Putin usa a Cuba en su "chantaje político" con Estados Unidos, alerta el ex general Rafael del Pino
Su objetivo sería "establecer un flujo constante de viajes a Cuba por parte de navíos aéreos y navales con capacidad de golpe convencional y nuclear"
Madrid/La llegada al puerto de La Habana del buque militar ruso Perekop, prevista para este martes, esconde otros intereses más allá del envío de ayuda humanitaria, alerta Cuba Siglo 21. Según un dossier hecho público este lunes por la organización, con sede en Madrid, y firmado por el ex general cubano Rafael del Pino, exiliado en Estados Unidos, la visita del barco, con 500 cadetes a bordo, es un primer paso en una nueva estrategia para probar a Washington.
Su objetivo sería, dice el documento titulado Cuba 2023: ¿Sacrificarnos por Putin?, "establecer un flujo constante de viajes a Cuba por parte de navíos aéreos y navales con capacidad de golpe convencional y nuclear que sirva a Putin para obtener concesiones en un teatral juego de chantaje político en el que asume el papel de 'actor irracional'".
La ONG considera que la probabilidad de que esta hipótesis se haga realidad "crece de forma directamente proporcional a las derrotas militares de Putin en Ucrania"
Para ello, respalda Cuba Siglo 21 en un comunicado, "no hace falta la masiva movilización de recursos de 1962, sino la presencia continua en Cuba de al menos una nave con capacidad de lanzar un ataque nuclear limitado, pero que provoque daños intolerables".
La ONG considera que la probabilidad de que esta hipótesis se haga realidad "crece de forma directamente proporcional a las derrotas militares de Putin en Ucrania".
Los "oligarcas" cubanos del Grupo de Administración Empresarial (Gaesa), asegura Del Pino en su dossier, "buscan acelerar –en el actual contexto de su alianza con Putin– el fortalecimiento de la Brigada de Exploración Radio Electrónica (BERE) de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM)" de las Fuerzas Armadas "mediante el mejoramiento de sus equipos y la colaboración de asesores rusos y chinos".
A cambio, La Habana permitiría la presencia de barcos rusos en sus aguas, con excusas humanitarias y económicas. "El Kremlin pudiera ser tentado de jugar el papel de un Bin Laden irracional sentado a las puertas de EE UU usando un chaleco suicida con explosivos nucleares. El chaleco no es suficiente para liquidar a su oponente, pero basta para infligir un daño significativo si no le conceden lo que solicite", expone como metáfora Del Pino.
Se trata de una estrategia, documenta el ex general, que recuerda a la sugerida en 1982 por Raúl Castro, entonces ministro de las Fuerzas Armadas, a Yuri Andropov. "Nosotros pensamos que tal vez visitas de algunos destacamentos navales soviéticos, como el que se encuentra en Cuba en estos momentos, nos ayudan", le dice Castro al entonces presidente soviético de cara a una posible agresión por parte de EE UU.
Aquella conversación, transcrita por la ONG, continúa: "Si es posible realizamos alguna maniobra conjunta. No lo publicamos, pero el enemigo se entera. Con más frecuencia. En definitiva, los barcos de ellos andan por todo el mundo incluyendo a Cuba. No violamos ninguna ley internacional o principio, ninguna norma internacional. Y pienso que visitas de delegaciones militares de alto nivel ayudan a eso, como la realizada por el compañero Orgavok, jefe del Estado Mayor General, o, más importante todavía, como la que podría realizar el compañero y amigo, Ministro de Defensa de la URSS, Mariscal de la Unión Soviética D. F. Ustinov. Este tipo de visitas, yo pienso, tendrían una gran connotación política y de seguridad para nuestro país".
Un informe anterior, publicado el pasado marzo, alertaba de los peligros de una posible alianza militar entre la Isla y Rusia
En el informe también se incluye la respuesta de Andropov: "Compañero Raúl Castro, yo empezaré por la parte más desagradable y más importante de una comunicación que tanto ustedes como nosotros tenemos que tener siempre presente. Nosotros combatir en Cuba no podemos. Sencillamente porque ustedes están a 12.000 kilómetros de nosotros [...] ¿Ir allá para que nos partan la cara? ¡No!".
En la misma línea de un informe anterior, publicado el pasado marzo, en el que alertaba de los peligros de una posible alianza militar entre la Isla y Rusia, Del Pino señala que "existe un patrón invariable de comportamiento: Moscú usa a Cuba como ficha de cambio para presionar a EE UU en favor de intereses propios, y luego la abandona si tropieza con una postura intransigente de Washington".
Por eso, pide a EE UU "impedir de manera decisiva y enérgica que la alianza militar y de inteligencia de Cuba con Rusia y China se torne más peligrosa e intolerable".
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