Estatal y privada, la nueva cafetería Complejo Zapata y 12 no escapa a la mediocridad
Los precios tampoco son como para festejar. Una hamburguesa sencilla cuesta 150 pesos y la doble, 300
La Habana/Complejo Zapata y 12, una cafetería "todoterreno" de gestión híbrida –la administra el sector estatal tanto como el privado– no está a la altura de los elogios que, hace pocas semanas, le dedicó la prensa oficial de La Habana. El centro, que pretendía ser el buque insignia de la "reanimación gastronómica" en la capital de la Isla, lucha a brazo partido y con pocos resultados contra la mediocridad que le impone la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria.
Según la prensa oficial, el Estado "provee el local, la fuerza de trabajo y la infraestructura tecnológica, mientras que la empresa privada suministra toda la materia importada y se implica en el proceso de elaboración". Se repite la fórmula de la recientemente inaugurada Grocery del Miramar Trade Center y, antes, las sucursales de la cadena Sylvain.
Los helados del Complejo Zapata y 12 se fabrican en el propio local, combinando productos importados con otros sabores de producción nacional. Iván Ávila López, el director de la parte privada de la cafetería, aseguró que su capacidad productiva era de 400 litros diarios y cinco sabores de helado.
La realidad es otra, según constató este jueves 14ymedio. Los clientes, agobiados por la desatención de los camareros, no pueden pedir el sabor de helado que desean y tienen que soportar las excusas de los vendedores. "No hay chocolate", decía un empleado, mientras su cliente le hacía notar que estaba anunciado en el menú.
"Bueno", rectificó el trabajador, "hay, pero está demasiado duro como para bolearlo". Frustrado, el cliente tuvo que conformarse con un helado de coco, que ni siquiera estaba bien congelado.
Parsimoniosos, con mal carácter, los camareros se toman su tiempo para acudir a las mesas
"Se puede tomar", saboreaba una mujer sentada en una de las mesas blancas del lugar. "Sin embargo, no se puede decir que es un helado bueno 'de verdad'". "Lo peor", señalaba otra, "es el servicio. Y eso que en televisión dijeron que era lo más grande''.
Parsimoniosos, con mal carácter, los camareros se toman su tiempo para acudir a las mesas. Atrás quedó el dinamismo de los primeros días, cuando un escuadrón de dirigentes locales, encabezados por el primer secretario del Partido Comunista en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar, hizo acto de presencia en las instalaciones y examinó el "encadenamiento productivo" entre el Estado y la heladería privada.
Ahora, en cambio, los meseros "se demoran, no son amables y tardan en traer cualquier cosa", lamentaba un cliente, en espera de su hamburguesa, otra de las especialidades que la televisión anunció con bombo y platillo.
Los precios tampoco son como para festejar. Una hamburguesa sencilla cuesta 150 pesos y la doble, 300. Cada bola de helado, por otra parte, vale 40 pesos. Las bebidas no están bien refrigeradas y el agua, desde luego, es casi caliente. Los saleros, para colmo, fueron rellenados con sal gruesa y hay que abrir el recipiente para que sirva de algo.
Los clientes ya han sacado sus conclusiones sobre la ecuación estatal-privado: "Dicen que le pusieron complejo porque combina ambos sectores", espetaba una pareja al salir. "Pero lo único complejo aquí es lograr que te atiendan bien".
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