Acnur señala abusos contra refugiados venezolanos en Trinidad y Tobago, sin aludir a los cubanos

La Habana/El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) alertó este sábado de que solicitantes de asilo venezolanos en Trinidad y Tobago continúan siendo vulnerables a los abusos, la explotación y que enfrentan multitud de problemas.

La semana pasada, la Unidad de Lucha contra el Tráfico de Personas del Ministerio de Seguridad Nacional reveló que la Policía estaba investigando las denuncias de abusos presentadas por una mujer venezolana que había sido detenida en el helipuerto de Chaguaramas, noroeste de la isla de Trinidad.

Las autoridades afirmaron que tras una investigación de las denuncias no hubo indicios de abusos sexuales en el helipuerto. Por su parte, Acnur declaró que los refugiados y solicitantes de asilo "no pueden regularizar su situación migratoria, matricularse en instituciones educativas oficiales, acceder a atención médica ni trabajar legalmente".

En este sentido, hizo hincapié en que "cuando sea inevitable, los Gobiernos deben garantizar el acceso sin trabas a asistencia y asesoramiento jurídico". Asimismo, el Alto Comisionado dijo que estaba dispuesto a ayudar al Gobierno "a establecer mecanismos de acogida que ofrezcan alternativas a la detención de refugiados y migrantes".

Un total de 16.523 venezolanos recibieron por primera vez un permiso del Gobierno de Trinidad y Tobago en 2019 que les autorizaba a vivir y trabajar en el país caribeño y que fue prorrogado, pero sin cumplir las expectativas.

Según Jiménez, el problema de los refugiados cubanos comienza con la indefensión que tienen ante la propia Acnur, que no gestiona adecuadamente los casos

Por su parte, varios cubanos refugiados en el país también han denunciado las dificultades para tramitar su solicitud de asilo y la estrecha vigilancia a la que la Embajada cubana en Puerto España somete a quienes emigraron desde la Isla. Es el caso de Carlos Jiménez Vasco y su esposa, de nacionalidad rusa, Daria Jiménez.

La pareja escapó a La Habana desde San Petersburgo (Rusia) tras la invasión a Ucrania, para evitar el posible reclutamiento de Carlos, y también huyeron de Cuba tras desavenencias con su familia –afín al régimen– y la presión de la Seguridad del Estado, hacia Trinidad, el pasado 18 de abril.

Según Jiménez, el problema de los refugiados cubanos comienza con la indefensión que tienen ante la propia Acnur, que no gestiona adecuadamente los casos. Ha sido poco el avance que, tras la campaña de la pareja por hacerse notar y la atención de los medios independientes, han logrado con el proceso de asilo.

Entrevistado por este diario el pasado 24 de mayo, Jiménez notificó las condiciones precarias de refugio a las que ha estado sometido y expuso que "cada día es una nueva batalla para la supervivencia". "Aunque el Gobierno de Trinidad y Tobago firmó los convenios de la ONU sobre refugiados, no los ratificó, y por eso no los cumple", lamentó.

"Sólo palabras y nada de protección", resumía Jiménez la situación en el país caribeño. Él y su esposa sufrieron también "una estafa" por parte de quienes los hospedaban. "Tuvimos que dormir con ratas tres noches seguidas", relató entonces. Al denunciar la situación en la Living Water Community –"el brazo derecho de Acnur en Trinidad"–, los funcionarios parecieron sugerir que los propietarios de la vivienda tenían razón. Carlos los encaró y recordó que, como solicitantes de asilo, también tenían el derecho de ser tratados como seres humanos.

Hace varios días, Jiménez volvió a denunciar el estancamiento de la situación y la falta de atención de los funcionarios, a lo cual añadió la vigilancia de los agentes de la Embajada cubana. En contacto con varios refugiados de la Isla, le relataron que tenían la impresión de que Trinidad y Tobago –uno de los países aliados de Cuba en la región– practica una "política discriminatoria" con los cubanos, a quienes los servicios migratorios hacen esperar varios años antes de recibir una respuesta a su proceso.

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