Jóvenes cubanos al Papa: "Nos une la esperanza en un futuro de cambios profundos para Cuba"

El Papa Francisco frente a la juventud cubana. (14ymedio)
El Papa Francisco frente a la juventud cubana. (14ymedio)

21 de septiembre 2015 - 04:19

La Habana/(EFE).- El Papa Francisco encomendó hoy a los jóvenes de Cuba crear "amistad social" y trabajar juntos por encima de las diferencias en la "cultura del encuentro", al finalizar una intensa jornada en La Habana donde también llamó a los religiosos católicos de la isla a ser pobres y a tener misericordia.

"A ustedes, jóvenes cubanos, aunque piensen diferente, aunque tengan puntos de vista diferentes, quiero que vayan acompañados, juntos, buscando la esperanza, el futuro y la nobleza de la patria", dijo el pontífice ante centenares de muchachos y muchachas, creyentes y no creyentes, congregados a las puertas del Centro Cultural Padre Félix Varela.

Francisco los exhortó a tener los "corazones abiertos y las mentes abiertas", a hablar con el que piensa distinto buscando lo que existe en común, y también a soñar porque el joven que no lo hace "está clausurado y cerrado en sí mismo".

Antes del pontífice, intervino en nombre de los jóvenes un muchacho llamado Leonardo, que pidió al pontífice que ayude a la juventud de la isla a aceptar al que piensa diferente.

"Ayúdenos a ser jóvenes que sepamos acoger y aceptar al que piense diferente, que no nos encerremos en los conventillos de las ideologías o religiones", enfatizó Leonardo, hijo de madre católica y cuyo padre es un militante comunista que accedió a casarse por la Iglesia muchos años después del matrimonio civil.

El muchacho señaló que lo que une a la juventud cubana es "la esperanza en un futuro de cambios profundos y donde Cuba sea un hogar para todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén".

Antes de ese acto, Francisco participó en la Catedral de La Habana en la plegaria de vísperas a la que acudió un nutrido grupo de sacerdotes, religiosos, monjas y seminaristas, a quienes el Papa llamó a que sean pobres y misericordiosos y dediquen sus vidas a los que denominó los "más pequeños", los "descartes" de la humanidad.

Como hizo también ante los jóvenes, Francisco eligió improvisar una homilía en la Catedral de la capital cubana después de escuchar, consecutivamente, los testimonios del cardenal Jaime Ortega, arzobispo de la archidiócesis de La Habana, y de la hermana Yaileny Ponce Torres, Hija de la Caridad.

"Voy a darle la homilía al cardenal para que la lean y la mediten", dijo el Papa sobre el texto que tenía preparado de antemano y que decidió no leer en la ceremonia.

El pontífice optó por comentar los testimonios de pobreza y de misericordia que ambos religiosos expusieron en el oficio de vísperas celebrado en el templo y utilizó un lenguaje llano con ejemplos tomados del Evangelio o de la vida religiosa cotidiana.

Después de que Ortega declarara que la Iglesia cubana es "una Iglesia pobre" y que por eso es solidaria y fraternal, el pontífice aprovechó para comentar que lo mejor que le puede pasar a una institución religiosa que tenga el propósito de prosperar mediante sus finanzas es acabar con un administrador con poca destreza.

"Dios es tan bueno que les manda un ecónomo desastroso que les lleva a la quiebra", bromeó el Papa para a continuación recordar: "nuestra Santa Madre Iglesia es pobre, Dios la quiere pobre como quiso pobre a nuestra Santa Madre María".

Y añadió que "la pobreza era el muro y la madre de la vida consagrada, madre porque engendraba más confianza en Dios y muro porque la protegía de toda mundanidad".

Francisco desplegó este domingo una intensa agenda en La Habana, donde ofició una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución, visitó a Fidel Castro, y se reunió con su hermano, el presidente Raúl.

Desde el Palacio de la Revolución hizo un recorrido en papamóvil donde fue aclamado por los cubanos en populares calles de la ciudad, donde no olvidó saludar a sus hermanos jesuitas en la iglesia donde esa orden religiosa tiene su sede en La Habana.

Francisco hizo esa parada ante la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, en la calle Reina de la capital, donde tres niños de la comunidad de la parroquia "Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola", le dieron la bienvenida con un ramo de rosas amarillas.

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