La pesadilla de los jóvenes cubanos

Confinados en sus casas por la pandemia, los adolescentes viven muy mal el encierro

A algunos jóvenes los padres les permiten salir, pero la mayoría pasa gran parte del tiempo en sus casas. (14ymedio)
A algunos jóvenes los padres les permiten salir, pero la mayoría pasa gran parte del tiempo en sus casas. (14ymedio)
Luz Escobar

22 de marzo 2021 - 10:07

La Habana/El sueño de Alicia Quevedo era cumplir 18 años para poder salir con sus amigas de noche, quedarse a dormir en casa del novio y que le permitieran pasar un fin de semana en la playa. El pasado 11 de enero llegó el día esperado pero, dos meses después, no ha podido aún cumplir ni uno solo de sus tres deseos. Su madre y su abuela insisten en que se quede en casa y evite las visitas innecesarias.

"El desafío de tener a los adolescentes confinados durante un año que ya dura esta crisis por el coronavirus ha sido bien duro. Los niños pequeños dan más trabajo físico, es verdad, pero a ningún adolescentes le gusta estar bajo el radar de la familia las 24 horas, se ponen muy rebeldes y ansiosos", cuenta la madre. "A veces me aflojo y le permito alguna que otra visita pero siempre muy cortas, la mayor parte del tiempo está en casa sin poder ver a sus amigos o salir con ellos", agrega.

Y claro, eso es lo que más quiere Alicia, que arde en deseos de ver a sus amigos. "Mi mamá se pasa el día vigilando lo que hago, que no fume, que no escuche esa música o no hable con tal amigo que le cae mal. En tiempos normales ella ni se enteraría de lo que hago, pero claro, ahora pasamos todo el tiempo juntas y no me quita los ojos de arriba", lamenta.

"En tiempos normales ella ni se enteraría de lo que hago, pero claro, ahora pasamos todo el tiempo juntas y no me quita los ojos de arriba"

De manera general a los padres de adolescentes se les hace complicado explicarles sobre los peligros que representa el covid porque ellos se sienten invencibles.

"Mi hija ve las noticias y sabe perfectamente, según los datos, que su rango de edad no es el más problemático y eso me dificulta mucho convencerla de quedarse en casa, tengo que ponerme dura. Incluso hablé con un psicólogo pero me dijo que eso es normal, que a esa edad es un problema hacerles seguir las actuales medidas porque ellos quieren ver a sus amigos y poder salir y de ninguna manera entienden en qué medida el distanciamiento social los ayuda a mantenerlos alejados del contagio", explicó.

Según esta madre, el especialista le recomendó hablarle claro a la joven y decirle que el problema no está en ellos, que lo importante es hacerles ver de que podrían ser portadores asintomáticos y contagiar a otros. "Le digo a ella, mira, no puedes saber si tus amigos están bien o enfermos, y si te contagias, a ti no te va a pasar nada, pero si tu abuela que tiene 76 años se enferma pudiera morir, así de duro le hablé, y todavía me reclama".

Es un consenso entre psicólogos que para los adolescentes y jóvenes estar con los amigos es lo más importante en sus vidas. Uno de estos especialistas que habló para 14ymedio –pidió mantenerse en el anonimato para no tener problema en su centro de trabajo– comentó que hay que "conversar con los muchachos" y escuchar lo que están sintiendo para "tratar de entenderlos" y que ellos vean que la familia comprende lo frustrante que es para ellos este encierro.

"De vez en cuando se puede ser flexible en alguna de las medidas, dejarlos hablar por teléfono y también pasar un rato en las redes sociales puede ayudar a que llenen ese vacío en la socialización que viven ahora mismo. Hay que buscar maneras de motivarlos en casa, con juegos de mesa en familia, ver una película o una serie juntos, actividades que involucren a todos", recomendó.

La madre se queja de que hay cosas que no ayudan tampoco porque "todos los padres no se toman en serio las medidas" y eso dificulta hacerle ver a su hija la gravedad del problema. "Hay algunos padres que no están cumpliendo con todo lo establecido y dejan a sus muchachos en la calle todo el día. ¿Entonces, qué le digo a mi hija cuando se asoma por la ventana y ve a alguno de sus amigos jugando dominó en el parque o sentados en los bancos conversando?".

Cuenta también que su hija se angustia mucho porque se está "perdiendo cosas: se perdió los 15 de su mejor amiga, la graduación de su taller de teatro y la fiesta de cumpleaños de su novio. Pero no puedo arriesgarme a que esté donde hay tantas personas porque tengo que cuidar a mi madre. Además, lo último que quiero yo ahora mismo es tener a cualquiera de la familia en un hospital".

Un sondeo realizado por Unicef a finales del año pasado muestra que la crisis del covid-19 ha tenido "un importante impacto" en la salud mental de jóvenes de Latinoamérica y el Caribe

Un sondeo realizado por Unicef a finales del año pasado muestra que la crisis del covid-19 ha tenido "un importante impacto" en la salud mental de jóvenes de Latinoamérica y el Caribe. El estudio recoge las voces de 8.444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve países de la región y desglosa los sentimientos que tuvieron que enfrentar durante los primeros meses de la pandemia, específicamente en septiembre.

El 27% de los participantes dijo sentir ansiedad y el 15% depresión en los últimos siete días mientras que un 46% reportó tener menos motivación para realizar "actividades que normalmente disfrutaba". Según el estudio la percepción que tienen los jóvenes sobre el futuro también se ha visto negativamente afectada.

Sin embargo, otros adolescentes han buscado la manera de pasar mejor el rato y, dentro de la pandemia, han encontrado motivaciones. Jennifer de la Vega está terminando ahora el duodécimo grado pero según cuenta su abuela "está ayudando a los muchachos de la secundaria" que viven en el edificio con repasos de la materia donde se considera "una especialista" y donde muchos de sus vecinos "están flojos": la matemática.

"Voy a sus casas y los ayudo a resolver los ejercicios que le ponen en las teleclases, también les explico el contenido nuevo. Es un poco como jugar a la maestra, algo que me gustaba mucho de pequeña pero ahora mis alumnos no son muñecos de peluche, sino mis amigos del edificio", cuenta la muchacha que confiesa que en la escuela sus amigos se burlaban de ella por ser "una puntualita" que siempre estaba estudiando.

"A mí además me gusta mucho leer, me he descargado varios libros en el teléfono y paso horas en eso. Yo también tengo ganas de que esto pase pero estoy aprovechando mucho el tiempo de ocio en cosas productivas para evitar volverme loca pensando en lo que me estoy perdiendo. Igual que a muchos, la llegada del coronavirus nos ha cambiado la rutina, yo he tratado de que sea para bien, no solo de mi persona, sino también de los que me rodean", sentencia Jennifer.

Los parques donde suelen reunirse los jóvenes en La Habana están vacíos. El parque Maceo, que normalmente acoge a muchachos aficionados al fútbol, lucía como un desierto este viernes por la tarde. Igual panorama se veía en el parque de los Mártires, en Infanta y San Lázaro, y también en el de Línea con L, en El Vedado. A pesar del disgusto, la mayoría de los jóvenes están en sus casas, a la espera de que termine la pesadilla.

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