Alarma en Camagüey tras dos suicidios en dos calabozos policiales en 33 días

Un oficial fue condenado por negligencia en uno de los casos, pero el otro sigue sin responsables

Segunda Estación de la Policía en Camagüey donde se suicidó Michel Ramírez Acosta de 36 años. (14ymedio)
Segunda Estación de la Policía en Camagüey donde se suicidó Michel Ramírez Acosta de 36 años. (14ymedio)
Ignacio de la Paz

05 de febrero 2019 - 17:05

Camagüey/Salió de su casa el 7 de octubre de 2018 con ganas de fiesta, tomó algunos tragos y caminó por las calles de Camagüey. Esa fue su última noche con vida. Pocas horas después Michel Ramírez Acosta de 36 años, se suicidó en una celda tras ser detenido y conducido a la segunda estación de policía de la ciudad.

Su muerte se produjo apenas un mes después de la de Sandro Cepeda Benítez, también durante su arresto en la Unidad de Operaciones de los Delitos Contra la Seguridad del Estado. Y también en la ciudad de Camagüey. Dos casos demasiado cercanos en tiempo y espacio, aunque en el primero ya se ha determinado la responsabilidad de uno de sus custodios.

Ramírez Acosta se suicidó con un cordón que ajustaba su short al cuerpo. Durante la requisa inicial el subteniente de la Policía Nacional Revolucionaria, Geobel Pupo Pupo, no detectó la cuerda y lo encerró con ella en el calabozo.

Ramírez Acosta se suicidó con un cordón que ajustaba su 'short' al cuerpo. Durante la requisa inicial el subteniente de la Policía Nacional Revolucionaria, Geobel Pupo Pupo, no detectó la cuerda

La misma noche de la detención, el camagüeyano reclamó a gritos que lo liberaran y lo trasladaron a una celda de castigo, donde tampoco recibió supervisión alguna. Dos horas después se había colgado. Su viuda, Dayexis Brito, todavía busca respuestas e insiste en que su esposo "no tenía ninguna intención suicida".

A finales de diciembre, el Tribunal Militar de Camagüey dictó contra el subteniente una condena de tres años de privación de libertad en una Unidad disciplinaria del Ministerio del Interior por el delito de negligencia.

La causa ha sentado un precedente "inusual", según un alto oficial de la PNR que pidió el anonimato. "Se ha hecho de esta sentencia algo ejemplarizante para advertir a los jóvenes policías de la importancia de la revisión del detenido", agrega.

"La Orden 26 de la Dirección General de la Policía obliga a los carceleros a una minuciosa requisa de los detenidos", explica el oficial, que considera que la proximidad con el suicidio de Cepeda Benítez ha hecho saltar la alarma.

"Hemos tenido que dar algunas charlas y seminarios sobre la importancia de evaluar el estado psicológico del detenido, al menos de manera preliminar", cuenta el oficial de la PNR.

"Si es la primera vez que está arrestado, si ha ingerido alcohol o si se le ve especialmente deprimido, hay que redoblar la vigilancia. Además, el aislamiento no debe aplicarse en estos casos, porque siempre otros detenidos pueden avisar de un intento de quitarse la vida", detalla.

"Si es la primera vez que está arrestado, si ha ingerido alcohol o si se le ve especialmente deprimido, hay que redoblar la vigilancia. Además, el aislamiento no debe aplicarse en estos casos

Sandro Cepeda Benítez, un carpintero de 39 años de edad, se ahorcó en su celda el 4 de septiembre de 2018 tras dos semanas de detención por el delito de Actividad Económica Ilícita.

Cepeda Benítez vivía en el poblado de Minas y trabajaba como carpintero en la Cooperativa 17 de mayo. La policía hizo un registro en su casa y le requisó cerca de 80.000 CUP, herramientas y muebles de madera. Sus familiares afirman que durante los interrogatorios, recibió presiones para inculpar a su entorno.

El carpintero se colgó usando sus propios pantalones pero, a diferencia del caso de Ramírez nadie ha sido investigado hasta ahora por negligencia.

"El suicidio carcelario tiene una alta incidencia, especialmente entre los edades más jóvenes y entre los reclusos que llegan por primera vez a prisión", cuenta a este diario Julio Ortega, psicólogo jubilado y con tres décadas de experiencia profesional. "La presión es muy fuerte para muchos de ellos y no la pueden resistir", detalla a 14ymedio.

Ortega ha tenido varios pacientes que se han autolesionado o intentado poner fin a su vida. "Me ha tocado tratar a numerosos jóvenes que han hecho un intento de suicidio mientras estaban en el Servicio Militar Obligatorio y también a prisioneros que se cortaron las venas o intentaron ahorcarse mientras se encontraban bajo custodia".

En su experiencia, "la revisión y el cacheo del detenido antes de llevarlo al calabozo es muy importante para evitar, en buena medida, este tipo de hechos tan lamentables"

Según el psicólogo, "existe un protocolo claro en cuanto a prisiones y estaciones policiales para estos casos". En su experiencia, "la revisión y el cacheo del detenido antes de llevarlo al calabozo es muy importante para evitar, en buena medida, este tipo de hechos tan lamentables". Cinturones, cordones de atar los zapatos y cualquier instrumento filo cortante "debe ser retirado", recuerda.

Una investigación del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología de 2016 destaca que entre los factores de riesgos del suicidio se incluyen también causas institucionales. El estudio señala "las violaciones sistemáticas de los derechos fundamentales de los pacientes en centros de tratamientos de las adicciones al alcohol y otras drogas; cárceles y escuelas desorganizadas con un marcado clima de violencia".

Cuba tiene una de las tasas más altas de suicidio en América Latina con unas 14,4 muertes autoinfligidas por cada 100.000 habitantes en 2015, según la Organización Mundial de la Salud.

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