Ocho madres sin techo y sus once hijos ocupan un taller del Estado
La humedad y las malas condiciones del inmueble, situado en la calle Villegas 417, les están pasando factura
La Habana/"Las noches son frías y húmedas, hay mosquitos, ratones y cucarachas". Pareciera que esta mujer que no quiere dar su nombre habla de una celda de castigo, pero no: se refiere al taller abandonado perteneciente a la Oficina del Historiador de La Habana que ella y otras nueve madres solteras ocuparon el pasado viernes 13 de noviembre por no tener lugar donde vivir.
"Tenemos un solo baño y hay tanto polvo que hasta los teléfonos móviles están fallando", se queja la señora, que, sin embargo, sentencia: "Vamos a quedarnos aquí hasta que todas resolvamos nuestros problemas de vivienda".
De las 10 mujeres que irrumpieron en el lugar, dos fueron reubicadas por las autoridades en locales estatales habilitados como casas de tránsito, una en una escuela desocupada en Centro Habana y la otra en una antigua bodega en la barriada de Luyanó, pero quedan ocho, una de ellas embarazada de cuatro meses, y 11 niños menores de edad.
La humedad y las malas condiciones del inmueble, situado en la calle Villegas 417, les están pasando factura. Hace solo unos días, por ejemplo, uno de los bebés, Aniel Pérez Fraga, de cinco meses, tuvo que ser ingresado en el hospital por presentar reforzamiento en los pulmones, cuenta su abuela, Iris Pinto, de 50 años.
"Los funcionarios de la Vivienda siempre dicen que van a dar una respuesta y no dan nada", cuenta Yandira Rodríguez
Ella recaló aquí, como la mayoría de estas mujeres, huyendo del peligro de un derrumbe, de esos cada vez más frecuentes en la capital cubana. "¿Hasta cuándo voy a tener a mis nietos en casas de vecinos?", se lamenta.
Del mismo edificio en riesgo de ruina, Villegas 429, también salió Yandira Rodríguez, de 33 años. Con dos hijos, uno de cinco meses y otro de cuatro, y criando a una sobrina de 12, argumenta: "No quiero morir aplastada como ya ha sucedido aquí cerca. Los funcionarios de la Vivienda siempre dicen que van a dar una respuesta y no dan nada. Lo que necesitamos son soluciones no muelas".
A Igraine Pérez, de 30 años, madre de una niña de 11, también se le estaba cayendo la casa encima: "Vine para acá porque mi solar se está derrumbando y mi familia es muy grande. Somos siete personas en un cuarto de cuatro por cuatro metros".
"Mi hija es asmática y las dos somos alérgicas. Allí había mucha humedad", dice a 14ymedio. "Somos madres desesperadas que no estamos aquí porque queremos, sino porque necesitamos casas y reclamamos los derechos que dijo el presidente para las madres solteras con hijos".
Todas estas mujeres cargan una historia pesada en los hombros. "Vivía en casa de la que era mi suegra pero al separarme de su hijo no tenía opción para vivir allí y mi mamá no me deja entrar en la casa donde nací", narra Melani Balmaseda, de 22 años de edad.
A pesar de que el taller no tiene las condiciones de una vivienda, Balmaseda se siente aliviada. "En este local nos llevamos bien, somos como una gran familia, pero hay dos con trastornos de los nervios y se alteran por la noche, así que es difícil dormir". De alguna remota manera, siente que un viejo sueño puede cumplirse: "Lo único que quiero en esta vida es tener una casa, desde los 13 años es mi único propósito".
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