Hasta 10 años de cárcel en un juicio ejemplarizante en Sancti Spíritus por traficar 'químico'
Televisión Cubana señala el creciente número de "mulas ciegas" que transportan paquetes de droga sin saberlo
La Habana/El Tribunal Provincial de Sancti Spíritus sentenció esta semana a cinco personas por delitos vinculados con el tráfico de drogas y “sustancias similares”. Dos características distinguen a este juicio de otros procesos ejemplarizantes realizados en las últimas semanas: la identificación –con nombre y apellidos– de los acusados y las altas condenas, de siete a diez años de cárcel, aunque difieren poco de la práctica habitual.
Se trata de Efrén Arvelio González Cruz, Moisés Enrique Ferrán Peña, Elianis Daniela Olivares López, Leroi Martínez Rignak y Henry Javier Camejo Valer, a quien las autoridades describen como una red de compraventa de drogas que se extendía por La Habana y Sancti Spíritus.
Según la Fiscalía, el tráfico comenzó en noviembre 2023, cuando González Cruz y Ferrán Peña –“este último con antecedentes penales por hurto y desobediencia”, remarcan– adquirieron droga en Centro Habana “de manos de personas no identificadas hasta el momento”, en un mercado subterráneo ubicado en la calle Concordia, entre Gervasio y Belascoaín. Su objetivo no era el consumo, sino la venta, explica Escambray.
El narcótico en cuestión era el llamado químico –un cannabinoide sintético que se ha puesto de moda en Cuba desde hace meses–, lo cual supone que las autoridades cubanas sabían desde 2023 de su existencia y características mucho antes de que su consumo fuera común, como ahora, en toda la Isla.
Olivares López y Martínez Rinak, residentes en Sancti Spíritus, compraron la droga de manos de González Cruz y Ferrán Peña, y a su vez la vendían en la barriada de Kilo 12, en Sancti Spíritus. El precio: entre 14.000 y 15.000 pesos el gramo. En la compra recibían ayuda de Camejo Valera, también espirituano.
Tras volver Olivares López de un viaje a La Habana, el 15 de junio de 2024, la Policía le confiscó casi dos kilos de 'químico'
Tras volver Olivares López de un viaje a La Habana, el 15 de junio de 2024, la Policía le confiscó casi dos kilos de químico y la detuvo junto a Camejo Valera, “quien aguardaba por el producto”.
Los cinco implicados fueron declarados culpables “de delitos relacionados con las drogas ilícitas o sustancias de efectos similares”, añade Escambray. Las penas fueron de 10 años de cárcel para Ferrán Peña, nueve para González Cruz, ocho para Martínez Rignak y Camejo Valera, y siete años para Olivares López.
Según el diario del Partido Comunista en la provincia, que llama a la droga “cannabinoide sintético MDMB”, “bomba” o “químico”, el producto “se encuentra fiscalizado internacionalmente en la lista de sustancias psicotrópicas de la Organización de Naciones Unidas, de la cual Cuba es miembro”. Por tanto, están autorizados para tomar medidas legales contra quienes lo comercien y consuman.
Escambray asegura sin ambages que el proceso fue “ejemplarizante” y que forma parte de una serie de “enfrentamientos a este fenómeno y su impacto en la sociedad”.
En más de una ocasión las autoridades cubanas han defendido tener una política de “tolerancia cero” contra el tráfico y consumo de drogas en la Isla. En la mayoría de los casos, asegura un corto reportaje del noticiero de Televisión Cubana publicado el viernes, las sustancias son introducidas en el país por personas que ni siquiera saben que las transportan.
“En los últimos tiempos existe un aumento de personas que venden sus libras [de equipaje] en el destino de origen y, sin saberlo, han traído consigo las drogas”, explica el personal de la Aduana del Aeropuerto Internacional José Martí al informativo. A este tipo de personas se les conoce como “mulas ciegas”, añaden, y suelen adquirir su carga con agencias que “les pagan por lo que están trayendo, les empaquetan el equipaje y [los viajeros] no conocen lo que traen”.
En estos casos, advierte el noticiero, la visita a la Isla puede terminar en “una amarga experiencia y tras las rejas”
En estos casos, advierte el noticiero, la visita a la Isla puede terminar en “una amarga experiencia y tras las rejas” porque –añade un empleado de la terminal– “según las normativas que existen hoy en la Aduana, todo pasajero es responsable absoluto del equipaje que porta”.
Los métodos que utilizan los traficantes, continúa, van desde esconder los estupefacientes en paquetes de café, pomos de condimentos, embutidos, comidas enlatadas y cigarros electrónicos, hasta en “pomos de medicinas que vienen sellados”. En cualquier caso, la Aduana asegura estar preparada para detectar las drogas.
En cuanto a la presencia cada vez más evidente de estupefacientes en la Isla, el informativo asegura que se debe a dos causas fundamentales: la existencia de consumidores y “la presencia de personas inescrupulosas que se ven atraídas por las ganancias fáciles que son capaces de generar”.