Archivo Cuba acusa al Estado de aplicar terapias y fármacos para castigar a opositores
Pide una investigación sobre el caso de Otero Alcántara y la expulsión de Cuba de la Asociación Mundial de Psiquiatría
Madrid/La organización Archivo Cuba ha mostrado su preocupación por la salud mental de Luis Manuel Otero Alcántara, que lleva 24 días en el hospital Calixto García sin comunicación con sus amigos, y llama a la movilización. La ONG acusa al régimen cubano de tener un largo historial de abusos psiquiátricos y pide a la Asociación Mundial de Psiquiatría que expulse a Cuba, así como a las asociaciones médicas y psiquiátricas de países democráticos que investiguen y denuncien este tipo de maltrato.
La organización, con sede en Miami, se hace eco de distintas informaciones que sostienen que Alcántara está siendo drogado o sometido a terapia electroconvulsiva basándose en las imágenes que el Gobierno ha ido filtrando del artista en el hospital con ánimo de desacreditarlo y que, sin embargo, muestran el deterioro físico y mental del opositor.
Entre las iniciativas propuestas por Archivo Cuba también está la invitación a escribir a Miguel Díaz-Canel y pedir a la prensa internacional que ejerza presión a favor del opositor
Entre las iniciativas propuestas por Archivo Cuba también está la invitación a escribir a Miguel Díaz-Canel y pedir a la prensa internacional que ejerza presión a favor del opositor. Además, demandan a los países democráticos que exijan una evaluación médica independiente del artista y su salida del hospital en caso de estar sano, que se restablezca la comunicación con sus seres queridos, que se condicionen las relaciones bilaterales al respeto a los derechos humanos y que se exija la liberación del rapero Denis Solis y los encarcelados tras la protesta de la calle Obispo.
La organización incide en el aspecto de la salud psíquica, y para ello acompaña su comunicado de un informe en el que acusa al Estado cubano de confinar a personas sanas por razones políticas y aplicarles sustancias y terapias con fines de tortura para obtener información o, sencillamente, castigar.
Según el documento, el doctor Eduardo Prida, que fue psicólogo para el Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas de Cuba, ha relatado los nexos de estos sistemas de tortura con el régimen soviético gracias al entrenamiento de oficiales cubanos en la Lubianka (sede del KGB en Moscú) y en la Academia del Ministerio del Interior, aunque la represión mental en Rusia ya venía de la época zarista.
Los documentos de los archivos de la policía política alemana dan cuenta, tan tarde como en 1981, de la solicitud cubana de una lista de 16 drogas destinadas a desestabilizar psicológicamente a los presos que habían cometido delitos contra la seguridad del Estado, incluidas cocaína, LSD, metadona y diversos barbitúricos.
En una carta a la Stasi, el coronel cubano Lorenzo Hernando Caldeiro pide "Intercambiar criterios y experiencias en psicología" para "utilizar estas ramas de la ciencia en la lucha contra el enemigo" y confirma un acuerdo para enviar psicólogos de la Isla a varias instituciones en Alemania como parte del "Plan de trabajo de intercambio" de 1988.
El texto destaca que en 1988, Amnistía Internacional pudo visitar el pabellón Carbó Serviá del Hospital Psiquiátrico de La Habana, Mazorra, para investigar denuncias que la habían llegado y uno de los funcionarios que los recibieron negó la existencia de un segundo pabellón y les negó la entrada, aunque se sospechaba que este lugar era el que peores condiciones tenía.
'La política de la psiquiatría en la Cuba revolucionaria' incluye numerosos testimonios de torturas psiquiátricas añadidas a las condiciones de insalubridad y maltrato físico
Armando Lago, cofundador de Archivo Cuba, es coautor del libro La política de la psiquiatría en la Cuba revolucionaria, que incluye numerosos testimonios de torturas psiquiátricas añadidas a las condiciones de insalubridad y maltrato físico para personas que estaban recluidas simplemente por pintar grafitis, intentar salir de la Isla, cambiar moneda extranjera, proferir gritos contra el Gobierno o matar una vaca, entre otros.
A principios de la década de 1990, un alto ejecutivo de una importante empresa farmacéutica estadounidense reveló al director de Cuba Archive que su compañía dejó de exportar drogas a Cuba al darse cuenta de que algunas estaban siendo utilizadas para la tortura psiquiátrica.
El informe también repasa las condiciones de Mazorra, donde hay en torno a 2.500 pacientes. En enero de 2010, al menos 26 murieron de frío en esta institución, un hecho que se conoció por defensores de derechos humanos que dieron la voz de alarma y permitieron la filtración de imágenes tomadas en la morgue que muestran el pésimo estado de los internos.
Eriberto Mederos, conocido como "el enfermero" Mazorra, fue condenado en 2002 por un jurado federal en Miami por mentir en su solicitud de ciudadanía al ocultar su participación en la tortura de disidentes políticos con electrochoques cuando trabajaba como camillero en este hospital.
El libro de Lago describe 31 casos de disidentes recluidos en instituciones psiquiátricas por el plazo de 1 día y hasta 5 años. Un año después, la cifra había aumentado en ocho. Además, se documentan también casos de menores, con violaciones incluidas, o suministro de fármacos inhibidores de la voluntad.
El libro de Lago describe 31 casos de disidentes recluidos en instituciones psiquiátricas por el plazo de 1 día y hasta 5 años. Un año después, la cifra había aumentado en ocho
El informe recoge también las sospechas de algunos presos y familiares que sostienen que la comida o la bebida que les daban estaba contaminada con alguna sustancia, o haber enfermado sin causa aparente tras su paso por estos centros médicos.
El texto concluye con el análisis de varios presos que han pasado en fechas menos lejanas por experiencias de este tipo, como el presunto suicidio de Ángel Tomás Quiñones González en 1990 en el Hospital Psiquiátrico Mazorra o, el de Leandro Hidalgo Pupo, de 20 años, un talentoso estudiante de Matemáticas que fue ingresado en el mismo centro tras gritar "Abajo Fidel" durante un combate de boxeo televisado internacionalmente. No hay noticias de él desde entonces.
Mucho más reciente es el internamiento de Daniel Llorente, conocido como "el hombre de la bandera" tras aparecer con la enseña estadounidense en el desfile del 1 de mayo frente a Raúl Castro gritando "Libertad para todos". En Mazorra permaneció confinado durante once meses y en 2018 se certificó que no padecía ninguna enfermedad mental. Un año después fue deportado de manera forzosa a Guyana con la amenaza de ser "desaparecido" si regresaba.
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