Familias en busca y captura del agua perdida en las calles de la capital cubana
200.000 personas están afectadas en La Habana por la profunda crisis de suministro
La Habana/Todo barrio tiene sus secretos, sus señas particulares y sus marcas. El lugar donde se encuentra la pila más baja es una de esas informaciones que puede salvar una comida, un baño y hasta la vida. Es en ese grifo, a veces a ras de suelo, donde llega primero el agua y se va de último. A veces está en el interior de la escalera de una vivienda, otras en el pasillo de una cuartería y las muchas, en la vieja toma de un hidrante venido a menos.
En medio de la profunda crisis de suministro de agua que vive La Habana, donde más de 200.000 personas están afectadas por la falta del preciado líquido, conocer el punto más cercano donde se puede ir a llenar al menos un jarrito, en la madrugada o ese día en que finalmente se bombea agua, resulta un conocimiento vital. Como en esas amplias y calurosas sabanas donde los animales tratan de llegar al único lago que les permita refrescarse y beber, en la capital cubana una pila que suelte un hilito, cuando las demás están secas, es el sueño húmedo de cualquiera.
Con paciencia, durante largos minutos y horas, los hombres llenaron pomos, envases, la jarra que luego colocarían en el refrigerador y calmaría la sed de su numerosa familia
Sentados en el portal, un par de jóvenes intentaban este martes en la tarde llenar unos cubos en los bajos de su edificio ubicado en la avenida del Malecón. Una tubería, que una vez estuvo bajo la acera pero ha ido emergiendo por la erosión del suelo y el desespero de los vecinos, soltaba un pequeño chorro. Era todo el agua que había llegado en días a una de las tantas cuarterías con vista al mar en esa calle que hace de frontera y rompeolas.
Con paciencia, durante largos minutos y horas, los hombres llenaron pomos, envases, la jarra que luego colocarían en el refrigerador y calmaría la sed de su numerosa familia. Allí mismo, también, aprovecharon para darse un baño frente a la mirada de los transeúntes. Nadie se inmutó ni se escandalizó. Encontrar agua en La Habana es una labor meritoria. Todo el que sepa dónde está ubicado el grifo más bajo de su barrio tiene más posibilidades de lavarse la boca, limpiar a un bebé o preparar una limonada.
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