De 50 pesos la libra a 180, el ají cachucha se convierte en un lujo en Cuba
La Habana
Los cubanos saben que el guiso más humilde gana personalidad propia cuando se le añaden algunos de estos chiquitos regordetes
La Habana/Ingrediente indispensable de los frijoles negros que se preparan en las cocinas cubanas, el ají cachucha da un toque peculiar a muchas recetas criollas. Su presencia en un plato refuerza los sabores y remarca el aroma, pero también está pasando a ser sinónimo de opulencia en un país donde el precio del producto se triplicó en un año.
En las tarimas del mercado del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) de la calle 17 en El Vedado, La Habana, los colores verde, naranja y rojo del ají cachucha siempre atraían a los compradores. Vendidos por libras, los cubanos saben que el guiso más humilde gana personalidad propia cuando se le añaden algunos de estos chiquitos regordetes.
Sin embargo, ni siquiera en las tarimas del EJT, una modalidad de mercado gestionada por las Fuerzas Armadas, el condimento ha frenado su subida en los últimos doce meses. De los 50 pesos que costaba una libra de ají cachucha en abril de 2023, ahora los clientes levantan las cejas y ponen los ojos como platos al leer que, por esa misma cantidad, tienen que pagar 180.
"Vengo aquí porque se supone que este mercado es más barato", comentaba este viernes una mujer que se había trasladado desde la barriada del Cerro. Los locales del EJT, creados a finales de los años 90, buscaron desde el primer momento competir con los privados y obligarlos a bajar sus precios. Los más famosos de La Habana son este de la calle 17 y el de Tulipán, en Nuevo Vedado.
"Estos mercados ya están igualitos que los otros: sueltos y sin vacunar con los precios, nadie les pone límite", se quejaba la mujer frente a la tarima de ají cachucha. Otros compradores pasaban de largo, conocedores de que el producto ya no está al alcance de sus bolsillos.
Un par de turistas se acercaron, pensando que se trataba de chiles picantes, muy similares en forma y color. "Es dulce", aclaró el comerciante, pero aún así los viajeros decidieron llevar una libra y pagaron con dos billetes con el rostro de Carlos Manuel de Céspedes. De vuelta, el vendedor les alargó un arrugado Camilo Cienfuegos que, en solitario, no alcanza para pagar ningún producto del mercado.
"Vengo cuando ya están a punto de cerrar y trato de que me rebajen los que se les han apolismado", explicó a este diario otro cliente, residente en la calle 17 a pocos metros del local. "A veces tengo suerte pero otras no, lo más que he logrado es que me bajen 20 o 30 pesos, pero ya no quieren vender la merma porque la reutilizan en adobos que luego ofrecen por botella".
En los mercados digitales que venden a los emigrados para sus familiares en la Isla, la libra de cachucha asciende a 2,60 dólares, eso sí: grandes, de tonos brillantes y empaquetados en bolsas. En esos mismos portales se comercializa un combinado para ajiaco criollo que, junto a la malanga, las mazorcas de maíz, los trozos de plátano y calabaza, contiene algunos de estos ajíes.
En esos paquetes, el cachucha viene a ser como la guinda del pastel, el señor del sabor que sellará la suerte del caldo resultante. Pero como todo rey reclama su corona, una diadema hecha de tinta y papel, conformada por esa moneda nacional de la que cada vez se necesita más cantidad para llevarse el preciado condimento a casa.