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Mi primer encuentro con la Seguridad del Estado

A cambio de ser 'chivato' para la Seguridad del Estado le prometieron a Adonis Milán toda clase de beneficios en el terreno artístico

Función única de 'Máquina Hamlet' en Santiago de Cuba. (Facebook)
Adonis Milán

06 de diciembre 2017 - 15:25

La Habana/Desde hace dos años dirijo un grupo independiente llamado Perséfone Teatro. Recientemente estrenamos la obra Máquina Hamlet, del autor alemán Heiner Müller, con una puesta en escena que demuestra el paralelismo abrumador entre la antigua República Democrática Alemana (RDA) y la Cuba actual.

Viajé con esta obra a la provincia de Santiago de Cuba a dar funciones los días 24 y 25 de noviembre. Al llegar recibo la llamada telefónica de un compañero de la Seguridad del Estado preguntándome si había recibido una citación policial. Le explico que me encuentro fuera de La Habana y me dice que me llamará en cuanto regrese.

El día de la primera función en Santiago me estaban esperando en el teatro un jurado de censores pertenecientes al Consejo Provincial de las Artes Escénicas y cuadros del partido de dicha provincia. Exigían ver la obra antes de que se mostrara al público.

Tras incontables contratiempos técnicos se muestra el espectáculo a la comisión de censura, deciden por fin que las presentaciones se mantienen y alegan: "Esta es una semana muy difícil puesto que se conmemora la muerte del Comandante y cualquier cosa se podría malinterpretar o tomar como una ofensa a su memoria". A pesar de lo desgastante de esta situación para el actor y los técnicos esa noche se hace la función. Sin embargo, la obra es suspendida por la Seguridad del Estado el día siguiente: era 25 de noviembre, fecha en la que murió Fidel Castro.

"Esta es una semana muy difícil puesto que se conmemora la muerte del Comandante y cualquier cosa se podría malinterpretar o tomar como una ofensa a su memoria"

Al regresar a La Habana me entero de que la represión había tocado también la capital. Los encargados del Museo de la Disidencia, Luis Manuel Otero Alcántara y Yanelys Núñez, fueron arrestados arbitrariamente y amenazados. La policía prohibió entrar a la casa de los artistas Luis Trápaga y Lia Villares donde se iba a estrenar la obra Los enemigos del pueblo, dirigida por el cineasta Miguel Coyula y escrita por la actriz Lynn Cruz. Además, interrogan a la artista-activista Tania Bruguera y a sus invitados que estaban realizando la segunda etapa del Taller Arte Conducta.

Al segundo día de estar en la Habana el compañero de la Seguridad me vuelve a llamar, esta vez al teléfono de mi casa. Me cita a las 5:00 de la tarde en la estación de policía de Cuba y Chacón, en La Habana Vieja. Llegando a la estación me recibe un muchacho de unos veintitantos años, bien parecido y hasta amable, casi no lo podía creer, yo esperaba un troglodita.

Me conduce al segundo piso de la estación, un lugar vacío, frío y escalofriante, nada que ver con el piso de abajo atestado de policías, gentes y carteles de la revolución en las paredes. Entramos a una sala de computación donde me presenta al teniente coronel Carlos Muñoz, un hombre de mediana edad. Luego vamos al fondo de la sala donde hay una pequeña oficina. Tengo que vaciar mis bolsillos y extraen mi móvil para que no pueda grabar el interrogatorio.

Quieren saber mis relaciones con otros artistas censurados, advertirme de que Luis Manuel Otero, Yanelys Núñez, Lynn Cruz, Miguel Coyula, Lia Villares y Tania Bruguera son unos contrarrevolucionarios y que cualquier vínculo con ellos o sus espacios me traería problemas. Me advierten de que mis intereses y necesidad como artista están en peligro por verme con estos desafectos de la revolución.

Habían investigado entre mis vecinos, revisado mi muro de Facebook y hasta tenían intervenidos mis teléfonos

La razón fundamental detrás de la citación era que una semana antes repartí espontáneamente promoción de Cuba Decide en la rueda de prensa de la Bienal00, evento independiente organizado por el artista Luis Manuel Otero. Añadieron nuevamente la palabra contrarrevolución para describir la campaña Cuba Decide liderada por Rosa María Payá, a quien acusaron de “mercenaria”. Todo el tiempo trataban de rebajar a las personas que se oponen al régimen castrista, incluso desmeritaban el trabajo de los artistas opositores con burlas.

