Tinder convierte La Rampa en una pasarela amorosa
La Habana/"Tienes que mostrarte como un pavorreal, con todos los colores", explica Tito, de 22 años, a un amigo que acaba de descargarse en su teléfono la aplicación Tinder. La red social de citas amorosas arrasa entre los jóvenes de la Isla y está entre las más usadas en las zonas wifi, donde compite en popularidad con IMO, Facebook Messenger y Whatsapp.
"Me inscribí hace dos meses y ya he conocido a varias muchachas", cuenta a 14ymedio el joven, cuyo nombre de pila es Víctor Manuel, graduó de contabilidad y mensajero en una paladar. Cada noche, Tito se dirige hacia La Rampa para "cazar jevitas con el celular", asegura. En la foto de su perfil lleva una camiseta ajustada y una gruesa cadena de oro colgada al cuello.
El éxito de Tinder, creada en 2012 en Estados Unidos por Sean Rad, Justin Mateen, Jonathan Badeen y Ramón Denia, se debe en gran medida a que ha simplificado el acto de hacer contacto
El éxito de Tinder, creada en 2012 en Estados Unidos por Sean Rad, Justin Mateen, Jonathan Badeen y Ramón Denia, se debe en gran medida a que ha simplificado el acto de hacer contacto. A diferencia de otras herramientas de citas amorosas como OkCupid, Match, Meetic y eDarling, esta herramienta evita los largos cuestionarios y los algoritmos que buscaban afinidades entre un usuario y otro.
En su interfaz, traducida a 24 idiomas y disponible en 196 países, solo se necesita echar una mirada rápida para admitir o apartar un candidato. Tinder fue elegida en 2014 la App del Año en los premios Enter Co. Ya entonces se calculaba que tenía más de 50 millones de usuarios.
La rutina de Tito incluye revisar las fotos y pequeñas biografías de las usuarias de la red que están a su alrededor. Cuando ve un perfil que le gusta, toca la imagen con el dedo y la desliza hacia la derecha en señal de aceptación. Si la mujer hace lo mismo con su foto, entonces podrán comenzar a interactuar. Con un movimiento hacia la izquierda descarta los perfiles que no le interesan.
Las aplicaciones de citas, conquista y chats eróticos se abren paso entre los cubanos. Al principio la gente "cuadraba la caja" a través del Messenger de Facebook, se enviaba fotos calientes con Zapya o conversaba en los foros de búsqueda de pareja, pero cada vez se utilizan más servicios creados específicamente "para estos fines", cuenta José Ramón, ingeniero graduado en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI).
El informático cuenta que "ha habido varios intentos de hacer una aplicación nacional para conectar parejas, pero al final se han extendido las que tienen un alcance internacional, porque muchos cubanos quieren contactar con extranjeros o con personas que han emigrado".
En varios sitios de clasificados nacionales se encuentran anuncios de "chico busca a chica" con todas sus posibles variantes en género y número, pero José Ramón opina que la experiencia con Tinder es totalmente diferente, ya que dispara la adrenalina porque se pueden ver a los usuarios que están conectados cerca y que están buscando pareja.
“Desde que se comienza el intercambio de mensajes hasta el primer beso, puede pasar menos de media hora”
"Eso hace que desde que se comienza el intercambio de mensajes hasta el primer beso, puede pasar menos de media hora", apunta. "No hace falta ir despacio porque todo el que se ha hecho una cuenta en este servicio lo que está buscando es encontrar a alguien lo más rápido posible. Hasta los tímidos se mandan a correr", bromea.
Con el deshielo diplomático entre Cuba y Estados Unidos, muchos servicios de internet han incluido a la Isla en sus servicios. Ahora los turistas pueden reservar alojamiento a través del popular portal Airbnb, los nacionales logran descargarse utilidades desde la tienda de Google Play y las aplicaciones locales también han florecido.
Mapas del país, recomendaciones de restaurantes privados, guías de casas de alquiler y funcionalidades para la compra y venta de productos, abundan entre las creaciones de los desarrolladores nacionales. Pero Tinder ofrece algo diferente: una plataforma intuitiva y divertida para ligar, hacer citas y meterse en la cama con alguien que una hora antes era un perfecto desconocido.
Antes de tener Tinder, Tito ligaba a la vieja usanza. "Me paraba a las afueras de las discotecas o en el muro del Malecón hasta ver a alguna mujer que viniera sola". Pero, confiesa que dirigirle la palabra por primera vez le daba algo de vergüenza y era difícil romper el hielo. Ahora parece decidido mientras desliza a la derecha el perfil de una enfermera de 23 años. "Esto es como escoger el sabor del helado: a veces te sorprende un buen chocolate y otras te tienes que conformar con vainilla".
Alberto y Andrea Orlandini, autores del Diccionario del amor, publicado por la Editorial Oriente, consideran que cuando se buscan relaciones a través de la red de redes u otras herramientas digitales "el engaño es habitual" pero "no resulta excepcional hallar casos de amor auténtico que pueden terminar en un buen matrimonio".
"Solo puedo contar hasta 15", confesaba en su cuenta de Tinder una turista recién llegada a La Habana. Era una ingeniosa manera de decir que le faltaba una mano. Su sinceridad, en una red donde abundan las exageraciones sobre el físico y los retoques, le supuso varios deslizamientos a la derecha entre un grupo de jóvenes conectados en las cercanías del Pabellón Cuba.
"A veces, cuando te encuentras con la persona, ni se parece a la foto de su perfil", se queja Ana Laura, de 19 años. "Me ha pasado en varias ocasiones que el tipo era más viejo, más gordo o más feo en persona". En su cuenta, la joven se muestra con el pelo mojado, los labios pintados de un rojo intenso y con el gesto de dar un beso. Asegura que está buscando a alguien para "pasar un buen rato sin preocupaciones".
