El ají pimiento se mudó a las tiendas en divisas en Cuba

14ymedio/Al buen pimiento se le reconoce por el olor. Basta acercar uno de estos ajíes a la nariz para sentir un aroma que supera con creces al que despide un cachucha o el sonso chay. Últimamente, en Cuba también se le distingue por sus elevados precios y por las temporadas en que desaparece de las tarimas de los mercados. 

Durante el último año, el pimiento ha jugado a las escondidas con los cubanos. En muchos mercados pequeños, ubicados en barrios pobres, y en las ofertas de los carretilleros que circulan por las calles de las ciudades, el producto ha desaparecido o, en su lugar, ha sido reemplazado por una variedad raquítica y casi insípida. 

Sin embargo, mientras falta en esos locales más humildes, gana espacio en los catálogos de sitios digitales destinados a las compras en divisas. Frescos, congelados o en conserva, el pimiento se ha mudado a las transacciones en dólares y en euros. Sus productores saben que un kilogramo vendido en moneda extranjera les reportará más ingresos que su comercialización en pesos cubanos.

El mercado Plaza Boulevard, de Sancti Spíritus, es un botón de prueba de estas idas y venidas del pimiento. Si en mayo del año pasado una libra se vendía en el céntrico local por 60 pesos, el producto alcanzó un pico de vértigo en noviembre, cuando llegó a los 200. Aunque en los primeros meses de este 2024 el precio se ha moderado un poco, hasta los actuales 100, la calidad dista mucho de su tradicional sabor y textura.

"Es un pimiento que no es pimiento", sentenciaba este sábado un comprador que se acercó a las tarimas del mercado espirituano. De un tamaño más reducido, una estructura algo torcida y una masa más delgada, el ají que se vende en el lugar parece una mala caricatura del que se exhibía hace unos años. "Lo peor es que no tiene casi sabor", resumía el cliente.

Otros comerciantes han preferido eliminar al pimiento de sus ofertas porque a los precios que pueden venderlo pocos de sus habituales compradores está dispuesto a pagarlo. Entretanto, en las tiendas online destinadas a que los migrantes cubanos compren para sus parientes en la Isla, un kilogramo del producto ronda los cinco dólares. "Frescos, limpios y de primera calidad", reza el tentador anuncio.