El más joven de la Seguridad me dice que había asistido a una de las funciones de mi obra Máquina Hamlet, por eso era que su rostro me era tan familiar. ¿Desde cuándo la Seguridad me está persiguiendo? Habían investigado entre mis vecinos, revisado mi muro de Facebook y hasta tenían intervenidos mis teléfonos.

Al comienzo del interrogatorio yo me había mostrado ante ellos seguro, haciendo bromas para no sentirme intimidado. Pasado algunas horas, todos mis mecanismos de defensa se desarticularon. Llegaron el miedo, el cansancio de redundar en un mismo tema y la apatía ante lo que escuchaba. Toda mi energía estaba desplomada.

Al final, lo que querían es que yo trabajara para el DSE en calidad de informante, que les diera información acerca de los artistas censurados con los cuales yo me relaciono, especialmente sobre Tania Bruguera. Deseaban que indagara sobre sus fuentes económicas porque decían que alguien en el exterior producía esas actividades disidentes, una cabeza que unía a los artistas, activistas y opositores contra el Gobierno de los Castro.

Si cumplía con su petición de ser un chivato, me proporcionarían beneficios para mi grupo de teatro y me darían un proyecto en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE), donde tendría una plantilla de actores y más adelante una sede oficial.

Si aceptaba ser un chivato, me darían beneficios para mi grupo de teatro y más adelante una sede oficial

Me pidieron que firmara un documento en el que me comprometía a trabajar para la Seguridad del Estado. Pedí que se me dejase leer el documento, a lo que respondió el teniente coronel "Si lo lees lo firmas". Ya que por mi sangre corre el teatro, se me ocurre la idea más ingenua de todas, pasar como doble agente y suministrarle información falsa a la Seguridad. Estaba jugando en una escena que no tenía nada de ficción.

Finalmente sacan el documento, en el cual tenía escrito bien grande en el encabezado ¨Juramento¨, palabra que me hizo retroceder. Pero ya era demasiado tarde o al menos así me hicieron sentir. Tuvieron que cambiar el papel, puesto que el primero lo manché de tinta porque mis manos no paraban de sudar por los nervios. Rellené la planilla, en la que me pedía datos personales y posteriormente firmé.

Después me dice el teniente coronel que él era quien atiende el Instituto del Libro y el otro compañero empezaría pronto a atender el CNAE. Expresan su desacuerdo con la obra Departures y con su directora, Nelda Castillo, y me preguntan si tengo algún tipo de vínculo con ella. Dicen que me van dar una especie de curso donde aprendería a sacarle información a las personas y quieren que les diga qué obras de teatro tienen problemas ideológicos. O sea que la represión está más allá de si eres un artista independiente o un artista que trabaja para la institución.

Se despiden de mí con un afectuoso apretón de manos, como haciéndome saber que soy parte de ellos. Antes de irme me dejan saber que lo que hablamos no puedo comunicárselo ni a mi almohada y me exhortan a hacer un teatro que no tenga nada que ver con la política. El interrogatorio ha durado unas cuatro horas.

Ya en la calle me pongo a pensar en todo, veo que jugar a doble agente no es cosa de niños y lo peligroso que puede ser

Ya en la calle me pongo a pensar en todo, veo que jugar a doble agente no es cosa de niños y lo peligroso que puede ser. Por supuesto trabajar de chivatón para la Seguridad va contra mis principios, aunque ellos crean que por ser artista, joven y gay sería fácil de manipularme. Se equivocaron. Porque no traicionaría nunca mi fe, devoción y respeto hacia el arte y a los artistas.

Nosotros los artistas somos y seremos los verdaderos revolucionarios, nosotros apostamos por una revolución de pensamiento y obra. Creemos en la libertad y el respeto a la individualidad, creemos en la verdadera democracia. Tenemos fe en el cambio.

Hace unos días, después de contarle todo esto a mi amiga la actriz Lynn Cruz, me manda este mensaje de texto: ¨Adonis querido. nadie recuerda quién gobernaba en España cuando Cervantes escribió El Quijote, pero todo el mundo sabe de quién es Don Quijote. Los gobiernos pasan pero el arte es para siempre. Judas creyó que traicionar a Cristo era cosa de un solo día, y ya ves lo que pasó. Estos son momentos de definiciones, crea, escribe, haz obra, defiende tu teatro, resiste como Carlos Celdrán, Carlos Díaz, Nelda Castillo. Todos ellos comenzaron en las salas de sus casas. La fuerza no está en el cuerpo, sino en el prodigio de las mentes. ¡Viva por siempre el arte! Te quiero mucho. Trabaja para ti y tu arte¨.

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