2024, el año de la oscuridad en Cuba

Este año que termina, el castrismo ha perdido buena parte del poco apoyo popular que le quedaba y entrará renqueante en enero. Lamentablemente, los cubanos también

Holguín ha sufrido cortes de luz muy prolongados este 2024.
Cuba ha sufrido cortes de luz muy prolongados este 2024. / 14ymedio
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30 de diciembre 2024 - 13:27

La Habana/2024 ha sido el año más difícil que han vivido los cubanos en este siglo. Todo lo que podía ir mal fue peor en estos últimos doce meses. La crisis económica, la inflación, el deterioro de los servicios básicos, la inseguridad y el éxodo migratorio han marcado el paso del día a día en la Isla. Este ha sido un tiempo de oscuridad y no solo por los constantes apagones y las tres caídas totales del sistema energético nacional, sino también porque no ha brillado ni un solo rayo de esperanza.

Mientras en las calles se hablaba de colapso, el discurso oficial definía la situación como un “complejo” escenario. A medida que crecía el número y el volumen de las voces que pedían una apertura económica, llovían desde el Gobierno las regulaciones para poner límites rígidos al sector privado y frenar el desarrollo de las mipymes. Si en las redes sociales, en las largas colas frente a los cajeros automáticos y en las mesas familiares se llegaba al consenso de la urgencia de un cambio político, la propaganda oficial insistía en la continuidad.

Con el paso de los meses, los rostros de los cubanos se fueron volviendo más largos, afloraron los huesos de las mejillas y se oscurecieron las ojeras

Con el paso de los meses, los rostros de los cubanos se fueron volviendo más largos, afloraron los huesos de las mejillas y se oscurecieron las ojeras, pero ante las cámaras de los noticieros estelares los dirigentes del Partido Comunista se hicieron más rollizos, sonrosados, sus cuellos más gruesos y sus cinturas más difíciles de abarcar por los cintos y las camisas. El divorcio entre la realidad y el grupo en el poder se hizo imposible de esconder. Esa pronunciada fractura se evidenció no solo a través del peso corporal, sino, especialmente, de las palabras.

A la caída en picada del mercado racionado, salieron al paso infinidad de declaraciones de ministros y funcionarios alegando que nadie quedaría desamparado. Si las calles se llenaban de mendigos y niños pidiendo dinero o comida, la propaganda dirigía sus focos hacia la pobreza en las democracias liberales. Cuando se abrieron las puertas y ventanas a la injerencia del Kremlin en la Isla, se elevó el tono sobre la supuesta soberanía del país. En lugar de escuchar el llanto de las madres viendo partir a sus hijos a través de Centroamérica, la prensa oficialista prefirió colocar el micrófono en la voz de otros desplazados por lejanos conflictos. Ante el aumento de la criminalidad, los voceros del régimen señalaron cualquier incidente en las calles estadounidenses o europeas. 

Dos países diametralmente diferentes habitaron este año en Cuba. Por un lado el de las farmacias vacías y los hospitales con apenas personal médico, del otro aquel que exporta sanitarios a cualquier parte del mundo y se ufana de sus novedosos fármacos. La cifra de feminicidios superó los 50 asesinatos a lo largo de 2024, pero la Federación de Mujeres Cubanas se vanagloriaba de la poca incidencia de la violencia machista en la Isla.

Si había algo que se planeaba mejorar, este año se ha estropeado aún más

A pesar de los cientos de presos políticos que siguen encerrados en las cárceles, ante los organismos internacionales La Habana mostró un talante de respeto a los derechos humanos, se erigió como juez para señalar a otros países que no le rinden pleitesía ideológica y dictó cátedra sobre las bondades de su sistema penitenciario aunque, solo en el mes de noviembre, siete reos murieron tras la rejas por situaciones que apuntan a la responsabilidad o la complicidad de sus carceleros. 

Tampoco en lo proyectado económicamente se cumplió ni una coma. Si había algo que se planeaba mejorar, este año se ha estropeado aún más. La producción de alimentos siguió derrumbándose, los campesinos respondieron con menos entregas a las presiones del monopolio estatal Acopio, los campos de cultivo se consolidaron como espacios inseguros donde los matarifes y los ladrones no dejan pegar un ojo a los guajiros. La industria casi desapareció y las cifras de turistas cayeron por debajo de las del año anterior, por primera vez desde la pandemia.

Si las anteriores navidades pensábamos que habíamos tocado fondo, estas nos muestran que aquel era un balance cargado de ingenuidad. Este diciembre parece que no hay absolutamente nada que celebrar, pero existen razones para albergar un modesto optimismo: la dictadura cubana entrará muy debilitada a 2025. A la crisis financiera y productiva debe sumarse la disminución galopante de apoyos dentro de los sectores que, hasta hace poco, la defendían ciegamente. Este año que termina, el castrismo ha perdido buena parte del poco apoyo popular que le quedaba y entrará renqueante en enero. Lamentablemente, los cubanos también.

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