habana. En todo este tiempo, la iniciativa ha debido enfrentarse a la pobre distribución, la suspicacia de los usuarios y la pereza de las instituciones, que mantienen estancado al proyecto.
Mi Mochila fue presentada por el director general de los Joven Club, Raúl Vantroi Navarro Martínez, como "un paquete con un concepto más cultural", una iniciativa para enfrentar "la chabacanería y lo banal" en la distribución alternativa de series, aplicaciones, libros, música, películas, cursos, juegos y animados que circulan de mano en mano. Los consumidores, sin embargo, no acaban de sentirse atraídos por la propuesta.
Ezequiel Riquenes tiene 17 años y vive en la provincia de Artemisa, donde forma parte de una inquieta comunidad de jóvenes que comparten materiales audiovisuales y programas informáticos. "El paquete me gusta más, primero por cuestión de tamaño, pues estamos hablando de una compilación que puede tener entre 900 gigabytes y 1 terabyte de información en cada entrega semanal", explica a este diario.
En la provincia donde vive Riquenes, Mi Mochila desembarcó el 4 de diciembre pasado, en el Joven Club del municipio principal, pero en todo este tiempo solo 67 usuarios han copiado el compendio oficial en ese local. ¿Falta de información o hay desinterés en la propuesta? "Es aburrida y el contenido cambia poco", asegura el joven. "Aunque también tiene buenas cosas, como algunas viejas series cubanas para los nostálgicos de los años ochenta".
Mi Mochila desembarcó el 4 de diciembre pasado, en el Joven Club del municipio principal, pero en todo este tiempo solo 67 usuarios han copiado el compendio oficial en ese local
Al compendio oficial, que ya ha alcanzado su edición número 15, parece costarle trabajo competir con la variedad de contenidos pirateados que circulan en el Paquete. "Le faltan muchas series norteamericanas que sí se pueden encontrar en la calle. Por otro lado, la gente quiere más programas de entretenimiento y Mi Mochila es muy seria", explica el artemiseño. A pocos metros de la casa de su familia vive un distribuidor del paquete ilegal y todo el barrio espera ansioso la compilación de cada viernes. "Aquí poca gente ve la televisión nacional", asegura el joven.
Con un tamaño que oscila entre los 300 y los 350 gigabytes, la mochila incluye una variedad de carpetasllamadas Videojuegos, Informática, Deportes, Cine, Música, Literatura, Artes escénicas, Artes plásticas, Humor, Infantiles, Servicios, Educativos y Audiovisuales. Su distribución gratuita y su disponibilidad, en todas las cabeceras provinciales, deberían convertirla en una opción difícil de emular desde el mercado ilegal de información, más precario y vigilado. Pero la realidad demuestra que, por el momento, no puede competir con su adversario.
El anti-paquete, como también se conoce popularmente, está ubicado en 35 Joven Club de todo el país y ha llegado respaldado por pancartas de colores que anuncian el nuevo servicio a las afueras de los locales de computación, además de una intensa campaña en los medios oficiales. Pero, las trabas organizativas hacen mella en su distribución.
"Cuando no es Juana es la hermana ‒explica un joven a las afueras del Joven Club de la calle Colón en la ciudad de Sancti Spíritus‒. Cada vez que he venido a copiarla pasa algo y no puedo llevármela". El centralismo, los problemas técnicos y la falta de constancia de quienes deberían ser sus principales distribuidores, han contribuido también a la poca pegada que ha tenido este compendio oficial.
"El problema es que los materiales que van a ser incluidos se deciden en La Habana, después de consultar a varias instituciones, pero aquí sólo llega cada 15 días y una vez que son aprobados allá", comentó a este diario una fuente del local de computación de Olivos II en la capital espirituana. En toda la provincia, solo 140 usuarios se han acercado al lugar para copiar este émulo del paquete que se brinda de forma gratuita desde hace meses.
El objetivo de los promotores de Mi Mochila también es frenar la circulación de materiales críticos con el Gobierno cubano
"Por otra parte el usuario que lo copia no se convierte en mensajero espontáneo de Mi Mochila, por lo que no se cumple la necesaria viralidad que necesitaría para distribuirse", asegura el empleado del lugar, que prefirió el anonimato. La compilación oficial no ha logrado crear una empatía o sinergia con el público, ni convertirse en un fenómeno difundido por los propios usuarios. No va de casa en casa, ni pasa de mano en mano, sino que tiene una vida limitada entre el Joven Club donde es copiado y el estrecho círculo familiar del usuario inicial.
El objetivo de los promotores de Mi Mochila también es frenar la circulación de materiales críticos con el Gobierno cubano. Desde programas realizados por las televisoras de la Florida, hasta documentales históricos que cuestionan al actual sistema y difunden una versión diferente de la historia.
"Está muy baja de sal, le faltan los programas de Oscar Haza, las copias de Revolico que son tan populares y todo el humor que se hace en Miami sobre Cuba... en fin, que tiene poco sabor", asegura Rodney, un habanero de 29 años que confiesa que ya no va al cine ni ve nada de la televisión cubana: "con el paquete me basta".
Los usuarios creen que a la mochila la mata el aburrimiento y lo políticamente correcto. Mientras en el paquete abundan telenovelas, reality shows y mucha televisión chatarra, la iniciativa de los Joven Club destila didactismo.
Roxana López Velázquez, ingeniera informática y especialista principal del proyecto Mi Mochila, ha asegurado a la prensa oficial que la oferta de la mochila supera a la del paquete por sus "materiales de calidad e instrucción, de difícil adquisición".
En la selección del contenido de Mi Mochila participan instituciones como el Instituto Cubano del libro, el Instituto Cubano de Cine, Radio y Televisión, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica, la Asociación Hermanos Saíz, la Fundación Ludwing de Cuba, el Consejo de Artes Escénicas, los Estudios fílmicos del MININT, el Instituto de la Música, la Biblioteca Nacional y el CITMA entre otras.
El mecanismo de consenso y confección aún no está del todo ajustado, pero sus organizadores se planean ya cómo rentabilizar el producto. Raúl Vantroi Navarro Martínez aclaró el pasado septiembre a Juventud Rebelde que Mi Mochila "se oferta, por el momento, de manera gratuita", lo cual abre la puerta a la comercialización del producto, justo cuando se inicia el cobro de servicios en varios Joven Club del país.
"Para que la gente pague por esto, tendrán que mejorar mucho y tener más materiales", indica un distribuidor del paquete en el capitalino municipio de La Lisa y que revisa la compilación oficial a "la caza" de materiales que agregar a su propia selección. Sin embargo, en su opinión, tanto la variante oficial como la ilegal tienen los días contados. "Cuando tengamos Internet, ¿a quién le van a importar el paquete o la mochila?".