Crece la desesperación de la pareja cubano-rusa que solicita el asilo político en Trinidad y Tobago
Carlos Jiménez y su esposa Daria fueron atendidos por Acnur y esperan la resolución de su petición de asilo
La Habana/La determinación y la presión en redes sociales han sido fundamentales para que el cubano Carlos Jiménez y Daria, su esposa de nacionalidad rusa, hayan logrado quedarse en Trinidad y Tobago por el momento, tras horas de espera este miércoles ante las puertas de la oficina de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en Puerto España, durante las que temieron lo peor.
"Nos van a llevar a Arima por una semana para que estemos bien lejos. Es una ciudad que está a una hora en carro. Luego supuestamente nos van a llevar a un lugar más permanente", dijo Carlos a 14ymedio la noche del martes. Ahora, se encuentran pendientes de la resolución de su proceso de asilo.
"Eso todo es por la presión en redes y por negarnos a irnos", insistió convencido. "A ellos no les conviene otro escándalo como el que hubo con los cubanos hace unos años".
"Eso todo es por la presión en redes y por negarnos a irnos", insistió convencido. "A ellos no les conviene otro escándalo como el que hubo con los cubanos hace unos años"
Ambos jóvenes escaparon de San Petersburgo, donde Carlos estaba a punto de ser reclutado por el Ejército ruso para luchar contra Ucrania, y luego de La Habana, donde tenía residencia oficial. Las contradicciones ideológicas con su familia, afín al régimen, y el acoso creciente de la Seguridad del Estado, hicieron que la pareja se pusiera nuevamente en movimiento, esta vez hacia Trinidad y Tobago, con la esperanza de ser reconocidos como refugiados.
"Cada día es una nueva batalla para la supervivencia", explicaba este martes Carlos, que había previsto las dificultades que sufrirían en el exilio, pero no la gravedad de la situación en su país de acogida. "Aunque el Gobierno de Trinidad y Tobago firmó los convenios de la ONU sobre refugiados, no los ratificó, y por eso no los cumple", lamentaba ayer, en medio de la desesperación.
El mayor temor del cubano era que los deportasen. "Eso sería para nosotros fatal porque nos separarían y enviarían a nuestros países donde no estaríamos a salvo y nos pueden arrestar", dijo.
En el caso de que Carlos fuera enviado de vuelta a La Habana, la policía política podría tomar represalias contra él, ya que, recuerda el joven, antes de abandonar el país identificó y expuso a varios agentes del régimen: Juan Carlos Fonseca, de quien afirma que "deporta a unos cubanos y les niega la entrada a otros", y Edel Alfaro Jiménez, un conocido oficial al que él puso "rostro". La pareja lamentaba la falta de celeridad de la ONU, que les estaba aportando "sólo palabras y nada de protección".
La pareja fue expulsada del lugar donde había estado viviendo hasta ayer, tras sufrir "una estafa" por parte de los propietarios. "Tuvimos que dormir con ratas tres noches seguidas", relata Carlos. Al denunciar la situación en la Living Water Community –"el brazo derecho de Acnur en Trinidad"–, los funcionarios parecieron sugerir que los propietarios de la vivienda tenían razón. Carlos los encaró y recordó que, como solicitantes de asilo, también tenían el derecho de ser tratados como seres humanos.
Algunos exiliados cubanos en Trinidad y Tobago han estado brindado ayuda y alimentos a la pareja. "No tienen mucho, pero lo que tienen lo comparten. Han hecho su vida aquí después de dejar la Isla", describe.
Carlos recurrió a su cuenta de Twitter para llamar la atención sobre su caso y presionar a la agencia. "Ellos pueden y deben ayudarnos, si todo lo que expresan públicamente no son palabras vacías y verdaderamente les importa lo que les sucede a las personas refugiadas", dijo, y añadió que su objetivo era lograr el reasentamiento de él y Daria en un país donde no corran riesgo de ser deportados.
Las opciones que ofrece Trinidad y Tobago son Canadá, Estados Unidos y Australia, pero estos países aún no se han pronunciado. Su prioridad es la salud de Daria, a quien la tensión de estos días ha afectado especialmente. "Ella no aguanta otra noche como aquellas que pasamos en la calle. Este país tiene un índice de crimen muy alto", advirtió.
Con su familia en La Habana Carlos ya no mantiene contacto alguno. Los agentes del régimen, dice, continúan atacándolos en las redes sociales. "De Cuba solo sé lo que leo en las noticias y eso ya me preocupa bastante. Vladímir Putin ya perjudicó a su pueblo y va a hacer lo mismo con el nuestro", expone.
"De Cuba solo sé lo que leo en las noticias y eso ya me preocupa bastante. Vladímir Putin ya perjudicó a su pueblo y va a hacer lo mismo con el nuestro"
El acercamiento a toda velocidad del Gobierno cubano con el Kremlin tuvo su clímax hace varios días, cuando Miguel Díaz-Canel manifestó el "apoyo incondicional" del régimen en el "enfrentamiento" de Rusia contra Occidente, a la vez que el enviado de Putin, Dmitri Chernishenko, sugería hacer "algunos cambios en la legislación de Cuba", para acomodarse mejor a la "hoja de ruta" de Moscú.
"Nosotros ya vimos a Putin destruir su propio país poco a poco", argumenta Carlos. "Esta es nuestra opinión personal, pero me parece que Raúl Castro y su marioneta –Díaz-Canel– con tal de obtener el apoyo de Putin y seguir en el poder van a entregar lo que sea, incluso la vida de cubanos. De nuevo se enriquece un pequeño grupo de oligarcas (el sistema cubano en eso es igual que el ruso) y el precio lo paga el pueblo con sangre, sudor y lágrimas. Por la posición geográfica de Cuba esta alianza es un peligro a nivel mundial. Eso es lo que quisiera yo que se entendiese a nivel de organizaciones internacionales. Cuba y Rusia son unas dictaduras muy peligrosas y capaces de cualquier cosa. Estamos todos en peligro y esas organizaciones deben asumir su responsabilidad para con nosotros".
Carlos esperaba ayer, desanimado, una pronta resolución para su caso. "Todos los funcionarios de Acnur se marchan en sus autos de lujo y nosotros seguimos aquí sin haber siquiera comido. Las únicas personas decentes aquí son algunos guardias de seguridad", lamentó, mientras seguía esperando la llamada de un representante con el que se reunió el día anterior. "Espero que pronto me vuelvan a contactar. Lo que hace falta es que las organizaciones entiendan lo urgente que es y que dependemos de su reacción". Finalmente, la esperada respuesta llegó.
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