“Todo el que se abre una cuenta es porque quiere llegar a algo, porque está buscando pasar un buen rato, así que no hay que dar tantas vueltas”
Las estadísticas oficiales muestran que los cubanos cada vez piensan menos en alianzas al estilo de "hasta que la muerte nos separe". En los últimos años ha habido un descenso en las uniones legales. Entre 2014 y 2015, el número de matrimonios cayó de 63.954 a 61.902 en todo el país, mientras que los divorcios aumentaron de 32.934 a 33.174, según cifras publicadas en el Anuario Estadístico de 2015.
Tinder ha ayudado a solucionar las dificultades que genera la timidez. La aplicación hace más fácil el primer encuentro y le confiere a las citas cierto desenfado. "Todo el que se abre una cuenta es porque quiere llegar a algo, porque está buscando pasar un buen rato, así que no hay que dar tantas vueltas", asegura Tito, que ha introducido a varios amigos en el uso de la aplicación que hasta hace unos meses era prácticamente desconocida en Cuba.
"Cuanta más gente se abra una cuenta mejor, porque así se corre el rumor y vienen más materialitos para la red", especula en tono machista. Resueltos sus problemas de su timidez gracias a la app, Tito ya se ve como un conquistador y expresa su deseo de que para mediados del próximo año "Tinder sea la bombonera de La Habana".
Mary, un nombre ficticio, es peruana y este diciembre ha llegado por segunda vez a Cuba en menos de un año. Hace unos meses tuvo una intensa relación con una joven matancera residente en La Habana y desde entonces ha hecho muchas amistades en la comunidad LGBTI de la ciudad. "Los días que paso aquí voy a muchas fiestas y bebo bastante ron", comenta. Pero su gran objetivo es "buscar sexo, todo el que se pueda, en el menor tiempo posible".
Este martes, Mary desayunaba en la cafetería del hotel Habana Libre conectada con su tableta a la wifi de La Rampa. "Entro en mi cuenta de Tinder y busco a las mujeres que están más cerca, es cuestión de esperar". Su preferencia son "las mulatas delgadas", pero hace unos días conoció a "una rubia impresionante", asegura.
Hasta ahora ninguna le ha pedido dinero directamente, pero la peruana les ha hecho a todas "buenos regalos y pagado la cena"
Derecha acepta. Izquierda descarta. "Después leo más detalles de la biografía y veo si hay alguna que me guste especialmente". Hasta ahora ninguna le ha pedido dinero directamente, pero la peruana les ha hecho a todas "buenos regalos y pagado la cena".
Mary acaba de descubrir el perfil de una joven de 20 años que estudia medicina y se propone como "muy cariñosa y dispuesta a todo". La cubana también ha aceptado a la visitante y comienzan a intercambiar mensajes a través de la aplicación. Hacen una cita para verse en la esquina de 23 y M media hora más tarde.
"Es muy buena noticia que esto se esté extendiendo aquí, porque ayuda mucho a la gente que llega por primera vez y quiere conocer a otros que tienen los mismos intereses", sentencia Mary. La de este martes es su sexta cita en menos de una semana desde que llegó a la Isla. "Tengo que sacarle el máximo a cada día, porque me voy el domingo", se justifica.
A Jessica, de 28 años, le costó más de seis meses librarse de un proxeneta, o chulo, que se le había "encaramado encima". La mujer ejerce la prostitución desde hace más de un lustro y siempre había ido a su aire, pero un novio le propuso darle protección y terminó extorsionándola. Por suerte para ella, el hombre cayó en una redada por drogas y ahora está en prisión.
Jessica se ha inscrito en Tinder porque cree que podrá encontrar "otro tipo de clientes, de mejor nivel". Su perfil en la red social no dice explícitamente que sea una "trabajadora del sexo", pero en la foto lleva una ropa muy sexy, en su descripción promete "diversión sin compromiso" y añade que le gustan "las matemáticas", para sugerir que habrá una transacción monetaria. Ha logrado ya dos citas a través de la aplicación.
Mientras muchos sitios digitales con contenido crítico sobre el Gobierno están censurados, los servicios de citas funcionan sin restricciones
"No tengo que cuidarme tanto de la policía solo sentarme por aquí y conectarme a la wifi", explica. "Después quedo con la persona en algún lugar que no sea en la calle y la operación es mucho más segura", sostiene. Tiene varias amigas que están también en el negocio y les ha recomendado la herramienta. "Esto es ganancia para nosotras, porque nos permite vender la mercancía más rápido y mejor".
Las autoridades no han reaccionado al avance de Tinder entre los más jóvenes. Mientras muchos sitios digitales con contenido crítico sobre el Gobierno están censurados, los servicios de citas funcionan sin restricciones desde las zonas de conexión inalámbrica, los locales de Joven Club y los terminales públicos que ha instalado en sus oficinas la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa).
Por el momento, la aplicación es usada mayoritariamente por jóvenes de entre 16 y 30 años, con una postura más desenfadada hacia las relaciones amorosas. "Por nada del mundo me apunto en un servicio de esos", asegura Mónica de 42 años y divorciada. Su mayor miedo es que en su trabajo se enteren de que está "buscando marido por internet".
Un temor que no le pasa por la cabeza a Tito, quien ya ha seleccionado a seis posibles candidatas para su próxima cita. "Esto es increíble, antes tenía que gastar una cantidad tremenda de saliva y suela de zapato para dormir acompañado y ahora solo necesito estar aquí en La Rampa, mirando la pantalla de mi móvil".